Era el condimento que faltaba para la próxima entrega de unos premios Oscar que parecían hasta ahora muy tranquilos y consensuados. El siempre admirado y controversial cine de Clint Eastwood está robándole atención a las favoritas Boyhood, Birdman y El gran Hotel Budapest. Francotirador, su último filme, logró seis nominaciones, incluyendo Mejor película, actor y guión adaptado. Y ahora, sólo con una semana en la cartelera norteamericana, ha roto todos los récords para una cinta estrenada en enero y que, además, tiene una calificación para adultos: suma US$ 105 millones acumulados. 

Pero no ha sido un fervor compuesto sólo de buenas críticas y de muchos cortes de tickets. La cinta ha desatado una ola de fuertes declaraciones que ha dividido las aguas tanto en Hollywood como en la opinión pública. ¿Es una película antibélica o defiende las invasión a Irak y los abusos derivados de ella? ¿Por qué de todas formas ha creado tanto interés en el público?

La cinta, que llega a las salas locales el 12 de febrero, se basa en las memorias de Chris Kyle, un experto francotirador que en sus expediciones en la guerra contra Irak mató a más de un centenar de personas. Una historia que fue publicada el año 2012, un año antes de la confusa muerte de Kyle en su natal Texas, a manos de un ex compañero de batallas con desórdenes mentales.

Con su habitual y siempre venerada solvencia narrativa, Eastwood muestra a un Kyle (encarnado por  Cooper) que parece destinado a ser un granjero más. Pero de pronto siente que en el ejército puede haber una mejor respuesta para su destino. Algo que se confirmará en el campo de batalla, en Irak, a donde parte convencido de hacer el bien tras ver por televisión el derrumbe de las Torres Gemelas.

Como ejecutor de cualquier persona que parezca peligrosa, desde los techos de edificios, el soldado va convirtiéndose en una máquina de matar, al punto que se transforma en una leyenda entre sus pares. Así, sin complicarse mucho con disquisiciones morales, Eastwood retrata a través de los ojos de Kyle la invasión a Irak, sin entregar mucho contexto, razones ni discursos antibélicos. El sentimiento final es que estamos viendo un filme sobre un héroe. De hecho, los créditos y la banda sonora final son bien claros al respecto.

CULTURA DE LAS ARMAS

Justamente esa conclusión ha gatillado una serie de juicios contra la cinta;  incluso la han comparado con propaganda nazi. Fue esto lo que se entendió de las palabras del actor Seth Rogen a través de su twitter, al anotar que le recordaba "el tercer actor de Bastardos sin gloria". Se refería a una escena en la cinta de Quentin Tarantino donde unos soldados alemanes ven un burdo filme sobre un francotirador que mata a soldados aliados.

El documentalista Michael Moore, un ícono del ala izquierdista hollywoodense, puso más leña al fuego. El ganador del Oscar por Bowling for Columbine, que criticó a George Bush y la invasión a  Irak con estatuilla en mano, señaló también en redes sociales: "Nos enseñaron que los francotiradores son cobardes. Te disparan por la espalda. No son héroes". Y luego fue más directo: "Lástima que Clint confunda Vietnam e Irak en su narración y que sus personajes llamen salvajes a sus enemigos durante toda la película".

Ese tipo de calificativos  abundan en el libro de Kyle, uno de los más vendidos el 2012. Un fenómeno editorial que explicaría en parte el interés de verlo ahora retratado en el cine, mientras la publicación vuelve al tope de las listas. "Yo no estaba allí mirando a esas personas como personas. No me preguntaba si tenían familia. Solo estaba tratando de mantener a mi gente a salvo", señaló entonces en una entrevista televisiva. Eastwood refleja en la cinta ese sentimiento, vistiendo siempre de oscuro al enemigo. No crea ninguna empatía con ellos, ni siquiera se acerca a sus motivaciones.

El asunto salió de los límites de Hollywood, a través de  opiniones y columnas en los principales medios de EE.UU. Entre los defensores del filme se cuenta la ex gobernadora republicana Sarah Palin, quien con su habitual expresividad defendió a Eastwood (un republicano que ha criticado duramente al gobierno de Obama) y se dirigió a los "izquierdistas de Hollywood". "Escupen las tumbas de los combatientes por la libertad que permiten hacer lo que ustedes hacen, no servirían ni para limpiarles las botas a Kyle", dijo.

Con más calma, algunos señalan que al menos la película abre un debate siempre necesario respecto a la guerra en Irak. Para el historiador Martin Pleger, el éxito de la cinta puede estar asociado además a que "el país tiene una verdadera cultura de las armas con la que los estadounidenses se suelen sentir cómodos". Para críticos como Scott Feinberg (The Hollywood Reporter), esta situación puede jugarle en contra al filme en su lucha por el Oscar: "A la Academia no le gustan las controversias".

La noche del 22 de febrero, día de la entrega de los premios, se verá si la cinta también da la sorpresa. Mientras, Clint Eastwood, aún en silencio, puede ver cómo Francotirador se ha convertido inesperadamente en el primer fenómeno del año.