La salud en el siglo XXI: un cambio de paradigma

Por Gonzalo Larraguibel. El contexto es realmente complejo: el costo real de salud crece casi a tasas de 10% anual, existe una escasez de médicos y en particular de especialistas que seguirá presionando los costos.




De acuerdo con las últimas encuestas del CEP (enero 2017) y del Centro de Políticas Públicas de la UC (diciembre 2016) la salud es una de las principales preocupaciones de los chilenos, superada sólo por la seguridad. En particular, el acceso y financiamiento de las atenciones de salud están al centro de las preocupaciones. Es que si bien hemos avanzado mucho en cobertura y gestión sanitaria, han emergido nuevos desafíos. Incluso algunos como consecuencia de estos avances: un mayor acceso a servicios de salud ha aumentado la esperanza de vida, lo que ha implicado un aumento en las enfermedades crónicas.

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El contexto es realmente complejo: el costo real de salud crece casi a tasas de 10% anual, existe una escasez de médicos y en particular de especialistas que seguirá presionando los costos, las listas de espera en el sector público siguen acumulando más de 1,5 millones de pacientes que pueden esperar años para una intervención quirúrgica. Y en el sector privado, en tanto, la judicialización de las isapres y la falta de un acuerdo país para reformar el sistema han generado un ambiente de alta incertidumbre.

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En Virtus Partners hemos acompañado exitosamente a varios jugadores del sector a desarrollar e implementar planes estratégicos para hacer frente a este escenario complejo y desafiante. Adicionalmente, hemos aprendido de primera fuente qué es lo que están haciendo los referentes internacionales para enfrentar estos mismos desafíos, como por ejemplo Kaiser Permanente (líder mundial en sistemas integrados de asegurador y prestador), UCSF Mission Bay Hospital (uno de los hospitales más modernos del mundo y top 7 en ranking USA Today) y varios start-ups del área salud que están revolucionando la industria a partir del desarrollo de tecnologías como sensores y big data combinados con los últimos avances en ciencias del comportamiento. Todos tienen en común que están trabajando para aumentar el acceso a la salud, hacerse cargo de las nuevas necesidades de los pacientes y reducir sus costos.

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Estamos viviendo un cambio de paradigma en la industria de la salud, fuertemente apalancado por el desarrollo de nuevas tecnologías. En el siglo pasado la tecnología estuvo al servicio del avance clínico y sanitario: se mejoraron notablemente la asertividad de los diagnósticos y la efectividad de tratamientos y vacunas, por nombrar algunos, y seguramente habrá mucho más por venir de la mano de la nanotecnología y neurotecnología (la llamada medicina exponencial).

Sin embargo, la forma en que los pacientes nos relacionamos con los servicios de salud y los modelos de delivery no ha sufrido grandes cambios, ¡hasta ahora! En este sentido vemos al menos tres macro tendencias que están cambiando la industria de la salud.

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* Nuevos modelos de atención: el modelo tradicional de atención médica es presencial, reactivo ("voy cuando me siento mal"), un paciente a la vez y centrado en el médico. El modelo de salud del siglo XXI desafía esto, el médico es responsable de una población, mantiene un monitoreo constante y preventivo de sus pacientes (que registran sus indicadores de salud en sus móviles), la atención es multicanal, resolviendo muchos casos por teléfono, mail o incluso chat (en Kaiser dos tercios de las atenciones son remotas y resolutivas), y la salud gira en torno a una comunidad donde el primer responsable es el paciente, su familia, grupos de ayuda (asociaciones de pacientes con situaciones similares), otros profesionales de la salud y médicos. Este modelo contribuye a mejorar la salud del paciente y reducir los costos pues evita la ocurrencia de episodios agudos (control continuo y preventivo) y libera tiempo de los escasos médicos y los reserva para actuar sólo cuando es oportuno.

* Nuevos modelos de financiamiento: en Chile y gran parte del mundo el sistema privado opera bajo un pago por prestación (o "fee for service") que promueve la eficiencia del sistema, pero también genera incentivos perversos a inducir actividad. Nuevos modelos de riesgo compartido entre asegurador y prestador, como los modelos integrados, capitados o el pago por episodios que está piloteando Medicaid, alinean los incentivos de prestadores y aseguradores hacia mantener una población saludable (ponen el foco en el resultado) y no hacia la actividad, que no debería ser un fin en sí mismo. Estos modelos requieren generar espacios de colaboración entre prestadores y aseguradores (los cuales están limitados por la legislación en Chile) y dejar de entender la relación como un "juego de suma cero" creando valor para ellos y el paciente.

* Nuevos modelos de negocios y servicios con foco en el autocuidado y prevención: la capacidad de generar información, analizarla en grandes cantidades, encontrar patrones comunes en la población y finalmente influir a las personas en el momento justo y con los medios correctos es lo que ha permitido el surgimiento de nuevas compañías que están cambiando la forma en que la gente cuida de su vida. En el caso de enfermedades crónicas, por ejemplo, Omada Health ha logrado virtualizar exitosamente un programa para bajar de peso y prevenir otras condiciones asociadas al sobrepeso y Livongo ha disminuido significativamente los episodios agudos de pacientes con diabetes al disponer un medidor de glucosa que se conecta por teléfono y aconseja qué hacer en caso de un alza o baja acentuada e incluso conecta con uno de sus coaches para ayudar a la estabilización.

Cada una de estas tendencias presenta importantes desafíos para su implementación en Chile, tanto para el regulador, como para los prestadores y aseguradores, públicos y privados, así como para políticos, universidades e incluso los mismos pacientes. Desafíos clave, como manejo de la información, privacidad, desarrollo de nuevas capacidades, gestión de un ecosistema con más actores o la relación asegurador-prestador son temas complejos de abordar, que tensionarán a los líderes de la industria, pero bien vale la pena el desafío ya que han demostrado su impacto en mejorar la salud de los pacientes, la satisfacción con los servicios que reciben y han sido efectivos en contener los costos crecientes de la salud.

*El autor es socio Virtus Partners (gonzalo.larraguibel@virtuspartners.cl).

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