"Aceite Santa Lucía", anuncia uno. "Costo de producción: 4,37. Precio Justo: 4,73. Precio capitalista: 7,00. Ahorro: 32%".

Para la "Harina Ricamasa" el ahorro es de un 9%. El "Arroz del Alba" cuesta un 7% más barato. El "Azúcar San Miguel", un 4%. Todas marcas no tradicionales de productos hechos en Venezuela.

Sin embargo, si por alguna eventualidad, el visitante desprevenido se salta ese primer pasillo, pocas pistas le avisan que se encuentra dentro de una cadena estatal que busca revolucionar la compra semanal en Venezuela.

En los "Abastos" – que desde junio pasado sustituyen a los antiguos automercados Cada, cuya mayoría accionaria (80%) adquirió el gobierno en negociación con el grupo franco colombiano Casino – los productos socialistas compiten codo a codo con marcas más tradicionales, hechas o no en Venezuela.

Y a diferencia de los otros puntos de comercialización oficiales de alimentos, en ellos lo mismo se aprecia esta variedad, ausente en las redes oficiales Mercal o Pdval, que anaqueles medio vacíos, por la falta puntual de algún rubro.

Otra historia es cómo se maneja por dentro, de acuerdo con portavoces oficiales.

TRABAJO COORDINADO
El ministro de Comercio, Richard Canán, dijo esta semana que los Abastos trabajan en forma coordinada con las organizaciones comunitarias, que "identifican" a potenciales compradores, hacen un "censo" de la población circundante y establecen la distribución de productos apropiada para la localidad.

También se espera que éstos, junto con Mercal y Pdval, se constituyan en el espacio en que se experimente con las monedas comunales, una figura que existe ya legalmente pero que según dijera el propio presidente Hugo Chávez no se ha "explotado al máximo".

Las monedas funcionan en ámbitos locales específicos, fuera de los cuales no tienen valor. "Con ese papel o esa moneda no puedes meterte en un bar o comprar cigarros; no…puedes ir a los abastos Bicenenario y comprar", dijo en una ocasión el mandatario.

UN POCO DE CAOS
Entre tanto, los clientes del Bicentenario, que la tarde de este miércoles abarrotaban las cajas, pagaban en efectivo contante y sonante todo aquello de lo que podían echar mano.

"Hay un poco de caos, no se mantiene mucho el orden. Pero bien, encontré todo lo que buscaba", le dijo una compradora en la fila de pago a BBC Mundo.

Los puntos más neurálgicos parecían ubicarse alrededor del área de carnicería. Decenas de compradores esperaban impacientes la llegada de las bandejas con los cortes, que eran "arrancadas" instantáneamente de las manos de los empleados del abasto.

Nadie parecía estar interesado en los grandes trozos de carne congelada importados de Brasil para la red Mercal, de tres kilos o más de peso.

VEREDICTO
Una mujer miraba con desconfianza un paquete de frijoles negros marca "Venezuela socialista", que se cuenta entre las que han aparecido retratadas en fotos de prensa entre las toneladas de alimentos descompuestos hallados recientemente en diferentes puntos del país, en lo que se conoce como el "escándalo Pdval". "¿Estarán buenas?", se preguntaba.

Alguno se quejó de que la mayoría de productos parecía costar lo mismo que en la calle. "Eso no es culpa del presidente Chávez, sino de quien lo administra", replicaba a voz en cuello un señor. La compra semanal no parece salvarse de la política en el Bicentenario.

Valga acotar aquí que productores nacionales privados se quejan de que los "precios justos" del abasto y otros establecimientos estatales serían, en su opinión, el resultado de una competencia desleal por parte del gobierno, que supuestamente manipula costos a través del control de la importación de insumos, aranceles e impuestos.

Pero en general, al público parece preocuparle cuánto le cuesta en su propia billetera. En este sentido, el veredicto era más bien positivo."Vine porque me lo recomendó una amiga. En realidad sí lo encuentro más barato", le dijo una clienta satisfecha a BBC Mundo.

Según el viceministro de Comercio Interior, Rafael Coronado, las ventas en el Abasto de La Vega se duplicaron en junio de este año, en comparación con el mismo mes del año pasado.

El gobierno espera ampliar su red de distribución a unos 200 puntos adicionales para final de año, a través de comercios de menor tamaño, denominados "biceabastos".