El paréntesis para los fans de la música ha sido tortuoso: la crisis por el coronavirus puso en pausa a los conciertos. ¿Y cuándo volverán? Esa es la duda que desde hace semanas sondean músicos, productores y especialistas de todo el planeta. Este fin de semana -y bajo el título “Reiniciar América significa que la gente morirá. Entonces, ¿cuándo lo hacemos?”-, The New York Times publicó un reportaje donde conversaba con varios expertos acerca de ese asunto clave: ¿cuándo terminará el confinamiento y se retomará la normalidad?

Entre los invitados estaba el oncólogo y bioético del Center For American Progress, Zeke Emanuel, quien alertaba que lo más recomendable sería que las reuniones masivas -desde eventos deportivos hasta musicales- no volvieran hasta “el otoño de 2021” en el hemisferio norte; o sea, a partir del segundo semestre del próximo año.

Una estimación brutal para una industria cuya inactividad ya está arrojando casos de cesantía y de artistas buscando alternativas para conseguir ingresos. “Cuando las personas dicen que van a reprogramar una conferencia o evento para octubre de 2020, no tengo idea cómo creen que es una posibilidad plausible. Creo que esas cosas serán las últimas en regresar. Siendo realistas, estamos hablando del otoño de 2021 como muy pronto”, dijo Emanuel.

Su pronóstico alude a los varios shows o festivales programados para este primer semestre, pero que se postergaron para fines de año. Por ejemplo, Coachella en California. O el propio Lollapalooza de Santiago, que saltó desde el último fin de semana de marzo a noviembre.

En la industria local, las palabras difundidas desde el New York Times son analizadas con cautela. Aún no hay claridad de cuándo la cartelera podría recuperar la normalidad, aunque todos presumen que a partir de septiembre podrían volver con más frecuencia algunos espectáculos de convocatoria media, como los ya programados: el festival Urban Flow con el cantante Anuel AA (día 1 de ese mes); la banda noruega A-ha (día 3); y el español Raphael (día 5). Para muchos, la prueba de fuego, porque son instancias con entradas ya agotadas, serán Kiss (24 de noviembre en el Movistar Arena) y Metallica (7 de diciembre en el Estadio Nacional).

Jorge Ramírez, gerente general de AGEPEC (Asociación Gremial de Empresas Productoras de Entretenimiento y Cultura), postula: “Esto es un proceso que tardará varios meses en comprender sus certezas, pero queremos esperar con prudencia y con la salud como nuestro principal interés. Estas semanas serán claves para en lo posible poder tener reprogramaciones y eventos hacia el último trimestre o tal vez antes. Todo va de la mano con la situación mundial, pues hablamos de giras”.

Guillermo Italiani, director de la productora Trucko, la más importante entidad en el país dedicada al rubro de la vanguardia, agrega: “Yo creo que los shows en Chile volverán a normalidad una vez levantada la cuarentenas y una vez que la gente siente la confianza de reunirse nuevamente. Me da la impresión que esto ocurrirá en primavera, cuando vuelvan las temperaturas altas, cuando los colegios retomen, cuando la curvas se logren aplanar. Pero si se trata de normalidad total, esto no creo ocurra hasta el 2021”.

Otros actores de la escena también apuestan por los mismos plazos y dicen que sería “inviable” estar con más de un año sin conciertos, como sugiere The New York Times. Así también lo ilustró el reputado sitio web de música Stereogum: “Si la música en vivo se cierra durante 16 meses, entonces las cosas nunca volverán a la normalidad. Es imposible que la infraestructura actual de música en vivo sobreviva a ese tipo de descanso prolongado”.

Las opiniones médicas

Consultado al respecto, el doctor Jaime Cerda, epidemiólogo de la Universidad Católica, comenta: “Independiente de la fecha que se de (para reagendar conciertos), es una apuesta ciega a lo que va a pasar. La suspensión debería ser hasta nuevo aviso, yo no le pondría fechas. Depende del análisis que hagamos de cómo fluctúa la epidemia en un momento específico. Es difícil decir octubre, noviembre. No me arriesgaría a dar fechas, porque puede ser que esas fechas no se cumplan. Uno debería retomar ese tipo de eventos cuando ya se cuente como país con la seguridad que ese tipo de actividades no va a hacer que la gente incurra en riesgo”.

Del mismo modo, la doctora Marcela Garrido, jefa del departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, declara: “Tenemos que esperar a que pase al menos un año para saber qué comportamiento tiene el virus desde que partió todo esto. Entonces el decir ahora si es que el 2021 vamos a poder hacer eventos masivos, conciertos o espectáculos en general, es complejo”.

El escenario que se abre va a seguir golpeando a una industria que año a año convoca a cerca de 2,8 millones de personas, superando al fútbol. En un año normal, este sector recauda US$276 millones; sin embargo, para 2020 el escenario es negativo, y por tanto, anticipan pérdidas de US$214 millones. A la fecha, y considerando el estallido y el coronavirus, suman pérdidas por US$100 millones.

Han perdido ya 76 mil empleos y se proyecta una merma de más de 100 mil puesto de trabajo. “La propagación del Covid 19 nos ha impactado de manera letal, provocando que un gran número de espectáculos se haya tenido que suspender o reagendar, sin fecha conocida aún, toda vez que se ha restringido el derecho de reunión y, por tanto, impedido la realización de eventos masivos”, señala un informe que presentó a Hacienda y Economía la propia Agepec; la Asociación Gremial Industria Musical Independiente de Chile (IMICHILE); recintos como el Teatro Caupolicán, Movistar Arena y Monticello; y ticketeras como Puntoticket, Ticketek y Top Ticket.

Otra arista dentro de esta industria son las productoras que trabajan con el Estado bajo el “Convenio Marco de Producción de Eventos”. Hace unos meses se publicó en la web de ChileCompra que -luego de seis años vigente- dicho convenio (que termina el 15 mayo) no se renovará, lo que significa que más de 200 productoras y cerca de 1.000 empresas subcontratadas no podrán hacer negocios bajo esa modalidad. Los eventos van desde pequeñas reuniones hasta grandes seminarios internacionales.

Según indican desde este sector, son más de 40.000 empleos de manera directa e indirecta que dependen de dicho convenio. “Incluso, creemos que esta decisión puede llegar a afectar a 160 mil personas”, comenta Héctor Álvarez, socio de Ditecsur Limitada, quien está liderando la formación de una agrupación de las empresas afectadas.