El hormigón es y ha sido por años su material por excelencia. Ha experimentado con él desde los años 70, incluso inventó herramientas para trabajarlo, hasta instalarse como uno de sus referentes en Chile. Pero no es lo único: su obra se completa con madera, cartón, arena, papel y aislapol, utilizados en esculturas, instalaciones, pinturas y dibujos. Ese es en gran parte el valor de la muestra Taller Roca Negra que hoy abrió en Corpartes: conocer fragmentos de la evolución y el recorrido creativo que ha tenido el artista de 87 años, Federico Assler.
Por primera vez se expone el proceso completo de creación del Premio Nacional de las Artes 2009 y su evolución en una trayectoria de más de 60 años. En la muestra, se montaron alrededor de 30 obras creadas por el artista entre 1964 y 2017. De hecho, las primeras piezas que se ven al entrar en la sala, esculturas a escala humana, fueron terminadas los últimos meses antes de ser trasladadas desde el Cajón del Maipo, lugar donde Assler vive y trabaja desde 1993.
El artista se fue a vivir a las orillas del río Maipo porque, según dice, tiene las mejores arenas de la región. "A mí siempre me han atraído las montañas y ahora estoy rodeado de ellas y de ríos y vegetación. Yo necesito silencio y tener donde construir para poder trabajar, no puedo vivir en un departamento ni en Santiago. Muchas veces digo que soy más un constructor que un escultor".
Para llegar a eso ha pasado por múltiples fases, las que intentó retratar en el recorrido junto a las curadoras Francisca Delano y Carolina Abell. "Es una muestra que si bien no es cronológica en el orden de exhibir la obra, sí muestra la evolución de Federico desde sus momentos de inspiración y las cosas que le llaman la atención como en la primera sala, mostrando su paso por la pintura y sus esculturas más antiguas hasta su trabajo actual. Lo que se ve es la coherencia total de su obra", comenta Abell.
Aunque fugaz, su primera fase como artista fue en la pintura. Pero al poco tiempo la dejó de lado, en parte para incursionar en sus otros materiales. "Me di cuenta de que no podía meter a una persona en la pintura y que era un absurdo total. Tenía que hacer otra cosa y empecé haciendo relieves con madera". En 1969 fue su primera exposición de esculturas, con 15 obras en el MNBA. Hasta hoy, la escultura es su principal forma de expresión, pero nunca ha dejado la pintura por completo, y el recorrido lo demuestra. La utiliza para jugar con los colores de los que priva a sus esculturas, las cuales solo interviene con blanco, negro y tonos tierra.
Otra parte del recorrido está marcada por el dibujo. Cuadernos numerados y fechados donde Assler hace los bocetos que, según él, son fase elemental en su proceso creativo. "Hoy los escultores dibujan muy poco y cada día menos, porque usan el computador. Ya no toman un lápiz o un carboncillo. En cambio, yo amo el dibujo y lo digo fuerte: para mí el dibujo es el primer instante de una obra, para mí trazar una línea es ya un acontecimiento", dice.
El dibujo es casi siempre la fase inicial para una escultura. Sin embargo, el artista nunca ha dejado de experimentar y probar nuevos materiales dentro de sus procesos. Así fue como hace cuatro años descubrió que el aislapol, que usaba para sus moldes, podía ser también un material de construcción artística. Son obras de apariencia similar al hormigón pero livianas, las cuales también son exhibidas.
Entender el proceso creativo de este artista no es fácil, pasa por tantas fases como años y por eso fue incluida al final del montaje una sala que simula su taller, llamado igual que la exposición, en el que él mismo estará algunos días trabajando y dispuesto a recibir y conversar con quienes visiten la muestra.