El anillo de los sentimientos de Mi primer beso

Mi primer beso



Haciendo zapping hace no mucho me encontré con Mi primer beso (1991) y, obviamente, me quedé viéndola hasta el final. No tengo certeza de cuántas veces la había visto antes, pero han sido suficientes como para acordarme de algunos diálogos, escenas, personajes secundarios.

Pero esta vez fue un objeto el que me quedó dando vueltas: el precioso anillo de los sentimientos de Vada. Más allá de la simpleza en su diseño, se convierte en su compañero más fiel, en el único que la entiende en esa extraña pre adolescencia que le toca vivir rodeada de adultos. Y más importante todavía, es la prueba concreta de que su amistad con Thomas sería para siempre y a prueba de todo.

Tuve un anillo muy parecido cuando chica. Nunca fui de jugar a las muñecas ni maquillarme, más bien usaba traje de baño masculino y sufría defendiendo el arco en el fútbol para poder formar parte de las dinámicas de mis tres hermanos hombres, pero ese anillo ocupó un lugar importante en mi infancia. Me entendía. O eso creía yo al verlo cambiar -muy sutilmente, debo confesar- de color cuando mi estado de ánimo también lo hacía. Lo llevaba a todas partes y en las noches, sagradamente, lo guardaba en una caja calipso con mostacillas en la tapa. Era solo mío, mi "juguete" que no compartía con nadie más. Aunque, por supuesto, no despertaba ningún interés en mis hermanos, lo que de por sí era un alivio.

No me acuerdo dónde lo compré o si me lo regalaron, pero sí me acuerdo de que gran parte del tiempo su piedra estaba entre negro y burdeo. Un color indefinido y confuso como mi propia adolescencia. Y aunque a diferencia de Vada mi primer beso vendría mucho tiempo después, me sentía igual de acompañada y entendida por mi anillo que ella.

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