La recuperación de los restos de las 150 víctimas mortales que viajaban en el A320 de la aerolínea Germanwings que se estrelló hace hoy una semana en los Alpes franceses se ha acelerado gracias a la apertura de una vía terrestre que conduce hasta el lugar de la tragedia.

La Gendarmería francesa señaló que ese camino, allanado con maquinaria pesada en los últimos días, estuvo hoy por primera vez totalmente operativo, lo que facilitó el trabajo de los investigadores en la recuperación de los restos.

El presidente francés, François Hollande, afirmó en Berlín que el fin de semana puede quedar concluida la fase de rastreo de las víctimas, para proceder posteriormente a la de identificación, que los especialistas calculan que tardará entre dos y cuatro meses.

En paralelo, los investigadores continúan la búsqueda de la segunda caja negra, la que contiene el registro de todos los parámetros de vuelo del aparato, con lo que pretenden completar la secuencia del accidente.

La primera de las cajas negras, que contiene la grabación de los sonidos de la cabina, recuperada el día mismo del accidente, ya permitió establecer una hipótesis muy clara de las circunstancias del mismo.

La Fiscalía francesa sospecha que el copiloto, Andreas Lubitz, se encerró en la cabina cuando el comandante salió para ir al baño y estrelló voluntariamente el aparato.

La reputada Oficina de Investigación y Análisis (BEA) indicó hoy que la segunda caja negra puede completar los datos de la primera con los parámetros de vuelo.

Pero, como suele hacer tras cada accidente, la BEA buscará también detectar eventuales fallos en el control de los vuelos para evitar que se repita este tipo de accidente.

En particular, indicó la Oficina, en este caso estudiarán "el sistema de cierre de las cabinas de pilotaje" y "los procedimientos de acceso" a las mismas.

Desde los atentados del 11-S en Estados Unidos, las cabinas de pilotaje están dotadas de una puerta blindada que se puede bloquear totalmente desde el interior para impedir el acceso de terroristas.

Presuntamente fue ese protocolo el que utilizó Lubitz para aislarse en el interior y estrellar el aparato.

En paralelo a las labores de rastreo en la zona afectada, la región sur de los Alpes franceses sigue siendo un centro de peregrinaje de las familias de los fallecidos, en particular, la modesta estela levantada en el pueblo de Le Vernet, el más cercano a la montaña donde se estrelló el avión.

La delegada del Gobierno en ese departamento, Patricia Willaert, compareció hoy ante los medios para asegurar que el dispositivo puesto en marcha por Francia para acompañar a las familias se mantendrá todo el tiempo que sea necesario.

El fin de semana se espera una gran afluencia de familiares, puesto que es festivo en Alemania y en España, países de procedencia de la mayor parte de las víctimas del vuelo que cubría la línea entre Barcelona y Düsseldorf.

Más de 450 familiares han viajado ya hasta la región de los Alpes del sur, donde han recibido el apoyo de sanitarios, psicólogos y traductores del Gobierno español, respaldado por medios consulares de España y Alemania.

Lo que está descartado por el momento es que los familiares puedan acceder hasta el lugar del accidente, porque tanto el camino abierto hoy como la vía aérea es utilizada de forma prioritaria para las necesidades de la investigación, según Willaert.