Pobre Florence. Pasados los 40 años y tras 16 de viudez decide instalar una librería en un pueblo costero del este de Inglaterra con el objetivo de cumplir un sueño ancestral y darle quizás un regalo a los habitantes de Hardborough. Su marido murió en la Segunda Guerra Mundial y aún recuerda que se conocieron en una vieja tienda de libros. El olor y la textura del papel es entonces un guiño a la época más feliz de su vida. Es 1959 y han pasado 14 años desde el fin de la guerra. ¿Por qué no permitirse ser feliz otra vez? ¿Quién dice que no?

Como sucede en las novelas de Jane Austen, La librería es la historia de una mujer tenaz y sensible, testaruda e inteligente. A veces parece que el mundo se ha puesto de acuerdo para ponerle obstáculos, pero al mismo tiempo Florence se ha hecho más fuerte con cada desafío. Tras aquella figura delgada y mirada melancólica hay tal vez un chaleco antibalas. Lamentablemente, en aquel pueblo de paisajes pictóricos y vecinos amables también hay otra cosa.

Particularmente una cosa: Lady Gamart, una aristócrata de modales impostados y espíritu mezquino. En Hardborough no pasa algo sin que ella lo sepa y nadie tiene derecho a escribir su propio guión. Por eso, cuando se entera de que Florence ha comprado la vieja mansión de Old House para instalar su librería, Violet Gamart decide intervenir en ese libreto del que nadie le informó.

En este combate desigual, Florence encuentra un inesperado aliado en Edmund Brundish (Bill Nighy), un veterano viudo que vive solitario en su mansión de piedra. Brundish se hace cliente frecuente de Florence, siempre a través de cartas, y adora a Ray Bradbury, del que ella le envía primero Fahrenheit 451 y le promete luego El vino del estío. También lee Lolita de Vladimir Nabokov, que Florence aún no sabe si poner en los escaparates. Brundish le dice que sí, que es una muy buena novela y que no tema encargar muchas copias para abastecer al tranquilo Hardborough.

Basada en una de las novelas más exitosas de la escritora inglesa ganadora del Booker Penelope Fitzgerald (1916-2000), la película La librería fue la gran ganadora de los premios Goya 2018. No se llevó la mayoría, pero se llevó los importantes: Mejor película, Mejor director y Mejor guión adaptado. Los dos últimos para una misma persona, la realizadora Isabel Coixet (1960). Catalana de origen y cineasta internacional por elección, Coixet ha tenido una carrera desplegada por todo el mundo.

Sus películas más recordadas, de hecho, son las que rodó fuera de España, empezando por Cosas que nunca te dije (1996) o Mi vida sin mí (2003). Voraz lectora y columnista ocasional del diario El País, Coixet se relaciona con cariño y facilidad con las palabras. Por algo sus películas suelen tener guión propio o al menos adaptado por ella. También las mujeres acostumbran a protagonizar sus tramas, a echarse el mundo al hombro y a habitar paisajes fríos, desde una plataforma petrolera en La vida secreta de las palabras (2005) a Groelandia en Nadie quiere la noche (2015).

En medio del rodaje de Elisa y Marcela, una película para Netflix, Isabel Coixet habla con Culto sobre La librería, que se estrena la próxima semana en Chile. Coproducida por España y Gran Bretaña, el largometraje tiene a tres actores de categoría en los roles centrales: Emily Mortimer (Match Point) como Florence Green, Bill Nighy (Realmente amor) como Edmund Brundish, y Patricia Clarkson (Vicky Cristina Barcelona) en el infame personaje de Lady Gamart.

¿Qué le llamó más la atención de la novela original de Penelope Fitzgerald a la hora de llevarla al cine?

Leí la novela hace unos diez años y me fascinó su aparente simplicidad: esconde una complejidad malsana. Es una novela sobre los sueños, la inocencia, la perseverancia...y la banalidad del mal. Y además uno de mis sueños de toda la vida ha sido tener una librería. Por fin lo he conseguido.

Suele trabajar con los mismos actores (por ejemplo Sarah Polley o, en este caso, Patricia Clarkson), ¿Crea una especie de relación de complicidad con ellos en cada película?

Mi forma de trabajar exige complicidad, generosidad y entrega. Esas son las bases de la amistad. Y eso he encontrado en la mayoría de los actores con los que he trabajado y repetido. Con Sarah Polley, con Emily Mortimer, con Tim Robbins, con Ben Kingsley, con Penélope Cruz, con Patricia Clarkson, con Candela Peña. Con todos volvería a trabajar mañana mismo. Son grandes actores y además gente con la que se puede hablar de lo divino y lo humano. ¡Y tomarse unas cervezas!

¿La identifica el personaje de Florence Green en aquel pueblo? Ser directora en un medio de realizadores y productores no debe ser fácil…

Florence es sabia pero ingenua, valiente pero inconsciente, temeraria pero inocente. Y yo , creo que también soy así. En cuanto a lo del medio del cine, la única diferencia es que a mí como a cualquier mujer en cualquier medio, las cosas me han costado cien veces mas que a un hombre. Es muy cansador ser mujer, mucho. Y eso es algo que se dice textualmente en La librería.

¿Por qué eligió a Emily Mortimer para el rol de Florence Green?

Emily Mortimer es una actriz maravillosa que apoyó el proyecto desde el principio. Siempre la he admirado. Posee una mirada de una pureza deslumbrante y una inteligencia extraordinaria. En cada personaje que ha interpretado en el pasado yo veía fragmentos de las cosas que me fascinan en un actor. Me encanta su voz , su manera de moverse y ese aire de melancolía que siempre la rodea. Ojalá trabajemos pronto juntas otra vez.

Entre Florence y el señor Brundish (Bill Nighy) hay atracción, pero siempre sin consumarse, ¿Cómo fue dirigirlos, considerando que Bill Nighy también es de los grandes actores ingleses?

Fue maravilloso. Entre los dos se produjo una química desde el primer momento. Y la química o se produce espontáneamente o ...estás perdido. Yo tenía el instinto de que así iba a ser, pero la primera vez que estuvieron juntos en una secuencia, tengo que confesar que lloré de emoción. Ellos dos poseen todo lo que un director puede anhelar en un actor. Y más.

¿Cree que los libros están algo devaluados en una época donde lo digital y las redes sociales parece ser lo más importante?

Siempre he sido una lectora voraz y los libros ocupan un papel capital en mi vida desde que mi memoria me alcanza. No creo que la literatura esté devaluada, lo que está devaluada es la mirada sobre ella de la gente que dedica su tiempo y energía a "twittear" sobre estupideces o a hacerse selfies. Ellos se lo pierden. Los libros , la literatura te abre la puerta a otros mundos, a otras miradas, a otras vidas. Si no te nutres de ellos y te pasas el día viendo videos de gatitos en Youtube, la vida te pasará de largo.

¿Encuentra coincidencias entre Florence Green y los personajes de Jane Austen?

Florence comparte con los personajes de Austen, su coraje, su humildad , su discreción y sus ganas de amar. Y su tremenda cabezonería.

¿De qué trata su nueva película Elisa y Marcela?

Es la historia de dos maestras gallegas (en La Coruña) que se enamoraron y para poder vivir juntas, una de ellas se disfrazó de hombre y consiguieron casarse por la iglesia... en 1907. Fueron descubiertas al poco tiempo y tuvieron que huir a Portugal, donde las metieron en la cárcel.

Vocación internacional

Licenciada en historia y ocasional directora de publicidad en sus primeros años, Isabel Coixet se hizo realizadora del mundo mucho antes que compatriotas como Alejandro Amenábar (Tesis), Juan Antonio Bayona (El orfanato), Jaume Collet Serra (La casa de cera) también salieran a rodar con actores de Estados Unidos o Gran Bretaña. Su sensibilidad le ha permitido crear grandes personajes femeninos y en ese orden tal vez el más recordado sea Ann (Sarah Polley), la joven madre de Mi vida sin mí que pretende darle un sentido final a su vida tras ser diagnosticada de cáncer terminal.

La misma Polley protagonizó La vida secreta de las palabras, donde era una muchacha sorda que se encargaba del cuidado de un trabajador accidentado (Tim Robbins) en una planta petrolera. En el 2009 la japonesa Rinko Kikuchi fue una asesina a sueldo en Mapa de los sonidos de Tokio, mientras en el 2015 Juliette Binoche interpretó a un personaje histórico en la película Nadie quiere la noche: la exploradora estadounidense Josephine Peary, quien en 1907 fue en busca de su esposo perdido en el Ártico.

Isabel Coixet lleva acumulados hasta ahora ocho premios Goya, entre Mejor dirección, Mejor guión, Mejor guión adaptado y Mejor película.