Algunas declaraciones, efectuadas por los sacerdotes Mariano Puga, José Aldunate y Felipe Berríos a diferentes medios de comunicación -y que, entre otros tópicos,  incluyen críticas a la Iglesia por su negativa a discutir sobre el aborto y el matrimonio homosexual-, están "bajo el examen" del Vaticano, a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es el máximo órgano eclesiástico para estas materias en Roma.

Este hecho, dado a conocer el domingo por La Tercera, ha generado tensión -y preocupación- al interior del clero chileno, y abrió un debate sobre la forma cómo los sacerdotes deben elevar sus críticas a la conducción de la Iglesia Católica en el país.

Ayer, el presbítero jesuita Fernando Montes defendió a los involucrados, comentando que "no es correcto que alguien sea de alguna manera denunciado sin que conozca de qué se le acusa", mientras que el obispo de Chillán, Carlos Pellegrin, aseguró que "al Papa y la Santa Sede" les corresponde pronunciarse sobre este tema.

El Arzobispado de Santiago aseguró, mediante un comunicado de prensa, que el cardenal Ricardo Ezzati "no ha efectuado ni acusación ni denuncia alguna a la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Santa Sede, en contra de los sacerdotes mencionados".

En el documento se añadió que el curso de acción seguido por la máxima autoridad del episcopado fue "responder a una solicitud de la Nunciatura Apostólica en Chile de enviar las distintas declaraciones que han hecho estos tres sacerdotes y que han aparecido en diversos medios de comunicación". Agregó que  el cardenal, quien actualmente se encuentra en Roma, participando en la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos, "lamenta que se haya generado un clima de división por esta desinformación".

Audiencia

Según publicó La Tercera, en septiembre reciente los tres sacerdotes involucrados se contactaron, a través del correo electrónico, con el nuncio apostólico, Ivo Scapolo y, mediante un mensaje redactado por el sacerdote Mariano Puga, le solicitaron una audiencia.

Scapolo les respondió mediante otro correo electrónico, indicando que el cardenal Ezzati "tiene el deber y el derecho de intervenir oportunamente cuando surgen problemas de carácter doctrinal con sacerdotes o fieles que residen en el territorio de la misma arquidiócesis".

Sin embargo, Scapolo también confirmó a Puga que "la cuestión surgida con las declaraciones de usted y de otros religiosos residentes en la arquidiócesis de Santiago  está actualmente bajo el examen de la Congregación para la Doctrina de la Fe".

Uno de los sacerdotes involucrados, el jesuita José Aldunate, comentó ayer en CNN Chile que sus dichos a favor del matrimonio homosexual  "no dan para tanto". Respecto del envío de los antecedentes a Roma, recalcó que "aquí se le pasó un poco la mano (a Ezzati)", y dijo que él "podría haber dialogado con nosotros o conmigo", sobre las críticas.

"La Iglesia ha mandado a Roma las opiniones que ha podido recoger sobre temas valóricos. Temas controvertidos. Envió su informe, no lo ha dado a conocer. Por lo pronto, eso no nos ha gustado mucho", comentó el sacerdote, de 97 años.

Berríos y Puga, en tanto, declinaron referirse a la denuncia. El primero comentó que en estos momentos su preocupación estaba enfocada en la enfermedad que sufre un familiar. Cercanos a los sacerdotes involucrados señalaron que los tres se reunirán dentro de la semana para "conversar" sobre esta situación.

Jaime Coiro, en tanto, vocero de la Conferencia Episcopal, calificó la situación como "compleja", porque suscita "una inquietud comprensible en muchas personas (...). No sé si esto opaca la misión (de la Iglesia), que es permanente, superior y trasciende a las instituciones humanas (...), pero la prioridad no es establecer una lista de clérigos para acusar, sino dar a conocer el mensaje de Cristo".