Qué son las fobias y cómo se distinguen de un miedo

Qué son las fobias y cómo se distinguen de un miedo.

Si no se enfrentan con un tratamiento adecuado, las fobias podrían acompañar durante toda la vida.


¿Alguna vez has sentido un temor excesivo frente a una circunstancia en particular, como estar encerrado en espacios pequeños o en las alturas?

Esa sensación puede ser incomprensible a la vista de otros, pero para quien lo padece, se experimenta como algo muy real y por más que la intenta controlar, no es posible.

Se trata de las fobias específicas, trastornos de ansiedad que se caracterizan por un miedo intenso, irracional y persistente a “objetos o situaciones que suponen poco o ningún peligro”, describe Mayo Clinic. Sin embargo, esas circunstancias pueden desatar niveles de ansiedad tan elevados que la persona prefiere no exponerse y las evita todas las veces que estime necesario.

Las fobias específicas generalmente no se dan de forma pasajera, pues suelen acompañar durante largos periodos. Si no son tratadas con un especialista de la salud, podrían estar presentes toda la vida.

Cada tipo de miedo específico está designado con un nombre con el que se distingue de otros. Algunos de los más comunes, de acuerdo al Manual MSD, son la acrofobia (miedo a las alturas), claustrofobia (miedo a espacios cerrados), belonefobia (miedo a las agujas), zoofobia (miedo a algún animal, como ratones o arañas) y gefirofobia (miedo a cruzar puentes).

Pero, ¿cómo se distingue una fobia de un miedo normal? ¿Y de qué forma surgen?

Qué diferencia al miedo de la fobia

Según explica a la BBC Paul Salkovskis, especialista en fobias y director del Centro Oxford de Salud Psicológica, uno de los puntos que se debe considerar sobre las fobias es que el susto no es el único elemento que las caracteriza, ya que también hay que considerar que la persona intentará evitar a toda costa enfrentarse a esa circunstancia u objeto.

Las fobias específicas son consideradas un trastorno de ansiedad.

“La evitación es el gran problema”, dice Salkovskis, teniendo en cuenta que esto es capaz de impactar negativamente en las rutinas del día a día. El experto añade que cuando ya hay una “evitación activa” de lo que está generando temor, es posible distinguir más fácilmente un miedo normal de la fobia.

La diferencia también radica en la proporción de la respuesta. En un individuo con miedo normal se podría presentar una ansiedad más o menos esperada, pero es altamente probable que se enfrente a la causa de todas maneras. Sin embargo, en una persona con fobia la ansiedad es desproporcionada al peligro o amenaza real.

Además de sentir pánico, ansiedad y conductas de evitación frente a la causa, hay otros síntomas que dan pistas de que alguien está teniendo una fobia. Uno de ellos se relaciona con que el miedo puede sentirse como algo tan intenso y grande que el individuo termina viendo muy afectada el funcionamiento de su vida en general, en el plano académico, laboral y social.

Asimismo, se puede reflejar en sensaciones físicas, como ganas de vomitar, mareos, sudor en exceso en todo el cuerpo o una zona en particular, problemas para respirar, opresión en el pecho, aceleración del latido del corazón, dolor de cabeza y temblores.

El miedo a las agujas es una de las fobias más comunes.

Cómo nacen las fobias

Si bien aún queda mucho por indagar sobre el origen de las fobias, los especialistas han podido identificar que hay algunas causas que pueden hacerlas aparecer.

Una de las razones que puede originar ese miedo extremo es haber vivido un evento traumático.

Según explica Mayo Clinic, varias fobias comienzan a germinar luego de que un individuo pasó por una mala experiencia con un objeto, circunstancia o lugar en particular. También puede ocurrir que ni siquiera lo haya vivido en primera persona, pero sí haya sido testigo o haya escuchado de ella y le generó mucho impacto.

Otra forma es que sea por comportamiento aprendido. Si el padre o la madre presentaba algún miedo a cruzar un puente o estar en espacios muy cerrados, y lo transmitía reiteradamente a sus hijos, una posibilidad es que también estos desarrollen el mismo temor que luego se convierte en fobia.

Andras Zsido, académico de la Universidad de Pécs y especialista en fobias en el mundo, plantea a la BBC que hay otra forma de que nazca una fobia: por medio de la cultura. El profesor ejemplifica con el caso de una isla de Portugal, donde muchos de sus residentes han desarrollado un miedo a los lagartos a raíz de leyendas e historias que se han propagado por años. En esa zona, la cultura es lo que ha fortalecido la fobia.

Las fobias pueden ser causadas por comportamiento aprendido.

Qué tratamientos pueden ayudar

Si bien tener un temor es algo habitual y que casi todas las personas han tenido alguno a lo largo de su vida, hay que considerar que a no ser que esté interfiriendo en la vida cotidiana, no se debe considerar como una fobia específica. Si se tiene la sospecha de que se está teniendo este tipo de trastorno de ansiedad, lo más recomendable es consultar con un profesional de la salud mental para poder confirmarlo correctamente.

Hay algunos métodos que sirven para tratarlas. Uno de ellos consiste en la terapia de exposición, donde se busca cambiar la perspectiva y reacción frente al objeto o situación que origina el miedo.

Eso se logra dejando que el paciente esté en contacto frecuente con la causa, “hasta que su ansiedad se alivia gradualmente mediante un proceso que se conoce como habituación”, detalla el Manual MSD.

Para casos más graves, es probable que sea necesario realizar terapia con fármacos, específicamente, benzodiazepinas.

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