Un publicista en el teatro

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Una productora de eventos se lanzó hace cuatro años a realizar obras teatrales sin que nadie la conociera en el circuito. Hoy llevan 20 montajes estrenados, varios de ellos aplaudidos por la crítica y éxitos de taquilla, y quieren convertir a Santiago en referente, al estilo de Buenos Aires. Presentamos a Marcos Alvo, el responsable del fenómeno.




Paula 1232. Sábado 12 de agosto de 2017. Especial La agenda de la ciudad.

Es muy curioso el caso de The Cow Company. Una productora cuyo negocio eran (y siguen siendo) los eventos comerciales de gran magnitud –el sorteo de la Copa América en la Quinta Vergara, la inauguración de los juegos Maccabi con 4.500 deportistas en San Carlos de Apoquindo, las asadotones de Unimarc para dos ediciones de la Teletón– de repente incursionó en un terreno reservado tradicionalmente a las compañías y salas: hacer obras de teatro. Cuando empezaron, la resistencia del medio fue feroz. Es conocida la historia de que para montar su primera obra, en 2013, Un dios salvaje, de la francesa Yasmina Reza, no solo tuvo que pagar hasta las ganas por los derechos, porque no se los querían vender, sino que les costó mucho conseguir un director y un elenco que confiara en ellos. Todo el mundo se preguntaba quiénes eran. Y el que estaba detrás era un publicista neófito en la industria teatral, pero obsesionado con las artes escénicas: Marcos Alvo (39), uno de los cuatro socios de la compañía.

No solo tuvieron éxito con su primera obra, sino que en estos cuatro años han realizado 20 montajes y varios de ellos han sido los más vistos y mejor criticados de cada temporada (Cock, Sunset Limited, Pulmones). Actualmente tienen en cartelera las aplaudidas El padre (protagonizada por Héctor Noguera) y El zoológico de cristal (protagonizada por Héctor Morales y Claudia di Girolamo).

¿Cómo consiguieron en este tiempo la confianza del medio?

Creo que tiene que ver con que nos involucramos en cada detalle de nuestros proyectos. En la mayoría de los proyectos yo elijo los textos, al director y, con él, elegimos el elenco. Y establezco buenas relaciones con ellos. Pero cuando empezamos fue difícil.

¿Por qué hubo tanta resistencia?

Porque el mundo del teatro miraba raro que se metiera una productora en esto. Pensaban, quizás, que queríamos ganar plata. Y la verdad es que ese no era nuestro objetivo principal, porque ganar plata con teatro es difícil. Nuestro proyecto era más ambicioso: buscábamos en 10 años convertir a Santiago en una capital de las artes escénicas, como lo es Buenos Aires.

Faltan seis años. ¿Cómo van con la meta?

Bien. Hoy nos vienen a ver desde Buenos Aires a nosotros. Hemos sido los primeros en Latinoamérica en montar varias obras de autores europeos y norteamericanos.

¿Cómo eliges las obras?

Por el texto. Soy de leer mucho y creo que todo tiene que entrar por el texto, porque si este es lo suficientemente bueno, y pones a un buen director y un buen elenco, no tienes mucho donde equivocarte. Además, les sigo la pista a ciertos autores que me gustan, voy leyendo todo lo que van publicando o lo que han publicado antes.

Varias de las obras que la productora ha traído a Chile han sido escritas por autores contemporáneos destacados, como Mike Bartlett (<em>Cock</em>), Florian Zeller (<em>El padre</em>) o Nassim Soleimanpour (<em>Conejo blanco, conejo rojo</em>). El próximo año, The Cow Company se sumará al cine, con su primera película.

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