Son justo casi dos meses los que restan para el plebiscito constitucional del 17 de diciembre. Y con el proceso constituyente viviendo días fundamentales, ya las fuerzas políticas empiezan a alinearse entre las dos opciones -”A favor” y “En contra”- que se jugarán en el referéndum.

Hasta ahora, sostenidamente, las encuestas han dado por ganadora a la opción “En contra” y por un amplio margen por sobre el “A favor”. Sin embargo, aún hay un grupo relevante de indecisos que -en un escenario de voto obligatorio- se tornan relevantes para cualquiera de las dos campañas, y especialmente para la que buscará que el nuevo texto constitucional se apruebe.

¿De qué porcentaje estamos hablando? ¿Cuál es su identificación política? ¿Cuáles son sus expectativas si es que se visa o se rechaza la nueva Constitución? ¿Qué los motiva a votar a favor o en contra?

Toda esa información -que es clave para efectos de a quién dirigir los mensajes electorales- es la que buscó Criteria a partir de su última encuesta mensual, la que fue publicada el miércoles. Con un universo de 1.000 casos, esta fue aplicada a través de un panel online entre el 5 y el 10 de octubre pasado a personas mayores de 18 años residentes en todo el país.

Entre sus principales resultados, estuvo que la aprobación del Presidente Gabriel Boric subió dos puntos, quedando en 30% en octubre, mientras que un 56% (-6 puntos desde septiembre) desaprueba su gestión. En cuanto al proceso constituyente, el interés por este sigue estando en niveles bajos (36% dijo estar muy o bastante interesado). Y respecto del resultado, la disposición a votar “En contra” marcó un 48%, superando a quienes aún no lo saben (34%) y a quienes se inclinan por votar “A favor” (18%).

¿Qué nos dicen los números respecto de ese 34% de indecisos?

Quiénes son

En un primer análisis del sondeo, quienes se manifiestan “A favor” tienen un perfil de mayor edad que el total de la población y más marcadamente de derecha (51%), mientras quienes están “En contra” tienden a ser más jóvenes (47% es menor a 40 años). Sin embargo, este grupo -en términos políticos- no demuestra estar asociado a un solo sector y muestra más heterogeneidad entre izquierda, centro, derecha y no identificados políticamente.

En cuanto a los indecisos, la encuesta revela que tienden a estar menos identificados políticamente en el eje izquierda-derecha (47%), y que tienen un perfil socioeconómico más bajo que quienes prefieran tanto el “A favor” como el “En contra”.

De igual forma, en ambos grupos se ven algunas diferencias en cuanto a su percepción sobre la situación general y económica del país. Así, entre quienes señalan que votarán “A favor” consideran en mayor medida que su situación económica es mala (47%) y que el país retrocede (66%), mientras que quienes votarían “En contra” y quienes están indecisos consideran que su situación es regular (52% y 56%, respectivamente). Este último grupo, eso sí, comparte un sentir mayoritario respecto de que el país retrocede (61%) con quienes están por visar el nuevo texto.

Los indecisos son muy relevantes en la elección porque son un grupo muy grande y contundente de electores potenciales. De hecho, si no hubiera ese número importante de indecisos, uno pensaría que la elección ya está absolutamente jugada y cerrada a favor del “En contra”. Por lo tanto, los indecisos son el grupo comunicacional, el target central, de la campaña del “A favor”, si es que el “A favor” intenta o quiere darla vuelta”, explica Cristián Valdivieso, director de Criteria.

Críticos del proceso...

Más específicos respecto a la conexión que estos votantes indecisos tienen sobre el proceso constituyente en curso son los datos que aparecen al preguntárseles por el plebiscito de salida de 2022 y sus motivaciones para sufragar de una u otra forma en el referéndum de diciembre.

Tanto los indecisos (55%) como quienes señalan que votarán “A favor” en diciembre (61%), en su mayoría dicen haber votado Rechazo el 4-S. En tanto, quienes dicen que votarán “En contra” aparecen más divididos: un 40% afirma haber optado por el Apruebo y un 50% por el Rechazo.

En general, los indecisos muestran una fuerte inclinación a castigar a la clase política. No creen en ella y, por tanto, en todos aquellos procesos con que se le identifique. De ahí que, según Valdivieso, tengan una mirada distante y desconfiada respecto del proceso constituyente.

Son el grupo más distante de la política, muy críticos con la política y enrabiados con la política. Es un grupo que descree profundamente de lo que diga la política porque sienten que nunca han dado respuesta a las necesidades de las personas y más bien buscan sus propios beneficios. Es un grupo que está votando por obligación, fundamentalmente en su mayoría, porque con voto voluntario no votaban”, dice.

En los números, el sondeo demuestra que si bien en ningún grupo predomina una buena evaluación al Consejo Constitucional, tanto entre los indecisos (56%) como entre quienes dicen que votarán “En contra” predomina la mala evaluación, aunque entre estos últimos llega al 86%.

Por otro lado, consultados si es que es probable o no que el texto esté en sintonía con los intereses de la ciudadanía, nuevamente los indecisos se pliegan a la preferencia de quienes están por rechazar el nuevo texto constitucional. Así, un 94% de quienes dicen que votarán “En contra” y un 75% de los indecisos dicen que no comulgará con los intereses ciudadanos, mientras que -en la vereda contraria- un 90% de quienes afirman que optarán por el “A favor” cree que sí tendrá esa sintonía.

“En términos gruesos se están mostrando indecisos porque en lo principal no confían en la política, no confían en los políticos y este segundo proceso constitucional ha sido un proceso articulado y estructurado fundamentalmente sobre la lógica de los partidos políticos tradicionales, y hoy día los principales mensajeros y la discusión está articulada en lógicas políticas clásicas, es decir, es un grupo que no confía en los mensajeros cuando estos son fundamentalmente políticos, no ven ciudadanos, ven solo políticos”, dice Valdivieso.

En caso de un fracaso de este segundo proceso, prácticamente la mayoría de los “En contra” (47%) afirma que preferiría un mecanismo para definir otro proceso, mientras que los “A favor” optarían por quedarse con la actual Constitución (52%). Los indecisos, en tanto, prefieren que la discusión se radique en el Parlamento (47%).

Pero comparten sus contenidos...

Quienes conforman este bolsón de votos muestran una dualidad. Porque así como comparten con quienes votarán “En contra” la crítica al proceso y sobre todo a su carácter político, comparten con quienes están por el “A favor” el respaldo a varios contenidos del nuevo texto así como la creencia de que, de aprobarse, ello tendrá consecuencias positivas para el país.

Consultados por los factores que los motivan a ir a votar “A favor” o “En contra”, la libertad de elegir entre educación privada y pública y la consagración de un estado social y democrático de derecho demuestran ser un fuerte motivador para inclinarlos al “A favor”, ambos cercanos al 70% y en los tres grupos de votantes. Ambas iniciativas fueron aprobadas esta semana por la Comisión Experta.

Algo parecido pasa con la reducción de escaños parlamentarios (75%) y la eliminación de partidos políticos con baja votación (63%), también visadas esta semana: a los tres grupos esas normas los inclinan positivamente hacia el texto. “Es decir, de una u otra forma, todos quieren quitarles poder a los políticos”, asevera Valdivieso.

No ocurre lo mismo en cuanto a la posibilidad de que la Constitución termine con el aborto en caso de violación, riesgo de vida de la madre o inviabilidad fetal. En este punto, tanto los “A favor” como los indecisos se muestran divididos en tercios: a un tercio los mueve a aprobar, a otro tercio a rechazar y a otro le es indiferente. En el caso de los que se manifiestan “En contra”, a la mayoría esa norma los inclina a rechazar la propuesta.

Y ven mejor futuro si se aprueba

En la misma línea, llama la atención la diferencia que se aprecia entre unos y otros al indagar sobre los imaginarios a los que se asocia cada una de las opciones del plebiscito de diciembre.

Preguntados por los escenarios que podrían darse de ganar una u otra alternativa, mientras los “En contra” tienden a creer que las protestas volverán si gana el “A favor” (74%), los que están por la opción “A favor” (59%) -al igual que los indecisos (56%)-, tienden a pensar que estas no regresarán de aprobarse el nuevo texto.

De igual modo, los opositores al texto creen que es más probable que haya un nuevo estallido social si este se aprueba (72%). Apruebistas e indecisos, en tanto, están más divididos en torno a qué escenario vuelve más probable un nuevo estallido.

De manera similar, quienes están inclinados a visar el texto y quienes están indecisos, creen que el empleo, la economía y el control de la delincuencia mejorarán en caso de ganar el “A favor”. Quienes están por el “En contra”, en cambio, tienden a pensar que ello sucederá con mayor probabilidad si se rechaza la propuesta.

Algo parecido ocurre con el imaginario de un aumento de la polarización social y de la agresividad entre chilenos: más de un 60% de los opositores al texto ven más probable que estas situaciones aumenten en caso de ganar el “En contra”, mientras que aprobadores e indecisos tienden a pensar lo contrario.

¿Cómo se explica esta dualidad entre la crítica y el apoyo? “Mi hipótesis es que ese mundo que no sabe qué votar en diciembre está viendo más la trifulca y la pelea política que los contenidos que potencialmente podría entusiasmarlos”, explica Valdivieso. “Hoy lo que más ven es lo que más está en la palestra, la refriega política, y un proceso mucho más en la lógica de la pelea política clásica, y eso hace más difícil que conecten con los contenidos que de manera latente parecieran sintonizar con sus preferencias”, agrega.

Esto se condice con las respuestas que se obtuvieron a la pregunta “De aprobarse la propuesta constitucional, ¿cómo crees que afectará a los siguientes grupos?”.

En esta, tanto partidarios del “En contra” como los indecisos se mostraron divididos en cuanto a si la aprobación del texto beneficiará, perjudicará o no afectará a la clase política. Los detractores, en tanto, piensan que, de aprobarse el texto, la clase política saldrá muy beneficiada (54%).

“Si los contenidos fueran lo relevante, los indecisos podrían aprobar. Pero como hoy lo relevante son los políticos, los indecisos se conectan más con la antipatía que ellos les despiertan”, cierra Valdivieso.

Gráfico