China saluda a nuevo Papa y le pide "no intervenir en asuntos internos"

Vocera de la Cancillería china dijo que Beijing espera que Francisco trabaje para restablecer las relaciones bilaterales.




La elección de Jorge Mario Bergoglio como el nuevo Papa de la Iglesia Católica coincidió con la asunción definitiva de Xi Jinping como líder de la República Popular China, al convertirse en el nuevo presidente del país. Y ayer, el gobierno chino emitió un comunicado felicitando al nuevo Pontífice por su elección, aunque advirtiéndole, al mismo tiempo, que "no interfiriera en temas internos".

La vocera de la Cancillería china, Hua Chunying, dijo que Beijing espera que el nuevo Pontífice trabaje para mejorar las relaciones bilaterales, pero agregó que para lograrlo, el Vaticano debe cortar sus relaciones diplomáticas con Taiwán -al que China considera una provincia rebelde- y debe dejar de interferir en asuntos internos chinos. "La posición (de China) es congruente y clara", agregó.

La relación entre Beijing y el Vaticano ha estado marcada por las dificultades durante las últimas décadas, a causa de la situación de los cerca de 12 millones de católicos que viven en el país. Actualmente, existe una Iglesia oficial, supervisada por el régimen, y una Iglesia "subterránea", que intenta mantenerse al margen de las normativas impuestas por Beijing. Incluso, el gobierno chino designa obispos sin la aprobación papal. Por eso, el Vaticano ha planteado que está dispuesto a romper sus lazos con Taiwán si se asegura a los católicos la libertad absoluta para profesar su fe.

Ambos estados no han tenido relaciones diplomáticas formales desde que China ordenó a los católicos del país romper los vínculos con la Santa Sede hace 50 años, según recuerda la agencia AP. Benedicto XVI intentó mejorar los lazos con Beijing e incluso trabajó para restablecer las relaciones, pero los acercamientos fracasaron hace dos años con la designación por parte del régimen de dos obispos, que el Vaticano consideraba que no estaban en condiciones de asumir los cargos.

Por su condición de jesuita, el nuevo Papa tiene otro componente relevante en la historia de las relaciones entre la Iglesia Católica y China. Esto, porque este último país fue uno de los primeros objetivos evangelizadores de la Compañía de Jesús. Los misioneros llegaron en 1582 a la China Imperial de la mano de Francisco Javier, uno de los miembros fundadores de la orden. La presencia en ese territorio fue decisiva para transmitir a Occidente parte del conocimiento alcanzado entonces por el imperio chino. Pero la presencia en ese territorio llegó a su fin a fines del siglo XVIII, cuando el Papa Clemente XIV disolvió la Compañía de Jesús.

La orden fue restablecida durante el siglo XIX y siempre ha existido por parte de sus miembros el interés de regresar. Incluso, el propio general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás, lo dejó claro durante su visita a Chile en 2010. "China es un gigante que se abre para nosotros", señaló al resaltar que ese país es una potencia clave para la orden. El antecesor de Nicolás, el holandés Peter-Hans Kolvenbach, también destacó -al presentar su dimisión en 2008- que los jesuitas viven "el tiempo de espera" en su deseo de regresar a China.

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