De rockstar a mamá




“Fui una embarazada añosa. Así se les llama a las mujeres que se quedan esperando guagua sobre los 35 años, algo que es cada vez más común entre las nuevas generaciones, porque privilegiamos alcanzar metas personas y profesionales.

Antes de convertirme en madre estudié dos carreras; trabajé en un crucero para poder conocer el mundo mientras me pagaban; creé un emprendimiento que rápidamente se transformó en una empresa con varias tiendas por el país; pagué mi crédito hipotecario antes de tiempo; me casé en Las Vegas; y me fui de vacaciones mientras leía libros de autoayuda y motivación de guata al sol. En pocas palabras, hice todo lo que quería para alcanzar mi felicidad. Y lo logré. Me sentía toda una rock star.

Todo cambió cuando sentí el llamado de la maternidad. Ya nada me hacía sentir completamente plena y me di cuenta que un hijo era lo que le faltaba a mi vida.

Cuando empecé a planificar mi primer embarazo, empezaron las culpas. “¿Y si mis óvulos están viejos? ¿Y si soy infértil?”. Y aquí vino el primer aprendizaje: en el camino de la maternidad, nada dependía completamente de mí. No importaba cuántas veces leyera “El Secreto”, o practicara la ley de la atracción. No podía apurar un positivo en un test o elegir el sexo de mi bebé.

A los 36 quedé embrazada de mi primer hijo y a los 38 del segundo. Los embarazos siempre serán los mejores recuerdos de mi vida, nunca me había sentido más hermosa, energética y saludable. Me fui de vacaciones en ambos embarazos con casi 7 meses, y hasta fui a un concierto con mi tremenda guata y estuve parada durante horas.

Cuando salí de la clínica con mi primer hijo recién nacido, sentí que ese cuento de hadas había terminado y estaba pasando a una película depresiva de día domingo. Con el segundo ocurrió lo mismo. Porque aunque mis dos embarazos fueron hermosos, nadie me preparó para lo que vendría cuando salieran de mí.

En esas largas noches sin sueño de dos crianzas tan seguidas, muchas veces me pregunté por qué mi mamá o amigas no me contaron lo crudo que sería. Nadie me dijo que esta vez nada dependería de mi. No estaba en mis manos “tirar pa´arriba”, porque las hormonas revoloteadas eran las que me hacían llorar sin razón y sentir que perdía la razón. Con mi primer hijo este sentimiento duró solo unos días, pero con el segundo fui diagnosticada con depresión post parto a los seis meses.

“¿Donde había quedado la mujer exitosa de hace un par de años que todo lo que tocaba lo hacía oro”, me preguntaba. En este proceso entiendes que por más que has logrado tantas cosas en tu vida en base a tu esfuerzo, cuando se trata de maternidad no es así. Algo que debería ser de lo más natural como es el amamantar, por ejemplo, por más energía, esfuerzo y horas invertidas en talleres, hay mujeres a las que simplemente no se les da tan fácil.

Te miras al espejo y sientes que ese nuevo cuerpo no es el tuyo. Es tan distinto, con nuevos pliegues o cicatrices, y debes aprender a amarte nuevamente. Aunque te hayas prometido a ti misma que nunca más alguien te volvería a hacer sentir fea o incapaz, paradójicamente, ese nuevo hijo al que amas tanto, es el el que sin querer te ha hecho perder ese amor propio.

Después de todo el camino recorrido llegué a dos conclusiones. La primera, que lo duro de las primeras semanas y meses se va olvidando. La ley de la vida es que sigamos reproduciéndonos, por lo que nuestro cerebro es selectivo y vamos guardando los mejores recuerdos.

Y la segunda, es que cada maternidad es distinta. Cambia en cada mujer, e incluso con cada hijo que tienes.

Mi intención no es asustar. No hay recetas mágicas ni patrones determinados, pero hay que normalizar el sentirse distinta o no tan feliz después de la llegada de un hijo.

Ahora ya no tengo mucho tiempo ni claridad mental para concentrarme y trabajar como lo hacía antes. Con suerte puedo vender la ropa que mis hijos ya no usan por marketplace. Pero aunque sé que no soy la mujer bacán que era antes de convertirme en mamá, creo que sí soy una mejor versión”.

Carla es ingeniera, dueña de @carlicosas y @circulatucloset, y mamá de dos hijos.

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