En el lobby del hotel Intercontinental, el attaché de Burkina Faso en Chile, Antonio Loma-Osorio, conversa con el encargado de la delegación de Burkina Faso. Hablan en inglés. Revisan diversas boletas y facturas. "Estas son las de la camisetas, Guárdalas, el problema está solucionado", le explica.

Parece una broma, pero el rival que mañana enfrentará La Roja es tan amateur que recién en ese momento solucionó el problema con su ropa de entrenamiento: tenían sólo un juego de camisetas, debían lavarlo en el día para poder entrenar al siguiente.

Ni José Antonio Pizzi pudo esconder su indignación respecto al rival que mañana enfrenta. Especialmente, porque el equipo está compuesto por jugadores semiprofesionales de la liga local. "No sabía", dijo el argentino ayer ante la consulta.

Pareciese que el desconocimiento es recíproco. No con La Roja, si no con el lugar al que visitan, pues cuando el martes aterrizaron los africanos en Pudahuel, a las 2 de la mañana, pocos entendían las vestimentas de algunos miembros de la delegación. Con seis grados, algunos calzaban zandalias, vestían pantalones cortos y se abrigaban sólo con poleras. Durante los entrenamientos la situación fue similar.

Por eso, ayer los africanos se paseaban felices por el hotel de Vitacura. Incluso se quedaron presenciando entusiasmados el desfile de modelos que todos los miércoles realiza el recinto. Después de la cena, aplaudieron -respetuosamente, eso sí- a las mujeres que se mostraron en ropa interior, pijama y escote.

Su alegría puede cambiar, pues la ANFP estudia en detalle el contrato que firmó con los africanos. En él, se estipulaba que el equipo a enfrentar debía ser competitivo, con al menos seis jugadores nominados regularmente.

Burkina Faso disfruta del viaje.

burkina

Los jugadores africanos miran desde lo alto el paso de la modelo Lorena Gálvez, en el hall del hotel Intercontinental.