Un grupo de científicos de la Universidad de Leeds y del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido anunciaron el descubrimiento de evidencias fósiles de vida marina a ocho metros bajo el lecho marino, unas cuatro veces lo antes medido para la vida a esta profundidad.

El estudio, publicado en Nature, consistió en el análisis de restos de túneles oceánicos en afloramientos que alguna vez formaron parte del fondo marino, hace 250 millones de años.

Estos restos cuentan con "láminas" de arena de gran extensión y dan cuenta que la vida marina en los túneles oceánicos fue mucho más abundante de lo que se pensaba. El hallazgo además, insta a mejorar los futuros procedimientos que busquen conocer cómo es la vida en las profundidades remotas; en la actualidad, reunir pruebas resulta complejo y los científicos se enfocan en el lodo, ya que es más sencillo que las arenas movedizas de los fondos marinos.

"La ecología del océano demuestra que los excavadores en aguas profundas se han vuelto más frecuentes y diversos a través del tiempo, afirma David Hodgson, autor del estudio. "Su adaptabilidad a nuevos entornos refuerza la idea de si sus ancestros prehistóricos se adentraran en estas profundidades, es probable que los encontremos".

"Estos afloramientos nos dan una instantánea de la antigua vida de las profundidades marinas. Sabemos que los animales modernos de madrigueras marinas viven en el mismo material que se ha fosilizado en estas rocas", señala la autora principal, Sarah Cobain.

Para explicar el fenómeno, la investigación apunta a las inyectitas, agua rica en arena que se inyecta con fuerza en el barro, como una zona donde se proporciona un camino fácil a los animales para que puedan encontrar nutrientes y oxígeno.

"Nuestra comprensión de las inyectitas nos permite no sólo evaluar cómo vivían estas criaturas sino también que tan profundamente se enterraron en el sedimento bajo del lecho marino", asevera el estudio.

Los científicos indicaron que así, la vida de los animales sigue en los bordes de las inyectitas clásticas, a aproximadamente ocho metros debajo del lecho marino. Para ello, es necesario que los seres vivos vivan lo suficiente como para fabricar un túnel que los salve de gusanos y pequeños camarones.

"Este descubrimiento nos da una ventana a un entorno generalizado y apenas explorado en nuestro planeta. Poco se sabe sobre los entornos modernos de los fondos marinos profundos, y menos sobre los antiguos", afirma Jeffrey Peakall de la Universidad de Leeds.

"Estos rastros de fósiles pueden darnos una nueva percepción de la posibilidad que los organismos más profundos puedan estar presentes en los sedimentos arenosos, en lugar de las arcillas y los sedimentos que suelen ser objeto de investigaciones en los fondos marinos modernos", añade.