Mirarse a los ojos: por qué es tan fundamental

Con un lenguaje universal e innato –nadie nos enseña cómo es una mirada de pena, pero la interpretamos sin problemas– los ojos tienen un rol radical en la interacción con otros: investigaciones recientes dan cuenta que las pupilas de dos personas son capaces de coordinarse sincrónicamente en una conversación. ¿Qué conexión especial ocurre cuando nos miramos a los ojos?




“La comunicación es un proceso tan complejo que conlleva no sólo aquello que percibimos por los sentidos, como escuchar las palabras del otro u observar sus gestos. La comunicación conlleva una fuerte interacción entre los cuerpos”, escribía hace poco la investigadora científica Nazareth Castellanos en su cuenta de instagram (@nazareth.castellanos).

La conferencista española apuntaba a que la comunicación entre personas se vale de una serie de mecanismos biológicos, especialmente de la llamada “sincronización entre los cerebros”: es decir, cuando las áreas neuronales del que habla y del que escucha se coordinan mientras se está dando la conversación. Como si ambos cerebros, de quienes participan en la conversación, estuvieran intentando asemejarse. Cuando ocurre, comentaba Castellanos, entonces podemos comprender al otro.

Y esa sincronización se da, en parte, gracias a los ojos.

El tema se ha estado investigando con fuerza en los últimos años. Uno de los últimos estudios en este sentido –publicado en la revista NeuroImage– lo comentaba Nazareth Castellanos en su post, a propósito de la medición que se hacía de la sincronización entre los cerebros de las madres y sus hijos cuando hablan cara a cara y cuando lo hacen a través de un computador. Los resultados mostraban que la sincronización disminuía cuando la comunicación era virtual porque, entre otros factores, las pantallas dificultan que podamos mirarnos a los ojos.

El año pasado, otra investigación arrojó resultados similares: publicado en la revista de la National Academy of Sciences de Estados Unidos, el estudio planteaba que la conversación es una plataforma donde las mentes se encuentran para crear e intercambiar ideas, perfeccionar normas y forjar vínculos. La pregunta era: ¿cómo se coordinan las mentes para construir esa narrativa?

“Aquí mostramos que cuando dos personas conversan, sus pupilas se sincronizan periódicamente, marcando momentos de atención compartida. A medida que la sincronía alcanza su punto máximo, se produce contacto visual y la sincronía disminuye, solo para recuperarse cuando se rompe el contacto visual. Estos hallazgos sugieren que el contacto visual puede ser un mecanismo clave para permitir la coordinación de modos de pensamiento compartidos e independientes, lo que permite que la conversación sea coherente y evolucione”, se señalaba en el paper.

Mientras que otros hallazgos científicos confirman que los ojos juegan un rol central en la conversación como, por ejemplo, modular y facilitar las interrupciones y giros en la comunicación.

Un lenguaje propio

“Las pantallas son muy útiles para comunicarnos, pero también tienen una gran facilidad para sacarnos del ser y del estar, y pueden ser una limitante importante a la hora de vincularnos de verdad. Eso es porque dejamos de mirarnos a los ojos”, plantea la psicóloga Carolina Martínez (@carolinamartinez_psicologa), especialista en trastornos de ansiedad, trauma y mindfulness, quien precisamente trabaja, entre otras cosas, con los ojos como herramienta, al incorporar en su práctica clínica al EMRD, la terapia de desensibilización y reprocesamiento mediante movimientos oculares.

“No paro de impresionarme con la relevancia que tienen los ojos en nuestro mundo emocional. Por un lado, hay movimientos específicos y estructurados que tienen un impacto tremendo en la superación de un trauma o experiencias dolorosas, por su conexión directa con ciertas áreas cerebrales. Pero también los ojos son fundamentales en nuestra interacción con otros. Hay estudios que muestran que las personas que mantienen la mirada entre ellas, tienen mayores sentimientos de atracción y de afecto mutuo”, explica Martínez.

En este sentido, añade la psicóloga, los ojos tienen un lenguaje propio y universal, que es innato y connatural al ser humano: “nadie nos enseña ese lenguaje, pero todos sabemos cuál es una mirada de pena, de rabia, de miedo, de alegría. Incluso sabemos si nuestros hijos tienen fiebre, tan solo al mirarlos. Es un lenguaje que viene incorporado, que no necesitamos estudiar. Desde ahí que se dice que los ojos son los espejos o la ventana del alma”, comenta Carolina Martínez, quien añade que, desde un punto de vista holístico y simbólico, se entiende que mirar al otro es también mirarse a sí mismo: “Al ver lo que me molesta del otro, puedo ver qué es lo que estoy reprimiendo en mí. Lo que me gusta del otro también habla de mí, porque es una virtud que yo también tengo, ya que no puedo ver aquello que no está en mí”.

La coach Daniela Cuneo (@danicuneo.coach) añade que mirarse a los ojos también tiene que ver con focalizar y transmitir un mensaje: “Por una parte, cuando fozalizas tus ojos en los de un otro u otra, le estás diciendo ‘me estoy comunicando contigo, quiero llegar a ti’. Por otro lado, al mirar a los ojos puedes percibir al otro en su totalidad, integrarlo, y por eso resulta tan desafiante, porque también estás mostrándote en tu totalidad. Y eso a veces incomoda. Implica, a un nivel inconsciente o consciente, enfrentarte a tus miedos, a ser tú misma. Y eso, además de ser imprescindible para crear buenos vínculos, es también muy valioso como trabajo personal”.

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