Los nuevos reyes de España, Felipe VI y Letizia, consagraron el primer acto oficial tras su proclamación, este sábado en Madrid, a las "víctimas de la violencia terrorista", desde la organización independentista vasca ETA a los islamistas radicales.

Vestidos con traje de chaqueta oscuro, la reina con blusa blanca y el monarca con corbata azul, se reunieron al mediodía con los representantes de una veintena de asociaciones de víctimas en el madrileño Palacio de Zurbano, ante decenas de periodistas.

Acompañados por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, guardaron un minuto de silencio en memoria de las víctimas, en los jardines del palacio, antes de una audiencia puerta cerrada. El encuentro duró "más de una hora", precisó el ministerio en un comunicado.

Fue "un acto muy cercano, muy emotivo", explicó después a la prensa Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo y hermana del  joven concejal vasco Miguel Angel Blanco, asesinado por ETA en 1997. 

Los monarcas afirmaron que "admiran nuestra fortaleza moral y el hecho de que sigamos adelante, de que no queramos ni venganza ni revanchas", agregó  Irene Villa, víctima de una atentado de ETA en 1991 que le costó las dos piernas cuando tenía 12 años.

Representantes de las víctimas de ETA, del desaparecido grupo de extrema izquierda GRAPO y de los atentados islamistas de 2004 agradecieron la mención  que Felipe VI les dedicó, el jueves en el Congreso, al asumir la Corona tras la abdicación de su padre Juan Carlos I.

"Hoy es un día en el que, si tuviéramos que mirar hacia el pasado, me gustaría que lo hiciéramos sin nostalgia, pero con un gran respeto hacia  nuestra historia; con espíritu de superación de lo que nos ha separado o dividido; para así recordar y celebrar todo lo que nos une y nos da fuerza y  solidez hacia el futuro", había afirmado el nuevo rey.

"En esa mirada deben estar siempre presentes, con un inmenso respeto también, todos aquellos que, víctimas de la violencia terrorista, perdieron su  vida o sufrieron por defender nuestra libertad", declaró ante diputados y senadores.

"Su recuerdo permanecerá en nuestra memoria y en nuestro corazón. Y la victoria del Estado de Derecho, junto a nuestro mayor afecto, será el mejor  reconocimiento a la dignidad que merecen", agregó.

Clasificada como organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, ETA, que el 20 de octubre de 2011 anunció "el cese definitivo de su actividad armada" pero sin disolverse, es considerada responsable de 829 muertes en 40 años de atentados por la independencia del País Vasco. 

Un total de 191 personas murieron y cerca de 1.900 resultaron heridas el 11 de marzo de 2004 en Madrid, cuando cuatro trenes abarrotados fueron  pulverizados en hora punta por diez bombas colocadas por un grupo islamista vinculado a Al Qaida.

"Queremos que Felipe VI sea también el embajador de la memoria a las víctimas" fuera de España, había afirmado el viernes la presidenta de la  Asociación de Víctimas del Terrorismo, para "que se entienda bien en el extranjero quién es ETA y quiénes son los inocentes".