Un activo es una fuente de alegrías futuras y un pasivo de tristezas. La contabilidad, sin embargo, no siempre está de acuerdo con mi definición. Hay pasivos contables que son activos económicos y viceversa. Por ejemplo, los saldos en cuenta corriente que registra un banco como "pasivo" son claramente un "activo", a tal punto que a ese acreedor el banco lo conoce como cliente.

No solo tengo diferencias con la contabilidad a la hora de identificar activos (independientemente del lado del balance en que se encuentren), sino que también al medirlos. Piense en dos empresas agrícolas, sin pasivos por simplicidad. Cada una es propietaria de un campo que tiene un valor libro de US$10 millones. Mientras la primera reporta utilidades de US$4 millones por año, la segunda gana unos pocos dólares. No hay que ser genio para darse cuenta que el campo de la primera vale mucho más que eso (si por un ROE de 40% nadie paga más que libro, me llama), mientras el de la segunda vale algo parecido a cero.

Este preámbulo es para hablarle de Masisa, empresa que lleva unos años en un plan de ventas de activos industriales y recientemente anunció también que se quiere deshacer de los forestales. Si bien los analistas se activan cuando ven grandes planes de inversión, yo lo hago cuando veo lo contrario (entre inversión y gasto muchas veces la diferencia es una clasificación contable).

Previo a este plan de venta de activos, Masisa llevaba más de diez años con rendimientos mediocres, un ROE que promediaba el 3% sin desviarse mayormente de ese número. Con lo poco que rendía su patrimonio, no era de extrañar que Mr Market valorara la empresa a una fracción de su valor contable. Masisa estuvo transando a un 20% de ese valor. El plan de venta de activos a precios superiores que esa fracción claramente impulsó la acción. Hoy la puede encontrar a un 70% de su valor libro.

A partir de aquí la cosa es menos obvia, si bien los estados financieros señalan que los activos forestales están a valor razonable y los otros a costo histórico, por lo que existiría un upside teórico con respecto a los 70 centavos por dólar de hoy, la reciente venta por US$160 millones de activos industriales mejicanos generó un efecto patrimonial negativo.

Seguramente hay otras cosas más inteligentes que la empresa está haciendo para crear valor para sus accionistas, pero haber partido por lo fácil me parece una excelente opción.