Primero fue un elogio de Susan Sontag, luego dos novelas cortas y un volumen de cuentos editados por el prestigioso sello neoyorquino New Directions. Luego se volvió imparable. Entre 2008 y 2009, cuando en Estados Unidos se publicaron las traducciones de Los detectives salvajes y 2666, Roberto Bolaño pasó a ser una fiebre: a los aplausos de The New York Times, y otra docena de suplementos literarios, se sumaban elogios de la presentadora televisiva Oprah Winfrey y la rockera Patti Smith. Desde Gabriel García Márquez, ningún otro autor latinoamericano había sido famoso en suelo gringo. Entonces la puerta se abrió: César Aira, Mario Bellatin, Horacio Castellanos Moya, Daniel Sada y varios otros autores latinos empezaron a ser publicados en inglés, muchos con una frase alabatoria del propio Bolaño en la contraportada.

"Fue un aluvión. Totalmente", dice el académico ecuatoriano asentado desde los 80 en EE.UU., Wilfrido H. Corral. De visita en Chile para participar en la Cátedra en homenaje a Bolaño de la Universidad Diego Portales, Corral sabe bien que el nombre del autor chileno es una marca atractiva y por eso estuvo de acuerdo en ponerlo en el título de su último libro: The contemporary spanish american novel: Bolaño and after. Pero es más que marketing: "¿Cómo puedes hablar de narrativa contemporánea latinoamericana sin hablar de Bolaño?", pregunta, sabiendo que la respuesta es obvia.

Publicado a fines del año pasado, el libro es un inédito esfuerzo por registrar todas las capas de la oleada narrativa latina entre 1996 y 2012. Corral junto a Nicholas Birns y Juan E. De Castro editan ensayos sobre 69 autores nacidos entre 1949 y mediados de 1977. Desde Aira y Diamela Eltit, entre los mayores, hasta Patricio Pron y Alejandro Zambra, entre los más jóvenes, The contemporary spanish american novel también incluye a Juan Villoro, Rodrigo Rey Rosa, Junot Díaz, Juan Gabriel Vásquez, Héctor Abad Faciolince, Santiago Roncagliolo, Rodrigo Fresán, Edmundo Paz Soldán, Pola Oloixarac, etc.

Más que un canon, el volumen es la presentación de un nuevo panorama de autores disímiles, maestros y discípulos, muchos de los cuales golpean las puertas del inglés. Dividido en zonas geográficas (México, América Central, Caribe, Región Andina, Cono Sur y Latinos en EE.UU.), The contemporary spanish american novel también registra los movimientos literarios que en los 90 intentaron desprenderse del Boom de los 60 para alcanzar un eco internacional: ahí está la Generación de Crack, impulsada por Jorge Volpi desde México, y McOndo, que lideró Alberto Fuguet.

Ninguno, sostiene el libro, tuvo eco en EE.UU. Tras Bolaño, la atención ha cambiado. Corral nombra a Zambra, Vásquez y, sobre todo, a Aira ("No he leído ninguna reseña negativa sobre sus libros"), como los mejores recibidos por la crítica. "Aun no existe una estética que homologue a estos escritores. Pero es muy buen momento para la literatura latinoamericana", dice. "Eso sí, aunque potencialmente podrían haber autores del peso de los escritores del Boom (García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, etc.), para mí no hay ninguno. Pero los jóvenes aun tienen mucho que dar", agrega.

Cultura popular

El fantasma del Boom de los 60 aparece varias veces en The contemporary spanish american novel y para Nicholas Birns es un espejo ineludible. "Esta generación reacciona a los estereotipos sobre el Boom en el mercado y las ideas norteamericanas sobre el realismo mágico. Pero, como Cortázar, es internacional, y como Puig o Vargas Llosa, abraza la cultura popular", dice. Y agrega. "Esta generación, en su talento, su productividad y su apelación global, tiene el potencial de tener un impacto similar a la del Boom".

De los 69 autores perfilados en The contemporary spanish american novel hay 10 chilenos: además de Bolaño, Eltit, Fuguet y Zambra, aparecen Alvaro Bisama, Arturo Fontaine, Carlos Franz, Beatriz García Huidobro, Pedro Lemebel y Sergio Gómez. Según Birns, en EE.UU. la autora de Lumpérica "tiene una gran audiencia feminista y se enseña en la academia", mientras que Zambra empieza a "ganar reputación" y cree que Fuguet "está bien posicionado para el largo plazo". Agrega otros autores locales que empiezan a ser leídos: Carla Guelfenbein y Roberto Ampuero.

Y aunque la fiebre por Bolaño bajó, su nombre ya está en la industria editorial y la academia: "Hoy algunas de las críticas de 2666 parecen un poco ridículas, pero ahora hay estudios serios sobre su obra y es ampliamente estudiado en la universidades. Y sin Bolaño, muy pocos autores latinoamericanos jóvenes habrían sido publicados en inglés", dice Birns.