La incursión de la banca chilena en el mercado de emisiones de bonos sin fecha de vencimiento (perpetuos o convertibles en acciones), es parte de las opciones que contempla la nueva Ley de General de Bancos para que la industria pueda cumplir con las nuevas exigencias de capital que acarrea Basilea III. Sin embargo, el mercado lo mira con resguardo.

Estos bonos híbridos, llamados Nivel 1 (AT1), han tenido un importante desarrollo en el mundo post crisis financiera, estimándose emisiones por más de US$ 300 mil millones al año según cifras de Bloomberg. En Chile no existen, pero Hacienda y la Superintendencia de Bancos confían en su potencial de desarrollo y por eso, la ley que se debate hoy en la Cámara también contempla ajustes para abrir el apetito de los institucionales. Así, en la reforma se incluyó ajustes al Decreto Ley 3.500 de las AFP y a la Ley 251, de las aseguradoras. En el caso de las AFP, agrega el instrumento a las opciones de inversión y establece que el límite de inversión no podrá superar el 5% del valor de cada fondo de pensiones. En aseguradoras, en tanto, da a estos instrumentos el valor de ser constitutivos de reservas técnicas, estableciendo igualmente límites, pero mediante una fórmula más compleja.

Aunque las AFP conocen el producto, teniendo inversiones sobre todo en Europa, afirman que en el caso local habrá que analizarlo bien. La decisión de invertir o no dependerá también de los límites por emisor que rigen al sector y de cómo los clasifique la Superintendencia de Pensiones para efectos normativos, ya que si lo hace como instrumentos de capital, el costo que tendrían que exigir será el comparable con el de equities y no el de bonos. Siendo así, "probablemente no existirá el mercado para estos bonos, ya que los bancos no querrán pagar el premio que demandarían las AFP, siendo preferible emitir acciones directamente. O bien el spread o premio por riesgo no compensará el uso de límite regulatorio reservado para instrumentos de capital, mermando el interés en invertir por parte de las AFP", dice un agente del sector.

Según Fitch, el uso de instrumentos de capital AT1 permitidos en la reforma podría ayudar a los bancos a adecuarse a Basilea III a un menor costo, pero advierten que "los instrumentos AT1 aún no existen en el mercado local, y la capacidad y disposición de los bancos locales para explorar el mercado global para emitir estos valores es aún incierta".