La banca global, modelo promovido durante más de treinta años por conglomerados financieros conformados por medio de fusiones transfronterizas, ha entrado en conflicto con la realidad post-crisis de regulaciones nacionales más estrictas.

Daniel K. Tarullo, gobernador de la Reserva Federal responsable de la supervisión de los bancos, la semana pasada anunció planes de exigir los mismos requisitos de capital y liquidez para las operaciones estadounidenses de los prestamistas extranjeros que para las compañías nacionales. El Reino Unido y Suiza también propusieron normas bancarias y de capital destinadas a proteger los intereses nacionales.

Los reguladores quieren reducir los riesgos luego de que bancos globales como Citigroup Inc. de Nueva York, Royal Bank of Scotland Group Plc de Edimburgo y UBS AG de Zúrich recibieron rescates en la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. El obligar a los prestamistas a asignar capital y liquidez a múltiples subsidiarias locales en lugar de una sola compañía madre podría atentar contra la lógica comercial de una estructura multinacional.

"Ser grande y estar diseminado por todo el mundo ya no es lo que era", dijo Mayra Rodríguez Valladares, directora gerente de MRV Associates de Nueva York, que capacita a inspectores de bancos y ejecutivos de firmas financieras. "Veremos a los bancos globales desprenderse de divisiones en el extranjero y en su país de origen".

Revertir la expansión


UBS, Citigroup y RBS son algunos de los bancos que están haciendo precisamente eso, revirtiendo décadas de expansión mundial. En octubre, UBS informó que planea eliminar unos 10.000 puestos de trabajo y retirarse de la mayor parte de la negociación de renta fija luego de que Suiza estableció para sus mayores prestamistas normas de capital que casi duplican los mínimos internacionales acordados por el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria.

Citigroup y Bank of America Corp., los dos prestamistas estadounidenses que más ayuda recibieron durante la crisis financiera, han vendido filiales extranjeras y reducido las dimensiones de sus negocios. RBS, cuyo propietario mayoritario es el gobierno británico desde que la firma fue rescatada en 2008, anunció que cerrará o venderá las divisiones de títulos líquidos, asesoramiento de fusiones y mercados de capital accionario.

El plan de la Fed es parte de una tendencia de los reguladores nacionales desde la crisis de asegurarse de poder proteger a los depositantes y acreedores locales de las instituciones financieras globales en el caso de que se produzca una quiebra. Hasta organizaciones como el Fondo Monetario Internacional y el comité de Basilea, que han tratado de fomentar las finanzas globales, tuvieron que adaptar sus enfoques o han quedado subordinados a los intereses nacionales y regionales.

"La globalización de los mercados financieros nos llevó décadas, no parece que vaya a llevarnos décadas revertir la tendencia", declaró Charles Dallara, director gerente del Instituto de Finanzas Internacionales, que representa a más de 450 instituciones financieras, en una reunión con periodistas en Nueva York al día siguiente del discurso de Tarullo.

El Imperio Británico y el patrón oro sostenían una versión anterior de las finanzas globales que terminó con la II Guerra Mundial, dijo Margaret Tahyar, socia de Davis Polk que se especializa en asesorar en materia de transacciones y regulación.

"No queremos volver a los silos nacionales como después de la II Guerra Mundial", señaló Tahyar. "Pero en los últimos años hubo un entusiasmo exagerado por las finanzas globales sin haber analizado las estructuras institucionales. Por eso, la fe en ellas se ha visto debilitada".