Fin a mano alzada y crear registros: Expertos urgen a convención a cambiar sistema de votación para mantener legitimidad

Señalan que los cambios inesperados de pauta, los votos a mano alzada sin registro, socavan la certeza que debería entregarse a la ciudadanía que tiene los ojos puestos en su trabajo. “Más allá del sistema de votación, que de manera autónoma determine la Convención, lo importante es que sea de cara a la ciudadanía, a partir de procedimientos que permitan el ejercicio de control social de las decisiones”, recomienda el Consejo para la Transparencia.


Dentro del hemiciclo varios convencionales reclamaron y el primer día hasta abandonaron la sesión, molestos por la improvisación en el sistema de votación. Desde fuera, los expertos vieron con preocupación el debut de la Constituyente.

Es que precisamente ocurrieron entre miércoles y jueves varios hechos controvertidos en el plenario. El primer día la mesa de la Convención Constitucional (CC) propuso ampliar a 5 las vicepresidencias, pero tras unos reclamos cambió y propuso subirlas a 7, en lo que finalmente quedó. Aún así desde Chile Vamos están pidiendo que se anule ese pronunciamiento. Tampoco se les ha concedido la palabra a todos los constituyentes que la han solicitado. Las votaciones han sido a mano alzada, mientras un secretario de soporte del Senado recorría los asientos contando los votos a favor o en contra.

Al final del día, no se supo quién apoyó o rechazó las opciones debatidas. No hubo un calce de preferencias versus la cantidad de presentes en el hemiciclo, ni un registro. La forma, dicen muchos constituyentes, también es importante. Ahora la mesa citó para el martes con el objetivo de tener implementado el sistema con computadores y votos digitales.

¿Qué se juega la CC en la forma de votar? Para varios expertos que han debido lidiar con procesos de votaciones o representan a la sociedad civil, el conocer las preferencias de los constituyentes y contar con un registro en todas las materias es fundamental para preservar no sólo la transparencia, sino que también la credibilidad, y al final del día la legitimidad de este órgano.

Coinciden en que el voto debe ser nominativo y público porque el voto secreto es sólo para los electores, no para las autoridades; debe haber ministro de fe que certifique que la persona votó solo una vez y que estaba presente en el hemiciclo. Por ello instan a solucionar con prontitud este procedimiento, más allá de si hay reglamento o no.

Desde el Consejo para la Transparencia, su presidenta Gloria de la Fuente puntualiza que como institución están disponibles para lo que la CC requiera, y prefiere no dramatizar con el debut manifestando que “son propias de un proceso de instalación de un órgano inédito. Si bien se han visto algunas dificultades, estas tienen más que ver con la imposibilidad de contar con todas las condiciones técnicas para poder operar. Esperamos que con el correr de los días se vayan resolviendo”.

Sin embargo, remarca la necesidad de que exista claridad en todos los aspectos de la CC: “más allá del sistema de votación, que de manera autónoma determine la Convención, lo importante es que sea de cara a la ciudadanía, a partir de procedimientos que permitan el ejercicio de control social de las decisiones y discusiones que se vayan dando”. Y recuerda que como Consejo han sugerido algunas propuestas para otorgarle mayor transparencia a la Convención como un todo.

Mientras que desde Chile Transparente, su director ejecutivo Alberto Precht admite: “No fue una buena partida de la Convención en términos de transparencia y publicidad de los actos”.

Recuerda que esta fundación elaboró un estándar mínimo de votaciones para la CC que comprende varios requisitos: que exista un acta pormenorizada, que las mociones de votación consten por escrito; registrar quienes son los convencionales que están presentes en cada votación; y registrar por qué votó cada cual; y “un cuarto muy importante es que haya certeza por qué vía se transmitirá, ayer hubo tres señales distintas y era muy difícil para el público seguirla”.

Manifiesta que una votación en la CC debe cumplir con dos objetivos relacionados con dar certeza de los actos y ser transparente. “Si esta forma de votación se mantuviera, que creo no será así, se corre el riesgo de que se empiece a cuestionar la legitimidad de sus actos al no tener certeza de sus decisiones. Hay que darle algo de tiempo pero estaremos exigiendo los más altos estándares desde la sociedad civil” concluye.

“No puede ser una asamblea universitaria”

José Antonio Viera-Gallo, quien fuera el primer presidente de la Cámara de Diputados en 1990, recomienda que la CC adopte por mientras las reglas básicas de funcionamiento del Congreso en cuanto al sistema de votación, la orden del día del plenario, cómo se pide la palabra, cuánto tiempo hay para hablar, cómo se cierra el debate.

“Sería bastante fácil y que una comisión revisara el reglamento de la Cámara de Diputados y propusiera aplicar esas normas que tienen legitimidad, mientras no se dicte el definitivo propio. No cabe duda que ellos son un órgano distinto al Parlamento, con otra función, pero estamos hablando de cosas elementales, de cómo una asamblea puede funcionar dando garantías a todos sus miembros”.

Cree que si se repiten este tipo de críticas y malos entendidos “la gente va a poner en cuestión el funcionamiento de la Convención, lo cual sería negativo. La CC goza de alto grado de legitimidad y eso deben mantenerlo y ampliarlo con un funcionamiento serio, no se puede confundir una Convención de esta importancia con una asamblea universitaria”.

Coincide con este consejo, el investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), Lucas Sierra, quien recuerda que el reglamento del Congreso ha funcionado por más de 30 años, “es urgente que la Convención acuerde un mecanismo antes de seguir tomando otras decisiones. Y ese acuerdo debería ser por dos tercios, pero podría contemplar que los acuerdos que no sean sobre normas constitucionales o sobre el propio reglamento, sea por algo menor como mayoría absoluta, por ejemplo. Eso aclararía harto el panorama”.

Más comprensivo es el director de Espacio Público, Javier Sajuria, al recalcar que el debut de la CC estuvo marcado por la precariedad de recursos técnicos y administrativos, “aunque con los recursos que disponían podrían haber hecho un sistema un poco más razonable para votar. Por ejemplo, en el sistema británico la gente sale de la sala y entra por dos pasillos, uno del NO y otro del SI, y alguien va contando”.

Aún así espera que se solucione pronto este punto, “creo que nadie puede estar contento con ese sistema, porque se puede correr el riesgo de que alguien se empiece a aprovechar de faltas de control del sistema. Es difícil aunque no imposible. Debieran implementar el voto electrónico lo antes posible porque se requiere un registro ya que cada decisión de la comisión es y será un patrimonio histórico”.

Por otro lado, el abogado Marcelo Albornoz critica la poca previsión a la hora de enfrentar la primera sesión de la CC. “Como autoridades elegidas y como se hace en todas las directivas debían haber contado con un ministro de fe que es una tradición institucional en Chile para elecciones de distinto tipo. La lógica de votar a mano alzada está pasada de moda. El estándar de la votación de la CC fue bastante débil, ya no se ven ese tipo de votaciones ni siquiera en los sindicatos”, concluye el ex director del Trabajo.

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