GUIRIGAY es otro término que se lee y escucha poco, al menos en nuestro país. Pero, a diferencia de otras palabras, como resiliencia -que vimos en un espacio anterior- guirigay es una voz antigua, que ya se usaba en España en el siglo XIX. En un fragmento de la comedia "A Madrid me vuelvo", del dramaturgo Manuel Bretón de los Herreros, dice "…y el ruido de los carruajes, el guirigay de la gente, aquel continuo rozarse…".

La palabra la utilizó el columnista Sergio Melnick el domingo 6 de octubre en el título de su comentario: "El guirigay de la presidencial". No repite el término en el texto que sigue, pero lo deja bien instalado en la página de redacción de La Tercera. La lectora Isabel Millán, que estudia literatura, escribe: "en alguna ocasión leí esta palabra en un libro, pero pensé que el autor lo había inventado. A veces ocurre como licencia literaria. Ahora busqué en el diccionario y lo encontré. Pero, como otras voces de poco uso, o en desuso, pienso que no contribuye a la comprensión".

Cierto, no es un término de uso diario… al menos en los diarios. Pero, como dice la lectora, figura en el diccionario académico, que ofrece dos acepciones: "Gritería y confusión que resulta cuando varios hablan a la vez o cantan desordenadamente", y otra, más coloquial, "Lenguaje oscuro y difícil de entender". Guirigay tiene un origen imitativo, por la semejanza del sonido que produce la gritería y la confusión de voces altas y desentonadas.

La voz guirigay presenta dificultades con su plural. El Diccionario panhispánico de dudas -DPD- recuerda que los sustantivos y adjetivos que terminan en "y" precedida de vocal forman tradicionalmente el plural añadiendo la sílaba "es". Por ejemplo: ley - leyes, buey - bueyes y guirigay - guirigayes. Pero, en toda norma siempre hay un pero… Existe un grupo reducido de sustantivos y adjetivos terminado en "y", importados en fecha más reciente de otros idiomas, cuyo plural se forma convirtiendo la "y" en "is", sin alterar el sonido de la palabra, como gay - gais.

En aguas mansas...

El lector Pablo Gallo M. escribe: "En el Congreso quieren eliminar el tradicional 'en nombre de Dios se abre la sesión' y un columnista de La Tercera simplemente sacó a Dios de un refrán".

Se refiere a la columna de crítica de TV, titulada "Agua Mansa", publicada el 9 de octubre en las páginas de Sociedad y Espectáculos. En el texto, el autor dice: "Llama la atención la urgencia, la exposición pública, los nervios crispados. Guárdate del agua mansa, dice un viejo refrán, y quizás es eso lo que pasó en el canal (13 TV) (…)".

En realidad, el viejo el refrán, que apunta el columnista, dice "Del agua mansa líbreme Dios, que de la brava me libraré yo". Sin embargo, en su interesante columna, Álvaro Bisama usa el refrán sólo de manera referencial, con el sentido de apariencias y precaución. (Un río aparentemente tranquilo puede esconder muchos peligros; y aplicado a las personas, el refrán da a entender que alguien, de carácter tranquilo, puede mostrarse irascible cuando se enoja, con la consiguiente sorpresa para quienes tenían sólo la primera impresión de él).

Pero, también hay otro viejo refrán, que omite a Dios, y que dice: "Agua mansa, traidora y falsa".