Las 120 horas que remecieron al Consejo Constitucional

Las 120 horas que remecieron al Consejo Constitucional

El martes, los consejeros amanecieron con más de mil enmiendas para modificar el anteproyecto de los expertos. De ellas, casi 400 son de los republicanos. El hito marcó un antes y un después. Mientras las indicaciones tensionan y complican a la derecha, la izquierda naufraga en un ambiente pesimista.


Pasadas las 14 horas del miércoles, por uno de los pasillos del Senado en Santiago el comisionado Carlos Frontaura (Ind.-Republicano) caminaba raudamente junto con la comisionada Natalia González (Ind.-UDI) rumbo al tercer piso del edificio.

Unos metros más arriba, en la sala cuatro, los esperaban sus compañeros de bancada. Adentro de esa sala no estaban los 12 expertos de derecha, ya que algunos, por temas de agenda, no pudieron estar. Los que sí se hicieron presentes fueron Sebastián Soto (Ind.-Evop), Katherine Martorell (RN), Catalina Salem (Ind.-RN), Máximo Pavez (UDI), Hernán Larraín (UDI) y Bettina Horst (Ind.-UDI).

Los 12 comisionados de oposición, luego de su trabajo durante los tres meses de Comisión Experta, han seguido activos y coordinados entre ellos. Suelen reunirse todos juntos, pero el encuentro del miércoles fue especial.

El comisionado Larraín fue el encargado de escribir en el chat que comparten todos los expertos -llamado El Alba- y citar a la reunión de ese día. Larraín, por ser el de mayor edad, ha ejercido como jefe de bancada y ha sido el encargado de coordinar a todos los expertos del sector. Así, llegaron a la sala ocho comisionados dos días después de que el proceso constitucional se tensionara.

La presentación de las enmiendas, el lunes a la medianoche, fue la chispa que encendió el ánimo al interior del Consejo Constitucional. El golpe lo dieron los republicanos. La bancada que controla 22 consejeros remeció al órgano redactor con más de 400 enmiendas, en las cuales no solo modifican por completo importantes acuerdos transversales alcanzados en la Comisión Experta, sino que, además, fueron un paso más allá al plantear eliminar impuestos, reducir todo el Congreso, proponer expulsar migrantes en el menor tiempo posible, una “robusta” protección de la vida “del niño que está por nacer”, que los mayores de 75 años cumplan sus condenas en sus casas, entre otros temas.

Antes de esa reunión, algunos comisionados de Chile Vamos -en privado- quedaron molestos por las indicaciones de los republicanos. En ese grupo de expertos el ánimo apuntaba a reprochar las indicaciones que modifican temas en los cuales costó mucho esfuerzo político para lograr redacciones consensuadas.

Algunas voces consideraron que el proceso constitucional no es el lugar para darse “gustos identitarios” para hablarles “a sus nichos electorales”. Otros comentarios de expertos deslizaban críticas más fuertes sobre contenidos puntuales en los cuales se había cruzado una “línea roja” al avanzar hacia incorporar temas que no corresponden a un texto constitucional por el simple argumento de que son demandas ciudadanas.

Ese diagnóstico, pese a ser extendido, no agrupa a los 12 comisionados. Algunos de ellos no tienen mayores reparos a las indicaciones de los republicanos, ya que, reconocen, son parte del derecho que se ganaron en las urnas. Esas fuentes agregan que están conscientes de que por ahora solo son una primera señal para abrir el debate y no ven nada de malo en eso.

Conocedores de la reunión de los comisionados de Chile Vamos aseguran que las enmiendas fueron parte de la conversación. Sin embargo, no tomaron ninguna decisión y tampoco hubo mayor interpelación a Frontaura, el único representante del Partido Republicano en esa mesa. De hecho, la postura del comisionado republicano es mantenerse alejado, en segundo plano, en su rol de asesor, y dejar que los consejeros hagan lo que tengan que hacer. Una visión que es compartida por otros comisionados del sector. Pese a que a algunos expertos de Chile Vamos les gustaría tomar una estrategia más fuerte, hasta el momento todo apunta a que el ruido no vendrá por parte de ellos.

La tensión que de a poco se instala en los comisionados de derecha es la misma que comienza a aparecer entre los consejeros de Chile Vamos. Así, el sector empieza a vivir los dramas de ser responsables del éxito del proceso constitucional y, a medida que pasan los días, se empiezan a dividir en dos caminos.

Por un lado, están los que van a empujar un pacto político transversal que implique hacer renuncias a ciertas ideas para sumar a la izquierda, versus quienes solo están mirando las urnas del plebiscito y creen que con varias normas con ideas populares el referéndum se salva, con poco más del 50%, pero con un texto que plasme las ideas de la derecha.

Se activa La Moneda

La izquierda, por otro lado, está naufragando en las complejidades de ser minoría. Si bien sabían que los republicanos iban a presentar sus ideas en las enmiendas, no imaginaron que el remezón iba a ser tan fuerte. Por lo mismo, a lo largo de toda la semana han ido escalando el tono.

El oficialismo ha dicho que republicanos hizo un “bombardeo” de indicaciones que imposibilitan llegar a un acuerdo transversal, que están haciendo una “Constitución partisana” con un programa de gobierno de derecha, que con ese tipo de indicaciones hay un alto riesgo de que el proceso fracase, y que si esas ideas prosperan el resultado será una Constitución más ideológica que la de 1980 y peor que el texto constitucional vigente.

Por esta razón, el mismo lunes, pasadas las 20.00, los delegados de todas las bancadas del Consejo convocaron a una reunión en la sala de lectura del Senado para calmar los ánimos.

La izquierda no tuvo mayores sorpresas con sus enmiendas. Ingresaron 156 indicaciones y se preocuparon de que fueran limitadas. El objetivo es defender los acuerdos que están detrás del anteproyecto de la Comisión Experta.

Lograr ese consenso en todo el Bloque Unidad -denominación que usan los consejeros oficialistas para referirse a su sector- no fue fácil. El Partido Comunista (PC) estuvo duro en su postura para ejecutar una estrategia totalmente distinta: ingresar muchas enmiendas y dar claras señales políticas.

La arremetida comunista fue tan grande, que en La Moneda reconocen que tuvieron que activarse para interceder con gestiones y hacer que el oficialismo ingresara un solo paquete de enmiendas. El riesgo de haberse dividido para presentar indicaciones testimoniales estaba latente y al gobierno le importaba dar una señal unitaria.

Pese a eso, en Palacio igual quedó una sensación agridulce: algunos consideran que se presentaron muchas enmiendas y que la estrategia debió ser intentar defender con mayor fuerza el texto de los expertos y, por ende, ingresar menos indicaciones.Más allá de las gestiones propias del gobierno -que públicamente quiere mantenerse al margen-, los comisionados oficialistas también han tenido un rol importante.

En la izquierda son cuatro los expertos que están más presentes: Gabriel Osorio (PS), Antonia Rivas (CS), Catalina Lagos (PS) y Domingo Lovera (RD). Ellos han acompañado todo este proceso y han asesorado de cerca a sus consejeros tanto en las enmiendas como en la estrategia política del sector.

De hecho, el asesor de Lagos, el abogado socialista Julián Ortiz, asumió el rol de jefe de asesores de esa bancada y en las últimas semanas ha pasado a la primera línea política del Consejo, participando de las conversaciones con las otras bancadas, incluso con el jefe de asesores republicanos Jorge Barrera y asesorando directamente al delegado socialista Alejandro Köhler.

Esos mismos comisionados han estado en conversaciones con otros expertos de Chile Vamos. Sobre todo, a fines de la semana pasada, cuando La Tercera informó que la derecha en bloque estaba en conversaciones para ingresar enmiendas conjuntas. Los expertos de izquierda consideraron que la derecha tomaba la delantera y los excluía de las conversaciones. En medio de esa preocupación algunos expertos de Chile Vamos intervinieron para calmar el ambiente.

El Consejo se pone cuesta arriba para la izquierda y varios consejeros y comisionados adelantan que el escenario es pesimista. “Negociar este acuerdo será imposible y uno no está obligado a lo imposible”, comentan.

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