Ya van dos años sin que el humor sepa de fracasos en Viña del Mar. El área que tradicionalmente despertaba al "Monstruo" del Festival salvó con buena nota, al igual que en 2017. Y, de hecho, sólo Jenny Cavallo se quedó con un único galardón, la Gaviota de Plata: el resto de los comediantes añadieron al reconocimiento la Gaviota de Oro.

Esto porque Sergio Freire cerró la última noche con una rutina que arrancó las carcajadas más sonadas del evento, que contó con la complicidad absoluta del público y que, de alguna manera, sirvió como un resumen de las tendencias del humor chileno en los últimos años.

Con partes que recordaban la forma de las rutinas de sus amigos Fabrizio Copano y Felipe Avello, Freire generó un vínculo particular en una noche que ya había visto pasar al furor de CNCO. Y aprovechó recursos como la eterna risa del dúo cubano Gente de Zona -una de las marcas indelebles de Viña 2018-, a los que interpeló en varias partes del espectáculo, cuando su risa contagiosa se proyectaba y se compartía con toda la Quinta Vergara.

El éxito de Freire fue rotundo: pese a que fue el humorista que cobró menos por subirse al escenario -$8 millones-, conquistó al público de Viña y a los televidentes, con un peak de 42 puntos, y consiguió proyectar una rutina que seguramente le subirá sus bonos hacia adelante.