Bastantes cosas pasan en 58. El Festival de Viña del Mar está entrando a los años dorados de la vida y largos son los caminos que ha recorrido desde ese lejano febrero de 1960; Nuestras prioridades como país, y por ende culturales, mutaron: en nuestra primera infancia aprendimos la importancia del concepto espectáculo, sobrevivimos y renacimos de oscuros períodos políticos en la adolescencia, y ahora, entrada la adultez, empezamos a debatir si lo que hicimos para atrás estuvo bien y si lo que haremos para adelante servirá.

Pero ¿cómo ven los "nietos" a la fiesta popular más grande del verano? Las respuestas son variadas, y entre recuerdos y anhelos, los músicos jóvenes de nuestro país tratan de entender a ese abuelo que no puedes dejar de visitar.

"Viña era el único festival musical televisado en Chile", recuerda Diego Peralta (29), cantautor con más de una década en el panorama y que este año será parte de la Gala de Prensa del evento del mar. "Todo lo que absorbí cuando niño de él fue un aprendizaje enorme, era la forma que teníamos de relacionarnos con el espectáculo, con la entretención y en tu propio país", cuenta quien asegura se deslumbró cuando Luis Miguel pisó Viña en el 94 y "dio una verdadera clase y en su mejor época, cuando no había canción que no fuera hit".

Al igual que Peralta, Denise Rosenthal (27) -que de alguna u otra forma ha sido parte del evento en alguna de sus aristas- considera al concurso de la canción como "el festival de música más importante del país y de América Latina", aunque sabe que por estos días "la música pocas veces toma protagonismo". Hay muchas distracciones que alejan de la esencia.

Leo Salinas (35) es parte Tus Amigos Nuevos, una banda que conoce el rubro de los festivales desde otra vereda y que este año debutará en Lollapalooza Chile, y hace bastante rato siente que las cosas más interesantes de Viña han ido perdiendo importancia. No le gusta el bullying colectivo que significa el "monstruo", tampoco disfruta de la invisibilidad de artistas nacionales. "Si antes pretendían encontrar a los artistas de la nueva música o darle un aire diferente a Viña del Mar, me da la impresión que hoy ya no funciona tanto".

Tanto más extrema es Daniela "Dadalú" Saldías (35), lengua filosa de rimas que han hecho sus proyectos de los más variados y versátiles del pop y hip hop nacional. Para ella, el Festival "significa pensar que las vitrinas masivas para los músicos en la actualidad son monotemáticas y poco vanguardistas", y como chilena le "da un poco de depresión" que el panorama sea así. Pero querámoslo o no el evento ya es tradición, "se hace año tras año y venga quien venga, este bueno o no, sigue siendo trascendental", remata Alejandro Rivas (27), bajo en Animales Extintos, agrupación que con sólo un epé logró demostrar que las guitarras emo no están ni cerca de morir.

Es el mismo Rivas el que entiende lo de Viña como una fórmula que cada vez se aleja más de la música, y hasta realizó una transmisión en streaming junto al baterista de Patio Solar para ver y comentar la gala. Todo a modo humor de viernes, entendiendo la costumbre, a él le gustan algunas tradiciones, pero como músico no está ni cerca de sentirse parte de esto. "Yo lo veo tan distante e indiferente que llega a ser irrelevante para mí. Siento que no encajaría. No sé qué haría ahí la verdad".

Salinas asegura que "no podemos ni queremos competir con una presentación de Ricky Martin o del Bafona, o de Calle 13", porque simplemente son cosas distintas, porque "van orientadas a un gusto mucho más masivo y televisivo".

Incluso los más optimistas, como Denise, sienten el resquemor del escenario tan sacado de raíz, y en lugar de usarlo como trampolín prefiere llegar a él cuando "tenga un show grande, un espectáculo como tal, con material para hacer algo realmente genial e interesante"

Parece ser que el cómo se ha desvirtuado la vitrina y la competencia es lo que menos le gusta a estos "nietos" del evento. "Pienso en la cantidad de bandas y artistas nacionales saliendo, cada cual con su propuesta más interesante que la otra, y que en Viña podrían encontrar un gran espacio. Podríamos hacer competencias por género...", dice Leo Salinas.

"Los músicos chilenos quedan de lado la mayoría de las veces. La música en realidad. Siento que un programa de televisión de este nivel, que además sale para el mundo, se podría aprovechar mucho más para nuestros propios artistas. Valorar y respetar un poco más el trabajo de los exponentes de acá", señala Rosenthal, que desde siempre vio el festival junto a su familia como perfecto panorama de entretención estival.

"Hay tanta actividad musical pasando que me parece una vergüenza que el espacio se desperdicie tanto" explica Dadalú, que no logra entender cómo se contradice el panorama actual con el Festival de Viña del Mar, al que fue a disfrutar de Morrissey alguna vez.

"Ojalá algún día vuelva a ser de los músicos porque sin ellos no existiría. Pienso que aquello que está fuera de toda acción musical en este espectáculo, está mal enfocado. Este es un festival de canciones para la familia, para gente que quiere entretenerse y reunirse", dice Diego Peralta.