Genes de máquina: La fórmula de Alemania para ser protagonista en los Mundiales

No es casualidad que la escuadra germana siempre sea candidata en las Copas del Mundo. Esta es la receta y la historia de la Mannschaft.




El fútbol tiene reglas no escritas. Tradiciones o costumbres, que se dan por descontadas, aunque no siempre se cumplen. Que Italia es defensiva, que Brasil es lírico (salvo la selección de este Mundial) o que Uruguay es místico. Que Portugal juega bien, pero nunca gana. Y así....

Visiones acuñadas en la historia de este deporte y, principalmente, en las Copas del Mundo. El goleador inglés Gary Lineker, después de perder la semifinal de Italia 1990, entregó otra sentencia del tipo "verdades absolutas" que todavía se recuerda: "El fútbol es un juego simple, que inventaron los ingleses. Veintidós hombres persiguen un balón durante 90 minutos y, al final, los alemanes siempre ganan".

Lo aprendió (y sufrió) Brasil en las semifinales de su Mundial, donde fue apabullado por la máquina germana (7-1). Nadie respira tranquilo cuando sabe que viene Alemania en el siguiente partido. Es norma.

Las estadísticas, en todo caso, sostienen la tesis. Veinte Mundiales se han disputado, y en 11 ha terminado entre los cuatro mejores. En tres ganó el título y, contando la de este domingo, ya acumula ocho finales. Números que ningún otro país luce en citas planetarias. ¿Dónde está el secreto? La solución viene desde la misma Federación Alemana de Fútbol (DBF).

Decir que el futbolista teutón tiene una mentalidad superior a las de sus rivales, por exagerado que suene, no es nuevo. Urs Siegenthaler, jefe de scouting (analista de rivales y buscatalentos) de la selección alemana, lo describe de otra forma: "Cada equipo nacional juega con la mentalidad de su país. El futbolista alemán debe ser como un tanque, que avanza siempre. Siempre ha sido así. Siempre que está bajo presión, cada jugador vuelve a la idea básica de nuestro fútbol: fuerza y dedicación".

Siegenthaler es reconocido como la mente detrás del técnico Joachim Löw. Siempre está en los partidos de la Mannschaft, sentado en algún palco, solo. Anotando datos, sacando cuentas, recalculando. Tareas que para un combinado germano es fundamental, desde que jugó su primer partido en 1908 (derrota ante Suiza por 5-3).

Pero no fue hasta la década del 30 que los alemanes vivieron un cambio radical. De la mano de Fritz Szepan, volante de Schalke 04 que cambió la actividad en su país. Lo estudiosos de la historia del balompié germano relatan que Szepan lideró el Schalker Kreisel, estilo de juego que se basó en un fútbol rápido, de toque simple y con una disposición directa de ataque colectivo. Una estructura que le permitió a Las Aguilas ser terceras en Italia 1934.

Obviamente, la modernización del deporte ha ido modificando la forma de pararse en la cancha que ha tenido Alemania. La esencia, sin embargo, es la misma. Lo apunta el sicólogo deportivo Hans-Dieter Hermann, jefe de su unidad en la DFB. "Se pueden formar buenos futbolistas siempre, pero nuestra tarea es entrenar la cabeza de los jugadores", asegura el profesional.

Orden y solidaridad son conceptos básicos en esta potencia mundial. A lo largo de su historia, siempre ha tenido figuras que destacan del resto (Franz Beckenbauer, el máximo ícono), pero en la suma su puntal más importante es lo colectivo.

Hace 10 años, sin embargo, al fútbol alemán también se le asocian ideas de juego bonito y vistoso. Es la revolución que se le adjudica a Jürgen Klinsmann como seleccionador en el proceso para la Copa de 2006, que continuó después Löw, su ayudante de campo en esa época.

Pero las cosas en Alemania no funcionan así. El principio colectivo siempre manda. El modelo de formación en el fútbol fue una imposición de la Federación a todos los clubes de la Bundesliga. Es decir, cada institución debe contar con una academia desde la categoría Sub 9 hasta Sub 19, con directores técnicos, médicos y deportólogos profesionales que los asesoran desde el inicio de sus carreras y con un plan común de trabajo.

Trabajo físico, futbolístico y mental. Porque desde que el fútbol se profesionalizó en Alemania, la premisa es una. Lo dice Urs Siegenthaler: "No todos nuestros jugadores son talentosos, pero sí todos son buenos".

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