Señor director:

La Araucanía nació mal y eso nos pesa hasta hoy. La desatada guerra de los primeros siglos fue dando lugar a una paz relativa entre los pueblos que vivían en lo que hoy es Chile.

Para el último malón de 1881, cuando la mayoría de los longkos atacaron el fuerte de Temuco, mi cuadriabuelo Venancio Coñuepan fue uno de los pocos longkos que creyó que era mejor negociar y no pelear. Él creía en una ruka grande donde todos pudiéramos convivir en paz.

De ahí que no pueda más que indignarme con el alcalde de Temuco Miguel Becker, quien sigue negándose a izar la bandera mapuche, a raíz de la propuesta del concejal José Luis Velasco quien solicitó izar la bandera mapuche para el día nacional de los pueblos indígenas. Becker ni siquiera quiso someter a votación dicha moción. Los colonos que llegaron a la región no tienen responsabilidad alguna en el origen del conflicto que hoy nos aqueja; fue el Estado chileno quien nos quitó las tierras y se las entregó a ellos sin decirle que existían otros dueños.

Sin embargo, con actitudes como las del alcalde Becker solo se perpetúa el conflicto. Hasta el nombre de la ciudad es mapuche y más temprano que tarde recuperaremos nuestra ciudad. Cuando eso ocurra no seremos unos déspotas como el alcalde: construiremos una ciudad para todos, incluso para él.

Venancio Coñuepan M.