El estudio realizado por Michael Taylor, paleontólogo de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, reveló que el secreto tras los largos cuellos de algunas especies de dinasaurios sería los huesos huecos en los que esta estructura se sostenía.

Taylor y su equipo estudiaron al Saudóporo, la criatura más grande en pisar alguna vez la Tierra, con un cuello que podía alcanzar hasta los 15 metros de largo. Esto es seis veces más que el ánimal con el cuello más largo en nuestra época: la jirafa, con 8 metros.

El equipo investigador de Taylor, que utilizó un laser para crear copias en 3D de los esqueletos de dinosaurios, también analizó a los animales vivos más cercanos a los dinosaurios, las aves y los cocodrilos.

Descubrieron que el cuello de los Saurópodos tenía ciertos rasgos especiales que hacían posible sostener cuellos tan largos. El 60% del cuello de estos animales estaba constituido por aire (con algunos huesos más livianos que los de las aves), pudiendo sostener largas cadenas de huesos. Además, los tendones y ligamentos estaban posicionados alrededor de las vértebras en una forma que ayudaban a hacer los movimientos más eficientes.

Otro aspecto que ayudaba a los Saurópodos eran sus torsos gigantes y el hecho de estar parados en cuatro patas; esto en contraste la jirafa, tiene un torso bastante pequeño y el avestruz, otro animal de cuello largo en nuestros tiempos, que sólo se sostiene en dos patas.

Finalmente, los Saurópodos tenían muchas vértebras en el cuello, llegando a 19. La gran mayoría de los mamíferos no tiene más de 7, lo que limita qué tan largo puede ser el cuello.

Los científicos seguirán investigando a otros dinosaurios de cuello largo, como el Apatosaurus, cuyo cuello se cree era usado para combates entre los machos para pelear por las hembras.

El artículo sobre los Saurópodos puede leerse en la publicación científica PeerJ.