La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO, sus siglas en inglés) dio a conocer ayer el informe "Panorama de la Inseguridad Alimentaria en América Latina y el Caribe". El documento señala que como bloque, la región ya cumplió con las metas de reducción de la desnutrición y hambre y que hoy existen menos personas que están subalimentadas (ver recuadro).

En el análisis que hace de Chile, la FAO señala que en los últimos 20 años, el porcentaje de niños menores de cinco años afectados por la desnutrición se ha reducido en más de dos puntos porcentuales, ubicándose para 2013 en 1,8% de la población. Esta reducción, dice el documento, está asociada a los niveles de crecimiento económico y disminución de la pobreza. Sin embargo, el país presenta una de las tasas más altas de la región de niños obesos, llegando al 10% de la población de esa edad y que ahora, el desafío es la reducción de esta última cifra. Según un estudio del Ministerio de Salud, si se incluye a los menores de seis años con sobrepeso, un tercio de los niños de esta edad en el país está sobre el peso normal.

Si en 1960 el 37% de los niños estaba desnutrido, hoy el 10% es obeso. ¿Qué pasó? La jefa del Programa Nutrición de Poblaciones de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile, Marcia Erazo, explica que los actuales niveles de obesidad no se explican sólo como una consecuencia de los cambios socioeconómicos de un país, sino también como parte de su cultura y de sus dinámicas familiares. "En temas de obesidad hay factores que tienen que ver con la propia persona, como factores intrauterinos, enfermedad de la madre durante el embarazo, tiempo de lactancia y también modelos de crianza", señala.

Erazo menciona dos elementos que ayudan a explicar esta transformación. En primer lugar, en Chile, y también en Latinoamérica, como cuestión cultural, el cariño y los premios se expresan con comida. En segundo término, indica que los problemas de desnutrición se daban en un contexto de pobreza y todas las políticas públicas que se hicieron (entrega de leche para niños y embarazadas, programas escolares, bonos y beneficios sociales) estuvieron centradas en el "entregar" algo pero no hubo educación a la población para que se alimentara bien. "Hay una suerte de mensaje social que te dice que tienen que comprar comida, que salir de la pobreza es comprar un refrigerador y mantenerlo lleno y comerse todo lo que hay dentro", dice.

Otro problema es con qué se llena, porque comer saludable es más caro, explica.

Hambre oculta

En la actualidad, no sólo la desnutrición o el sobrepeso son una preocupación para la FAO. También lo es la llamada malnutrición (que además de la desnutrición y obesidad incluye la carencia de algún nutriente) ha impuesto otros desafíos. En el informe, señala que "es necesario tener en cuenta la preocupación creciente por el 'hambre oculta' que hace referencia a la carencia de micronutrientes, lo cual tiene implicancias directas sobre el desarrollo físico, intelectual y social de las personas".

En la región, la anemia por deficiencia de hierro es el problema nutricional más prevalente y afecta al 44,5% de los niños y al 22,5% de las mujeres en edad fértil.