Desde este jueves, Moscú realizará  en Bielorrusia los mayores ejercicios militares desde la Guerra Fría, denominados "Zapad". Moscú anunció la participación de unos 12.700 militares de ambos países; sin embargo, Lituania, Estonia y Alemania han advertido que podría incluso alcanzar los 100 mil efectivos.

Este hecho no constituye una buena señal,  debido a que, en primer lugar, no hace más que aumentar la tensión entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El objetivo de la OTAN parece ser disuadir al Presidente de Rusia, Vladimir Putin, de llevar a cabo futuros actos de agresión en territorio europeo como sucedió en Ucrania con la anexión de Crimea. En segundo lugar, esta maniobra se da en un complejo escenario a nivel mundial, marcado por  la crisis  de Corea del Norte. Prueba de ello, son las declaraciones del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien aseguró que la Alianza sumaba cada vez más desafíos, en particular por su relación con Rusia y Corea del Norte. "Hay terroristas, inestabilidad y una Rusia más enérgica. Es un mundo más peligroso", dijo al ser consultado si el mundo vive el momento más tenso en 30 años.

Con todo, estas maniobras  no contribuyen a la estabilidad de la comunidad internacional, por lo que se requiere especial atención tanto de la OTAN como de Moscú para evitar que el actual clima de tensión siga escalando.