Señor director:

El proyecto de ley de reforma a la educación superior (ES) plantea incoherencias desde su inicio, es decir, desde hace un año que no se han corregido por lo que es necesario destacar las tres principales. Primero, se declara que se desea estimular un sistema de provisión mixta para estimular la diversidad de proyectos educativos; sin embargo, se presenta un proyecto que apoya de manera preferente y excluyente al sistema estatal, sin preocuparse de instituciones tradicionales que aportan más de la mitad de los bienes públicos en docencia, investigación y compromiso con las comunidades. Es una inaceptable propuesta estatista, con falta de consideración a la historia, presente y futuro de la ES.

Segundo, se declara la autonomía del sistema universitario; sin embargo, se presenta una subsecretaría que regula cupos, aranceles y toma a su cargo el diseño e implementación de un nuevo sistema de ingreso a la ES, lo que es una inaceptable intromisión a la autonomía universitaria.

Tercero, se proclama que se estimulará el desarrollo del sistema público, y en las nuevas líneas de financiamiento se privilegia lo estatal como sinónimo de lo público, lo que no está en línea con la definición internacional del valor de lo público. En este punto, la propuesta refleja una inaceptable voluntad de controlar el sistema a través del dinero estatal.

Estos son tres ejemplos que reflejan falta de conocimiento, madurez y profundidad intelectual de un proyecto que a pesar de sus falencias sigue avanzando, con nefastas consecuencias para el desarrollo de la educación superior del país.

Es momento de exigir mayor seriedad a los parlamentarios. Esta es una inaceptable forma de legislar; las disculpas, lamentos y modificaciones futuras a la ley no corregirán el error e impacto de este proyecto.

Ignacio Sánchez D.

Rector Pontificia Universidad Católica de Chile