Es 19 de septiembre, un temporal azota un pueblo al sur de Chile. Dos mujeres desmenuzan sus vidas frente al estoicismo de la Parada Militar en televisión cuando tocan la puerta. Es Diego, de 14 años, que va en busca de Adriancito, el nieto de una de ellas. Ambas se excusan, inventan que no está. El las increpa y oye a alguien retorcerse de dolor desde el segundo piso. Ahí, justo antes de que ambas lo pongan a dormir usando yerbas ilícitas, su plan ha sido descubierto: arriba, el joven protagonista es sometido a un tratamiento casero para revertir su homosexualidad.

Antes de convertirse en una de las dos cabezas de Los Contadores Auditores (Safari para divorciadas) y en guionista en Canal 13, Juan Andrés Rivera (28) creció en Puerto Montt. Fue criado por su abuela y aunque la anterior está lejos de ser su historia, reconoce en su vida varios de los elementos del personaje que él mismo creó: la atracción por lo distinto, las amistades sospechosas con otros chicos y esa violencia doméstica barnizada con el humor más oscuro. Por eso, cuando en abril de 2012 Rivera asistió a la primera sesión del taller del Royal Court Theatre en Santiago -junto a Andrés Kalawski, Bosco Cayo, Pierre Sauré y otros dramaturgos- supo que había dado con la historia de su siguiente obra.

"Tuvimos que elegir una noticia local y reciente que nos impactara", cuenta. "Por esos días, acababa de morir Daniel Zamudio (fallecido el 27 de marzo de 2012) y tomé ese hecho para reforzar un texto que venía dándome vueltas". Para abril de 2013, la obra estuvo lista: la tituló Palo rosa y debutó el viernes en el Teatro UC, dirigida por Alexandra von Hummel y protagonizada por Carolina Jullian y Felipe Gómez. "Es primera vez que entrego una obra mía", cuenta, "casi siempre dirijo yo, pero esta vez quise soltar mi trabajo".

"Se corre el riesgo de que no te guste lo que un director haga con tu obra", dice Emilia Noguera (30). La actriz, directora y guionista de No abras la puerta, de TVN, fue la otra elegida para mostrar los frutos del Royal Court. El 17 de octubre estrenará Proyecto de vida, la quinta obra de su autoría, dirigida por Cristián Plana y con Bárbara Ruiz Tagle, Cristián Carvajal y Carmen Disa en escena.

"La escribí pensando en Plana", recuerda. Con el también director de Paso del Norte y Castigo compartió en Comida alemana. "Esta vez no quise actuar ni dirigir. Ya lo hice en obras mías y había que probar algo nuevo. Quise ser espectadora de mi trabajo", cuenta la autora de Suspender y Turno.

En Proyecto de vida, Noguera describe cuatro personajes: Carolina, una dueña de casa de 30 y tantos; Alberto, su marido, un empresario de la misma edad; Luis Alberto, su hijo, obeso y retraído, e Irma, la empleada de la casa. La obra comienza con un desayuno de la pareja en su casa, en Chicureo. Ella le habla, pero él no quita la vista del periódico. Es un círculo vicioso, "él la violenta a ella, ella violenta a la empleada y el niño carga con todo". La violencia, por tanto, cruza ambas obras, aunque con distintos matices. "Palo rosa es una alegoría al humor negro chileno", dice Rivera. Proyecto de vida, en cambio, "refleja quiénes somos desde el desayuno, hasta que nos acostamos. Razones no nos faltan", concluye Noguera: "Somos víctimas de un sistema que nos obligó a validarnos ante los otros a diario".