Así como el año pasado Deadpool llegó para entregar una refrescante película de superhéroes a la vez que se reía a mandíbula batiente del género en el que se inscribía, LEGO Batman vienen a hacer lo suyo. La cinta entrega aire fresco, autorreferencia y farsa no solo en el mundo de los héroes de historietas sino que en la figura del extremadamente serio, solitario y atormentado Bruce Wayne/Batman, quizás el superhéroe que menos se ha reído en la historia.

Encontramos a Batman en uno de sus constantes momentos de depresión luego de haber salvado otra vez a Ciudad Gótica. A diferencia de las películas a las que nos tienen acostumbrados, esta vez conocemos a un héroe que añora de verdad la compañía de alguien. Esta historia, sorprendentemente, se toma el tiempo para ahondar en las necesidades afectivas de su protagonista de una forma que ninguna otra lo había hecho. Batman necesita una familia. Aunque no quiera aceptarlo, el vivir en reclusión le termina pasando la cuenta. Es por eso que la llegada de un hijo adoptivo, una nueva comisionada de policía y una figura paterna lo harán reflexionar.

Sin poseer el nivel de LEGO La Película (2014), este derivado cuenta con una historia divertida, cientos de referencias pop, frenetismo en su desarrollo, imparables escenas de acción y un alma anclada en la sátira, lo que en conjunto crea una de las mejores películas de superhéroes vistas en mucho tiempo.

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LEGO Batman. Dirigida por Chris McKay. Con voces en el original de Will Arnet, Michael Cera, Rosario Dawson. Animación, Aventuras. 104 minutos. Dinamarca, Estados Unidos, 2017. Todo Espectador. Nota 5