Cuando Rami Malek obtuvo este año el Oscar a Mejor actor por su caracterización como Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody (2018) no hubo demasiados saltos de sorpresa en el Teatro Dolby de Los Angeles. Muy desde lejos, el único que podría haber amenazado su favoritismo era el inglés Christian Bale, que personificó al ex vicepresidente de EE.UU. Dick Cheney en la película Vice y venía ganar un Globo de Oro a Mejor actor. 
En el año 2018 había pasado algo similar con el británico Gary Oldman, que obtuvo el mismo Oscar con relativa tranquilidad, en su caso en el rol del primer ministro Winston Churchill en La hora más oscura. Y si uno se va más atrás en los registros, en el 2017 Casey Affleck tuvo casi nula competencia: su rol como un atribulado divorciado en Manchester frente al mar era, de lejos, lo mejor del año.
En los Oscar que se avecina el año 2019 todo indica que el rutinario proceso de elección a Mejor actor será por bastante más dinámico y atractivo. El año 2018 está plagado de grandes caracterizaciones masculinas y hay películas como El irlandés o Había una vez en Hollywood donde derechamente es difícil distinguir la actuación principal de la secundaria. En la primera cinta, de Martin Scorsese, se miden tres grandes: Robert De Niro, Al Pacino y Joe Pesci. En la segunda, dos: Leonardo DiCaprio y Brad Pitt. 

Del Joker a Rick Dalton

En un reciente artículo, The New York Times pronostica una temporada peleada aunque concede que Joaquin Phoenix en el rol del perturbado Arthur Fleck de Joker está ubicado un grado más arriba que el resto en el escalafón de posibilidades. 
Nominado tres veces al Oscar (dos como principal y una como secundario), Phoenix es el ejemplo del camaleón que tanto le gusta premiar a la Academia: baja o sube de peso milagrosamente para cada personaje, improvisa mucho y habita su carácter de manera casi enfermiza. Ejemplo prodigioso de su generación, Phoenix tiene 45 años, una edad en que quizás sea hora de conseguir la estatuilla que le fue vedada por The master y En la cuerda floja.  
En el grupo de los "veteranos", Robert De Niro logra una de sus mejores caracterizaciones en los últimos años tras una seguidilla de películas ligeras, descartables o derechamente malas. En El irlandés, el rol del sicario Frank Sheeran le viene como anillo al dedo: es lo que sabe hacer, pero no se trata de un personaje para la galería. Por el contrario, Sheeran es callado, insondable, de gestos parcos y palabras entrecortadas. De Niro no logró nominación a los Globos de Oro y tal vez eso le juegue en contra.
Quien sí tiene posibilidades de opacar eventualmente la carrera al triunfo de Joaquin Phoenix, es Adam Driver, el actor del momento. Su interpretación como el esposo que se divorcia de Scarlett Johansson en Historia de un matrimonio ha sido celebrada unánimemente y, por si fuera poco, además está hace noticia como el malvado Kylo Ren en Star Wars: El ascenso de Skywalker, que acaba de llegar a salas. Driver tiene 36 años, no habla mucho con la prensa y tiene una buena cantidad de películas a sus espaldas que avalan su categoría.
Tampoco hay dudas de la clase de Leonardo DiCaprio, que hace tres años se ganó el Oscar por El renacido, pero que en rigor venía reclamando la estatuilla desde hace mucho tiempo, en particular con sus interpretaciones en El aviador y El lobo de Wall Street, ambas de Martin Scorsese. En esta ocasión, es Quentin Tarantino quien le saca el mayor brillo posible como el actor en decadencia Rick Dalton en Había una vez en Hollywood. Lamentablemente, DiCaprio no ha participado en demasiadas campañas de promoción, cuestión vital en Hollywood a la hora de cosechar futuros votos. Muchos dicen que después de El renegado quedó aburrido del circo mediático.
El inglés Christian Bale comparte muchas características con Leonardo DiCaprio: tiene los mismos 45 años, empezó como actor infantil y ha postulado demasiadas veces. Este año, Bale llega con una caracterización provocadora y bastante cómica en el rol del piloto de carreras británico Ken Miles en Contra lo Imposible. Ahí mismo, Matt Damon también sobresale como el constructor de autos Carroll Shelby. Christian Bale tuvo un Oscar secundario por The fighter y ha sido postulado en otras tres oportunidades. 
Desde el otro lado del continente, el español Antonio Banderas consigue uno de los mejores logros de su carrera en Dolor y gloria, la película de su mentor Pedro Almodóvar donde interpreta a un cineasta que, singularmente, tiene mucho del propio Almodóvar. Es una caracterización definitiva, madura, emotiva y magistral. De alguna maneras, el actor andaluz se redime acá de todas las malas películas  que ha hecho en Hollywood desde que se radicó en Estados Unidos. 
La lista de eventuales candidatos al Oscar a Mejor actor es larga y también están algunos comediantes que se desdoblan en personajes sorprendentes (Adam Sandler en Uncut gems y Eddie Murphy en Dolemite is my name), jóvenes actores en filmes injustamente subvalorados (Taron Egerton haciendo de Elton John en Rocketman) y sorpresas de última hora (el inglés George MacKay aparece en todas las escenas de la cinta de guerra 1917).  

https://www.youtube.com/watch?v=zAGVQLHvwOY