En Dortumund tienen motivos suficientes para estar molestos. No sólo por la caída por 2-3 ante Monaco, en el partido de ida por los cuartos de final de la Champions League, sino por la actitud de la UEFA de obligarlos a jugar pocas horas después de que el bus que los llevaba al Signal Iduna Park sufriera un atentado.

El técnico Thomas Tuchel no escondió su molestia contra la entidad que rige al fútbol europeo. "Tuvimos la sensación de que éramos tratados como si alguien hubiese lanzado una lata de cerveza al bus", declaró.

Y, en la misma línea, insistió en que su equipo necesitaba un mayor tiempo para reponerse de la impresión que le produjo el ataque. "El tiempo es importante para superar eso. Los jugadores hubieran necesitado un día más. Ahora queremos concentrarnos en lograr alcanzar la semifinal", sentenció.