Señor director:

Cada vez que se entregan los resultados del Simce nos asemejamos a una obra de teatro, donde cada actor vuelve a relatar con estilo, vehemencia y probablemente algo de novedad, lo mismo que en la presentación anterior de la obra.

Es hora de cambiar el libreto. El Simce, siendo muy importante, no lo es todo. Usemos estos resultados para poner temas de fondo que nos permitan avanzar. La Propuesta del Mineduc de Nuevas Bases Curriculares para III y IV medios entrega pistas interesantes.

El Simce ha profundizado una concepción de educación centrada en un academicismo que no apunta a la integralidad del proceso de enseñanza. Los indicadores de desarrollo personal y social incorporados desde 2014 van en la línea correcta, pero son insuficientes. Es fundamental preguntarse cómo estamos asumiendo las demandas de los estudiantes que apuntan al desarrollo de la autoestima, la calidad y elaboración de proyectos de vida, la participación ciudadana, el sentido de la existencia y a la dimensión religiosa. Esto implica revisar el qué y el cómo lograr los aprendizajes necesarios, sabiendo que para los jóvenes se requiere una pedagogía innovadora.

Tomás Scherz

Vicario para la Educación

Arzobispado de Santiago