El número de muertos por el terremoto que hace diez días azotó Nepal superó los 7.500 y el de heridos los 14.400, según los últimos datos oficiales del Gobierno nepalí, que no cree que la cifra final vaya a aumentar excesivamente.

Los fallecidos ascienden a 7.557 y los heridos a 14.409, la mayoría de ellos concentrados en los distritos de Sindhupalchowk, al norte de la capital nepalí, y en la demarcación administrativa de Katmandú.

Sindhupalchowk sufrió el mayor número de bajas, con 2.911 muertes hasta la fecha, aunque sólo 852 personas resultaron heridas en esa región, muy por debajo de las 4.634 de Katmandú, donde perecieron además 1.202 individuos.

Nuevos cuerpos aparecen a medida que los equipos de rescate ganan acceso a las zonas más remotas del país, como el parque nacional de Langtang, popular entre los senderistas y una de las zonas más afectadas, donde en los dos últimos días se hallaron los cadáveres de 99 personas.

De acuerdo con el balance publicado hoy por el Ejecutivo, el distrito en el que se sitúa Langtang, Rasuwa, asume ya 433 de los fallecimientos de Nepal y varias decenas de personas continúan desaparecidas en la zona.

Diez días después del seísmo, las posibilidades de encontrar supervivientes se han reducido al mínimo, aunque continúan ocurriendo pequeños milagros como tres mujeres que fueron rescatadas el domingo en Sindhupalchowk.

El ministro de Información y Comunicación de Nepal, Minendra Rijal, afirmó ayer en una entrevista con Efe que el balance final de muertos no aumentará en una "gran cifra", mientras el número de víctimas aumenta cada vez menos a medida que pasan los días.

"Ya se han superado los 7.000 (muertos). Estamos preocupados de que pueda subir pero probablemente no subirá en una gran cifra", dijo el ministro, que prefirió "no especular" y no lanzar ningún número.

"Todavía hay un trabajo en marcha, estamos haciendo operaciones de rescate y estaría mal en este momento especular con los números", dijo, sin esconder que se trata de "una catástrofe de enormes proporciones".

El terremoto de 7,8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, ha sido el de mayor registrado en Nepal en 80 años y el peor en la región en una década desde que en 2005 otro seísmo ocasionara más de 84.000 muertos en Cachemira.

CAMPAÑA DE VACUNACIÓN
El Ministerio de Salud nepalí ha iniciado urgentemente una campaña de vacunación infantil para combatir un posible brote de sarampión que podría resultar mortífero debido a las precarias condiciones en las que viven muchos niños tras el seísmo.

El objetivo de la campaña es vacunar a 500.000 niños y ayer, durante el día del lanzamiento, se inmunizó a "cientos" de menores, dijo hoy a Efe Rose Foley, representante en Nepal del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), que colabora con el Gobierno del país.

"Aún no disponemos de las cifras totales del primer día de campaña, pero han sido cientos y cientos", aseguró Foley, quien aclaró que durante la fase inicial se vacunó a niños menores de cinco años en los distritos de Bhaktapur, Katmandú y Lalitpur.

"Continuará durante las próximas semanas en los 12 distritos más afectados por el terremoto", añadió la representante de UNICEF, cuyo organismo estima que uno de cada diez niños no están vacunados contra el sarampión en Nepal.

La falta de refugio y las deficientes condiciones sanitarias suponen un grave riesgo para una rápida propagación de la enfermedad entre los niños, que viven en asentamientos temporales del Gobierno o cerca de sus casas destruidas.

"El sarampión es muy contagioso y puede ser potencialmente muy mortífero. Tememos que se podría propagar muy deprisa en los a menudo congestionados campamentos donde viven muchos niños", expresó en un comunicado otro represente de UNICEF, Tomoo Hozumi.

Según Hozumi, las organizaciones internacionales llevan "décadas intentando eliminar el sarampión en Nepal y, si no se actúa ya, existe un riesgo real de que se erija como la mayor amenaza para los niños", advirtió.