Contradicciones y misterios de la pieza clave en el caso Guzmán

Mauricio Hernández Norambuena implicó al ex frentista Enrique Villanueva (59) en la concepción del crimen del senador Guzmán. Pese a que su nombre ha estado vinculado por 13 años al caso, éste sólo ha declarado una vez en el proceso y por exhorto. En estos años, Villanueva ha caído en varias contradicciones sobre el rol que cumplía en el FPMR y cuánto sabía del caso.




Aterrado. Así llegó hasta las oficinas de la Fasic, organismo que llevaba causas de DD.HH., en abril de 1997, Conrado Enrique Villanueva Molina (59). "No puedo decirle las razones, pero yo conozco a la gente del Frente y voy a tener muchos problemas por esto", le dijo a la abogada Verónica Reyna, quien atendió su requerimiento y hoy recuerda la historia.

Días antes, su nombre se había hecho público en dos artículos de prensa. La Nación aseguró que el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) denunciaría a uno de sus ex militantes, muy cercano a la dirección nacional, por haber sido colaborador de "La Oficina", el órgano creado por el gobierno en 1991, tras el asesinato del senador Jaime Guzmán, para desbaratar a grupos terroristas. El sujeto respondía a la chapa de "comandante Eduardo".

A mediados de ese mes, La Tercera identificó a Villanueva Molina como el "comandante Eduardo" y reveló que había sido el vocero del FPMR que en mayo de 1991, un mes después del asesinato de Guzmán, apoyó el crimen, declarando en una entrevista que "bien ajusticiado está".

Las revelaciones provocaron revuelo en la investigación del asesinato del senador. Se trataba de un alto miembro de la cúpula del FPMR al momento del atentado, que había vivido todos esos años en Chile y cuyo nombre ni siquiera figuraba en el expediente.

Trece años después, esta semana, Villanueva volvió a cargar con el adjetivo de "hombre clave".  Mauricio Hernández Norambuena -condenado a cadena perpetua en Chile por el asesinato de Guzmán y quien cumple otra de 30 años en Brasil, por el secuestro del publicista Washington Olivetto- dijo, en entrevista con Chilevisión, que la decisión de atentar contra el senador se tomó de manera colectiva por la dirección nacional del Frente y que Villanueva estaba al tanto de la planificación. "Ramiro", chapa de Hernández, también aseguró que Villanueva fue informante del gobierno en esos años y desnudó las contradicciones en las que ha incurrido desde 1991.

Con sus palabras, el caso Guzmán, que estaba cerrado desde 2004, fue reabierto y el juez Mario Carroza, como primera medida, decretó arraigo para Villanueva.

Por el lado de los querellantes, la familia Guzmán, el ex "comandante Eduardo" es su principal blanco para lograr esclarecer el crimen, que si bien tiene condenados -y fugados- a los autores materiales; aún hay interrogantes sobre los autores intelectuales (sólo Hernández está condenado). En la defensa apuestan a que -a diferencia de 1997- esta vez Villanueva actuará como pieza clave. A favor de sus tesis mencionan que Carroza es un juez determinado a resolver el caso y que esta es la primera vez que Villanueva enfrentará realmente a la justicia (pues sólo entregó su testimonio una vez, por exhorto). Por último, que a sus 59 años y tras llevar siete en una vida normal con su familia en Chile, Villanueva no querrá arriesgar ningún tipo de condena.

Años desapercibido

Ocho meses clandestino estuvo Villanueva, luego de que en 1992 se desvinculó del Frente. Tras eso, con sus estudios en Economía -que según él siguió en la Universidad de Londres- y posteriores en Ciencias Políticas, asesoró a organismos estatales: municipios, el Sence y la Oficina Nacional del Retornado (ONR). En 1994, fue contratado por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, donde dio clases de ciencias políticas y administrativas y donde renunció, el 31 de marzo de 1997, un día antes de la aparición del primero de los artículos en que se le mencionó. "Me reinserté por mis medios a la vida en Chile", dijo con posterioridad.

Ante el revuelo de su identificación y el temor que él manifestó en las oficinas del Fasic en 1997, respecto de que el Frente lo podía atacar, la abogada Reyna le recomendó abandonar Chile, al tiempo que los abogados interpusieron un recurso de protección. Días después de la cita, con su pareja e hijas y como no había un requerimiento judicial en su contra, abandonó el país rumbo a Cuba. Hugo Dolmestch, el juez que llevaba el caso, lo citó a declarar cuando ya se había marchado.

Tiempo después, el magistrado  decretó una orden de captura internacional en su contra, pero Villanueva ya había llegado a Cuba. De acuerdo a la versión del ex frentista, durante su estadía en La Habana, fue seguido y fotografiado y decidió dejar Cuba para no complicar al régimen de Castro, ante los argumentos de que protegía terroristas. Sin embargo, de acuerdo con la declaración judicial de Humberto López Candia -ex informante de "La Oficina"- dada en 1999, el gobierno cubano le solicitó dejar el país, luego de que el FPMR argumentara que se le estaba dando protección a un traidor.

El caso es que se fue a Venezuela. En 1998 apareció en la oficina de un ex oficial de la Fach que trabajaba en la sede de la OEA en Caracas, solicitando trabajo y argumentando problemas económicos. La gestión no fructificó, pero dos semanas después, ingresó a la Facultad de Economía de la Universidad Central de Venezuela, donde trabajó como profesor de Economía y se especializó en educación virtual.

Por ese motivo dirigió la Red Universitaria Virtual América Europa, la que le permitió realizar charlas en diversos lugares. En 2005, incluso dictó una en la Universidad de Valparaíso, donde participó en un seminario junto al senador Carlos Cantero y el ex vicepresidente ejecutivo de Corfo Oscar Landerretche.

Mientras residía en la urbanización Parque Central -un barrio de clase media baja en el centro de Caracas-, el ministro Dolmestch fue informado de su localización. El magistrado, sin embargo, levantó la orden de captura y envió una solicitud para que declarara por exhorto. Cercanos al hoy miembro de la Corte Suprema dicen que él comentó que en esos años no tenía antecedentes que lo llevaran a pensar que era un personaje clave en el caso.

El 31 de enero de 2001, en presencia de su abogado y por exhorto -motivo por el que no hubo contrapreguntas-, Villanueva respondió 14 interrogantes, de las cuales sólo tres se enfocaron en el asesinato del senador. "No tuve conocimiento ni participación en esos hechos" dijo el ex frentista. Nunca más volvió a ser requerido y en 2003, el ministro Dolmestch cerró la causa hasta la aparición de nuevas pruebas.

Con el conocimiento de esos antecedentes en 2005 Villanueva regresó. Según comentó a cercanos, se sentía tranquilo, pues entendía que el ministro lo había dejado fuera del caso.

De regreso, trabajó como consultor en sistemas de certificación de calidad y en 2007, ingresó a la Universidad Arcis en la Dirección de Planificación y Desarrollo, cargo que abandonó pronto. Ese año, se mudó a Con Con, donde reside con su familia y abrió, con $ 1 millón, una sociedad educacional. En 2009 abrió otra sociedad, con capital de $ 5 millones, dedicada a fines varios. Entre sus últimas actividades, se cuentan labores como experto en aseguramiento de calidad en la Universidad de Los Lagos.

Las contradicciones

En los 13 años transcurridos desde que se reveló su identidad, Villanueva ha dado diversas versiones sobre su relación con el FPMR y su conocimiento del asesinato de Guzmán. Sus dichos han sido contradictorios con las declaraciones de otros frentistas y con la entrevista que él mismo dio en 1991, a un mes del crimen.

Sobre su participación en el movimiento, Villanueva dice que no formaba parte de la cúpula del frente al momento del atentado, pues había sido sancionado. Sin embargo, en su entrevista de 1991, el propio Frente lo presenta como un miembro de la dirección. Así también lo indica Galvarino Apablaza, el número 1 del FPMR al momento del crimen, en una entrevista de 1997, donde aseguró que "(Villanueva) siguió en las filas y en tareas vinculadas al trabajo de dirección hasta 1992".

Esta semana, Villanueva dijo que el asesinato del senador no debió ocurrir y que nunca justificó la acción. Eso, pese a que en su entrevista de 1991 apoyó el atentado, al señalar que el gremialista "bien ajusticiado está". Cuando esta semana le fueron recordadas esas frases dichas en 1991, respondió que había sido "sacado de contexto", aunque en las mismas declaraciones tras el atentado ahondó en el punto: "El ser demócrata es un valor moral y no un ropaje que se saca y se pone. Y a este señor Guzmán, estos valores le quedaron grandes", dijo entonces.

En la entrevista de 1991, como vocero del FPMR, aseguró que el movimiento no estaba dividido y la línea político-militar era integral, y que "las armas hoy tienen un papel muy importante que jugar en la política revolucionaria". Sus frases se contraponen a declaraciones posteriores, en que aseguró que a comienzos de los 90 él promovía que la organización dejara las armas.

También ha variado su versión sobre el crimen. En 2001 dijo haberse enterado con posterioridad al asesinato, que el grupo de Hernández Norambuena, apoyado por Apablaza, era el autor.

Esta semana, negó cualquier participación y conocimiento del asesinato y dijo que "no voy a entrar en defensa de 'Salvador' (Apablaza), pero por lo que conocí, no me cuadra que avale o apruebe una acción como lo de Guzmán".

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