En el mundo, cerca de un millón de personas se quita la vida al año. Es la segunda causa de muerte entre los 10 y 24 años.

Según la Ocde, en Chile las cifras se elevan y el país es el segundo de mayor tasa del organismo tras Corea del Sur, únicos dos países que aumentan.

De acuerdo al Ministerio de Salud (Minsal) en 2014 la tasa de suicidios era de 10 por cada 100.000 habitantes: 1.789 personas se quitaron la vida ese año. Una cifra menor que la de 2008 -la más alta entre 2000 y 2014- cuando 2.166 personas se suicidaron y la tasa nacional marcó 12,9 por cada cien mil habitantes.

Orietta Echávarri, psicóloga de la UC, participó en un estudio junto un grupo de investigadores de Psiquiatría de esa casa de estudios que en 2015 dio cuenta del aumento de los casos de suicidio en el país con cifras anteriores a la de 2014. "En los últimos años, hemos visto que las tasas tienden a mantenerse un poco más estables, pero es poco tiempo para ver si de verdad se están estabilizando", dice.

Para 2014, 131 de los fallecidos por esta causa tenía menos de 19 años. Más dramático es constatar que entre los menores de 10 y 14 años, el número va en alza. Si en el año 2000, 14 niños decidieron terminar con su vida, en 2014 aumentaron a 21, pasando de una tasa de 1 menor por cada 100 mil habitantes a 1,7.

Entre las regiones hay diferencias. En algunas como la Primera o la Cuarta, no presentaron casos en 2014, pero en otras, como El Maule, la tasa es de 5,5 por cada cien mil habitantes en el grupo de 10 a 14 años, región que junto a la II y la III tienen la tasa más alta del país para el grupo de menores entre 10 y 14 años.

Para la Región Metropolitana, la tasa es menor incluso que la nacional, pero en cifras muestra que para el año 2014 8 niños de menos de 14 años se suicidaron y 32 de entre 15 y 19, tomaron la misma decisión.

Alejandro Gómez, académico del Psiquiatría y Salud Mental Sur de la Facultad de Medicina de la U. de Chile dice que, en general, los suicidios son más frecuentes en la medida en que las personas son mayores. De hecho, se duda si entre los 10 y los 14 años, los menores querían realmente atentar contra ellos o si fue un accidente o juego.

Respecto de las diferencias entre las regiones, dice que hay muchos factores relacionados con una decisión como esta, uno de ellos puede ser por la falta de oportunidades en zonas aisladas, la desorientación de los jóvenes al salir del colegio o la falta de perspectivas. También se aumentan las tasas cuando hay inestabilidad socioeconómica. En 2015 participó de un estudio que mostró que en Chile un factor asociado a suicidios en menores de 19 años es la monoparentalidad de los hogares. "Hubo asociación entre pobreza, nivel de educación pero en suicidio de menores de 19 años se vio 28% más riesgo asociado hogar con un solo adulto", dice.

Parte de las tareas del Programa Nacional de Prevención del Suicidio creado por el Minsal en 2013, es la implementación de un Sistema de Vigilancia de la Conducta Suicida para monitorear casos e intentos. Según Irma Rojas, encargada técnica del programa el sistema ya funciona en las regiones de Arica, Antofagasta, Coquimbo, O'Higgins, Los Ríos y Magallanes; además de algunas comunas de Valparaíso, Biobío y Los Lagos. Cuando todo esté instalado, se espera que aumente el número de notificaciones. "En el caso de los intentos de suicidio, en cada región se comunica a la red asistencial para que se proceda al rescate de la persona ofamilia en riesgo y se ofrezca atención en un programa de salud mental. El sistema de vigilancia también elabora perfiles de riesgo regional para prevención específica.

Señales

Ana María Salinas, psicóloga de la U. del Desarrollo, explica que durante la fase evolutiva de la adolescencia, los menores tienen características propias y por lo tanto, perciben el mundo distinto. Por ejemplo, el ser excluidos de un grupo puede ser para ellos una catástrofe mayor que para un adulto. "Son más impulsivos, egocéntricos, por lo que de la idea suicida a una gesto suicida, el tránsito es más rápido".

Por lo mismo, no se puede predecir con certeza qué factores podrían en ellos determinar una decisión como esta. En el caso de la Ballena azul, "no es lo mismo que amenacen a un niño de 11 años con hacer daño a sus padres, que a otro de 18", dice.

Sí se debe reconocer que esta conducta está aumentando, que hay más estresores y que hay niños que son más vulnerables que otros. "Pero no todos los niños que se expongan a factores o situaciones de riesgo tendrán conductas suicidas", dice la psicóloga.

Cuando se trata de adolescentes hay señales a las que se deben prestar atención. "Verbalizan la poca valoración que tienen de la vida, hay un deterioro importante del autocuidado, de sus notas, cambian el ciclo sueño, su rutina de alimentación, se vuelven retraídos, abandonan sus intereses, expresan ideas suicidas", dice Gómez. En esos casos hay que prestarles atención.

A juicio de Echávarri, es necesario hablar con los adolescentes sobre el suicidio. "No es necesario preguntarles tan directamente. Se les puede invitar a conversar diciendo por ejemplo si la situación que viven los ha llevado a pensar que quizás es mejor no vivir", explica.

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