Desinfectantes para el agua y retardadores de fuego: estos son los nuevos compuestos considerados cancerígenos

agua
Imagen referencial.

La actualización de esta lista que realiza el Programa Nacional de Toxicología (NTP) de Estados Unidos, eleva a un total de 256 sustancias que se sabe, o se prevé razonablemente, que causan cáncer en humanos.


El 15º Informe sobre Carcinógenos, elaborado por el Programa Nacional de Toxicología (NTP) de Estados Unidos, sumó nuevas sustancias a su lista de productos, sustancias o químicos que pueden provocar cáncer.

Este informe acumulativo, que se realiza por mandato del Congreso estadounidense, enumera una sustancia como carcinógena humana conocida o cómo se prevé razonablemente que sea carcinógeno humano, indicando su peligro potencial.

Esta lista no incluye estimaciones del riesgo de contraer cáncer a causa de estas sustancias, porque existen muchos otros factores que contribuyen para que una persona desarrolle o no esta enfermedad. Entre ellos se incluyen la potencia cancerígena de la sustancia, el nivel y la duración de la exposición y la susceptibilidad de un individuo a la acción cancerígena de la sustancia.

Para que una sustancia se sume a este informe, primero debe ser nominada por el sector público o privado y seleccionada para su consideración. Luego se somete a una evaluación exhaustiva con numerosas oportunidades de aportes científicos y públicos.

Dentro de los nuevos carcinomas encontrados, está la infección crónica por la bacteria Helicobacter pylori (H. pylori), el trióxido de antimonio, químico retardante del fuego y seis ácidos haloacéticos (HAA) que se encuentran como subproductos de la desinfección del agua.

“El cáncer afecta la vida de casi todos, ya sea directa o indirectamente”, dijo en un comunicado Rick Woychik, director del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental y NTP. “Dado que la identificación de carcinógenos es un paso clave en la prevención del cáncer, la publicación del informe representa una importante actividad gubernamental para mejorar la salud pública”, agregó.

Infección crónica por H. pylori

H. pylories es una bacteria que está presente en una gran mayoría de la flora intestinal de las personas y está presente en la saliva, la placa dental y en las deposiciones de las personas afectadas, y podría ser que la exposición a éstas sea parte del mecanismo de contagio.

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Recreación artística de H. pylori.

De acuerdo al documento, ha demostrado que en ciertas condiciones genera una inflamación crónica, y que tiene cierto grado patogenicidad, o sea que no es una bacteria que ayude, sino que genera una respuesta inmune inflamatoria.

Eso “significa que hay una reacción del cuerpo en contra esa bacteria constante, eso hace que se produzca una inflamación crónica y esa, o cualquier inflamación crónica produce daño de los tejidos y ese daño puede producir cáncer”, explica Dr. Flavio Salazar, investigador Instituto de Ciencias Biomédicas ICBM de la Facultad de Medicina y vicerrector de Investigación de la U. de Chile.

La mayor parte de las infecciones por esta bacteria son asintomáticas. “Sin embargo, en algunas personas puede producir gastritis, úlceras pépticas en el estómago o algunos tipo de cáncer, como el de estómago (cáncer gástrico ) o un tipo de linfoma asociado a las mucosas (denominado linfoma MALT por sus siglas en inglés)”, explica Dr. Javier Quilodrán, oncólogo Clínica Alemana.

La infección ocurre principalmente por contacto de persona a persona, especialmente en condiciones de vivienda hacinadas, y puede ocurrir al beber agua de pozo contaminada con H. pylori. Aunque se ha demostrado que la infección varía mucho de país en país, con áreas geográficas donde es más frecuente, no se ha identificado características que hagan a una persona más susceptible que otra, “sin embargo parece que la exposición a antibióticos y mejores condiciones de salud hace que algunas áreas tengan menos casos”, agrega el especialista.

El tratamiento para esta infección incluye terapia antibiótica combinada (para evitar generar resistencia a un antibiótico específico) asociado a un fármaco inhibidor de la bomba de protones, como el omeprazol, que busca erradicar la bacteria para evitar los síntomas asociados a por ejemplo, gastritis, o los riesgos de un cáncer que puede ser gástrico o linfoma.

Trióxido de antimonio

El trióxido de antimonio se utiliza principalmente como componente de retardadores de llama en plásticos, textiles y otros productos de consumo. La exposición más alta ocurre entre los trabajadores que producen la sustancia o la usan para fabricar retardadores de fuego.

En general todos los elementos tóxicos funcionan a través de una acción sobre las células del organismo. “O sea las células del organismo tienen un material genético DNA que les indica cuando tienen que dividirse, cuando tienen que cumplir sus funciones, etc. Pero resulta las sustancias tóxicas alteran el material genético y producen mutación” explica Salazar.

Entonces de alguna forma estas sustancias tóxicas como en el caso del trióxido de antimonio transforman células normales en células tumorales, “y en general existe dosis mínimas para generar peligro, por lo tanto la concentración y el tiempo de exposición son fundamentales” agrega el investigador de ICBM.

Las personas también están potencialmente expuestas a niveles bajos de trióxido de antimonio al respirar aire exterior contaminado o polvo por el desgaste de productos de consumo tratados con retardante de llama, como alfombras y muebles. Siendo las agencias estatales y públicas son las encargadas de limitar la exposición a la sustancia en el lugar de trabajo y el medio ambiente mediante regulaciones.

Ácidos haloacéticos (HAA) encontrados como subproductos de la desinfección del agua

Los HAA se forman durante la desinfección del agua que se utiliza para beber o el baño a partir de una reacción entre los agentes desinfectantes a base de cloro y la materia orgánica en la fuente de agua.

Las mejoras en la tecnología de desinfección, como los métodos de filtración, pueden reducir los niveles de HAA en el agua potable.

Por lo tanto, a medida que se van detectando nuevos elementos que puedes ser potencialmente cancerígenos, el Dr. Flavio señala, que estos se agregan a la sistematización de estos productos, en este caso el tratamiento del agua potable, y es responsabilidad de las autoridades el velar por el monitoreo de estas sustancias y de que las personas no tengan riesgo de tener cáncer por su consumo en altas cantidades.

“Estas medidas son de salud publica, son los Estados quienes que establecer políticas para no exponer a su población”, agrega.

Los siguientes seis HAA se incluyen en el informe:

  • Ácido bromocloroacético (BCA)
  • Ácido bromodicloroacético (BDCA)
  • Ácido clorodibromoacético (CDBA)
  • Ácido dibromoacético (DBA)
  • Ácido dicloroacético (DCA)
  • Ácido tribromoacético (TBA)

Según los servicios de salud de Canadá, la concentración máxima aceptable para el total de HAA en el agua potable es de 0,08 miligramos por litro, basado en un promedio anual corriente de ubicación de un mínimo de muestras trimestrales tomadas en los sistemas de distribución.

Otras sustancias conocidas

Otras sustancias carcinógenas conocidas también se encuentran en la lista son los ácidos aristolóquico que han demostrado que causa altas tasas de cáncer de vejiga o del tracto urinario superior entre personas con enfermedad renal o que consumieron productos botánicos que contienen ácidos aristolóquicos.

Los ácidos aristolóquicos son una familia de ácidos que se encuentran naturalmente en algunas especies de plantas. A pesar de una advertencia emitida en 2001 por la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA, su sigla en inglés) que aconsejaba a los consumidores que dejaran de usar cualquier producto botánico que contenga esta sustancia, aún se pueden comprar en Internet y en el extranjero, y se pueden encontrar como contaminantes en productos herbales utilizados para tratar una variedad de síntomas y enfermedades, como artritis, gota e inflamación.

Aristolochia clematitis, planta que contiene ácidos aristolóquicos.

Otra es el formaldehído, que se incluyó por primera vez en el segundo informe sobre carcinógenos como una sustancia que se esperaba razonablemente que fuera carcinógena humana, después de que los estudios de laboratorio mostraran que causaba cáncer nasal en ratas.

En la actualidad, existe suficiente evidencia de estudios en humanos para demostrar que las personas con mayores medidas de exposición al formaldehído tienen un mayor riesgo de ciertos tipos de cánceres raros , incluido el nasofaríngeo (el nasofaringe es la parte superior de la garganta detrás de la nariz), nasosinusal, así como un cáncer específico de los glóbulos blancos conocida como leucemia mieloide.

El formaldehído es un químico incoloro, inflamable y de olor fuerte que se usa ampliamente para fabricar resinas para artículos domésticos, como productos de madera compuesta, revestimientos de productos de papel, plásticos, fibras sintéticas y acabados textiles. El formaldehído también se usa comúnmente como conservante en laboratorios médicos, depósitos de cadáveres y algunos productos de consumo, incluidos algunos productos para alisar el cabello.

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