En un mundo sin Covid-19, el fin de semana pasado los chilenos habríamos ido a las urnas para pronunciarnos sobre dos preguntas importantes: si queremos una nueva constitución política, y en ese caso, quién queremos que la redacte. Pero el mundo vive una crisis de salud global, con más de 3 millones de contagiados y 226 mil muertos. La economía mundial en la peor crisis desde la Gran Depresión y los eventos masivos cancelados. Y el plebiscito que podría iniciar un nuevo camino para el orden político de un país sumido en una crisis social y política, aplazado hasta octubre.

A todo esto, se suma además la gran incertidumbre sobre cuándo y cómo terminará esta pesadilla. Justamente en torno a esa falta de certezas, desde el gobierno se comenzó a plantear públicamente una idea: la de volver a aplazar el plebiscito de octubre.