Las emociones son reacciones que están presentes a lo largo de nuestras vidas. Si bien, estas siempre están presentes y son habituales de experienciar durante la rutina, es muy probable que no sepas cómo estas se desencadenan.

Frente a esa pregunta que seguramente te has planteado muchas veces, la neuróloga infantil Lorena Llobenes, quien estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires, explicó en sencillo cómo ocurre este proceso desde el ámbito de la ciencia y la salud mental.

Así es el proceso de cómo se desencadenan las emociones, explicado por una neuróloga. Foto: referencial.

Cómo es el proceso y en qué consiste el sistema de defensa

Durante una charla en el evento Experiencia IDEA Management, a la cual asistió Infobae, la especialista presentó una interrogante que no pasó desapercibida: “Dime cómo regulas tus emociones y te diré quién eres”.

Llobenes explicó que estas tienen una relación directa con cómo las personas reaccionamos a distintas amenazas.

Bajo esta línea, enumeró tres principales motivaciones en este ámbito, las cuales están asociadas al sistema nervioso y cerebral.

En primer lugar está el sistema de defensa, que en el fondo no es más que un algoritmo y como cualquier algoritmo necesita un estímulo. Ese estímulo va a desencadenar un patrón o una forma de responder que consta en la capacidad que tenemos de ir detectando amenazas y de dar respuestas para poder protegernos”, dijo en declaraciones reunidas por el citado medio.

Dicho sistema permite identificar amenazas tanto físicas como psicológicas, a través de emociones como el miedo, el enojo, el asco o la vergüenza frente a una situación en particular, por nombrar algunas.

A raíz de aquello, según la neuróloga, se desatan tendencias a actuar, las cuales pueden ir desde combatir, hasta la huída y la paralización.

Así es el proceso de cómo se desencadenan las emociones, explicado por una neuróloga. Foto: referencial.

“Cuando hablamos de luchar, por ejemplo, hay personas que cuando se sienten amenazadas se ponen muy agresivas. Si bien todos tendemos a usar todo, siempre hay una que usamos mucho más por default. Después está la otra, que es la huida. Muchas personas son evitativas de los conflictos. Enseguida que se arma algo en una reunión, dicen, me tengo que ir, tengo otra reunión, tengo otra cosa, tienden a huir. Y otras tienden a paralizarse”, explicó Llobenes.

Respecto al funcionamiento de este sistema de defensa, detalló que la adrenalina y el cortisol cumplen con un rol clave, ya que “nos preparan para luchar, huir”. En ese sentido, precisó que la primera aumenta la frecuencia cardíaca, la respiratoria, hace una redistribución del flujo digestivo, eleva el diámetro de las pupilas para poder ver mejor y todo esto claramente es súper útil, porque si queremos evitar una amenaza necesitamos estresarnos”.

Aún así, se espera que ese tipo de estrés —conocido como agudo— se reduzca después de desatarse, para así volver al estado anterior. En caso de que se mantenga por un periodo extendido de tiempo sin bajar, se podría entrar en un cuadro de estrés crónico, el cual puede provocar múltiples complicaciones en la salud.

“Genera en el cuerpo una taquicardia que era fisiológica inicialmente y se puede transformar en una arritmia. Este aumento transitorio de la tensión arterial se puede transformar en una hipertensión arterial, en colon irritable, migrañas, y en un montón de condiciones que muchos suelen conocer”, alertó la neuróloga durante su charla, para luego agregar que un cuadro con esas características puede tener efectos tanto a nivel físico como cognitivo.

Así es el proceso de cómo se desencadenan las emociones, explicado por una neuróloga. Foto: referencial.

Búsqueda y recompensa

La segunda motivación descrita por la experta es la del concepto de búsqueda y recompensa.

Sobre el primer concepto, explicó que buscar recursos es clave para la sobrevivencia del ser humano. Factores como la comida y la vivienda entran en esta categoría, pero también lo hacen otras como perseguir el estatus o —en ciertos casos— una pareja.

“¿Qué pasa? ¿Qué emociones, qué familia de emociones emergen acá?”, se cuestionó la argentina, para después responder que “en general son emociones positivas”.

“Tenemos vitalidad, excitación, queremos ir en busca de aquello que consideramos que es un valor, que es importante para nosotros. Entonces estas emociones nos están avisando en cierta forma que estamos acá, como en la búsqueda de algún logro, de algo importante para nosotros”.

Cuando ya hay una búsqueda, aparece un comportamiento que se manifiesta como una tendencia a actuar, el cual interpreta que más es mejor. En otras palabras, una vez que se obtiene un elemento que se desea, el sistema nervioso activa lo que se denomina como sistema de recompensa, el cual quiere volver a hacer esa conducta que se necesita para la supervivencia.

“Se activa este sistema de recompensa que libera dopamina, pero que puede tener como consecuencia, tal vez, algunas adicciones. Una puede ser la adicción al trabajo, por ejemplo, quiero un logro, quiero un título, quiero otro título. Me compro un auto, después pasa un tiempo y quiero otro auto”, alertó según Infobae.

Así es el proceso de cómo se desencadenan las emociones, explicado por una neuróloga. Foto: referencial.

La importancia del sistema de cuidado

Junto con el sistema de defensa, y el de búsqueda y recompensa, se encuentra el de cuidado y seguridad.

Su función claramente es el descanso, la digestión, la restauración, la reparación y el crecimiento. No es una fisiología muy activante, sino que es una fisiología que tiende a generar cierta estabilidad en el cuerpo, crecer, reparar, recuperar”.

La especialista recalcó que tanto los gestos, como las miradas y el tono de voz que se utiliza tienen efectos directos en este ámbito. Asimismo, a diferencia de los dos mencionados anteriormente, “las hormonas que están en juego acá tienen que ver con la oxitocina y la endorfina”.

“Entonces, el mismo sistema que promueve los vínculos seguros y confiables es el que nos lleva a la salud física, es decir, a la recuperación y al crecimiento. Y esto es muy importante, porque en cada interacción que ustedes tienen con el otro, tienen la capacidad de estar dándole salud y de estar recibiendo salud en la misma interacción”.

Así es el proceso de cómo se desencadenan las emociones, explicado por una neuróloga. Foto: referencial.

Las conclusiones de la experta

Dicho esto, no es de sorprender que te estés preguntando cuál de estos tres sistemas es más importante. Respecto a esa duda, la neuróloga argentina subrayó que lo ideal es que los tres estén en equilibrio, ya que cada uno cumple con un rol fundamental.

Pero, ¿cómo lograrlo?

“La mente se puede entrenar, al igual que el cuerpo. Solo que muchas veces no se está acostumbrado”, sugirió Llobenes.

“Hoy en día se conocen distintos ejercicios y se tiene muy en claro que con una disciplina llamada neurociencias contemplativas, se puede ver cómo cada ejercicio estimula y genera neuroplasticidad en distintas áreas cerebrales, con lo cual es posible entrenar esta capacidad”.

Al final de su presentación en el evento, la neuróloga de la Universidad de Buenos Aires sentenció que para mejorar la salud mental “es necesario y fundamental, cultivar la compasión en nosotros mismos, en todas las relaciones, en las organizaciones y también, por qué no, en el planeta”.