El Descubrimiento de Chile, de Pedro Subercaseaux: la historia del legendario mural que será restaurado por el MAC

Descubrimiento de Chile por Diego de Almagro. Mural de Pedro Subercaseaux emplazado en el Salón de Honor del ex Congreso.
Descubrimiento de Chile por Diego de Almagro. Mural de Pedro Subercaseaux emplazado en el Salón de Honor del ex Congreso.

Se trata de una pieza realizada por el artista en 1913 y que retrata la llegada de Diego de Almagro a Chile por el valle de Aconcagua, encargada por los entonces presidentes de las cámaras para conmemorar el primer centenario de la República. La Unidad de Conservación y Documentación del MAC restaurará la obra, con trabajos que partieron este lunes 12 de junio.


Al ingresar en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional, una imponente pintura al óleo levantada justo en el centro de la habitación resalta entre toda la estructura histórica que configura el lugar. El edificio, ubicado a pocos metros de la Plaza de Armas de Santiago, es por sí mismo un testimonio centenario de la historia republicana de nuestro país. Inaugurado en 1876 con motivo de la última cuenta pública del ex presidente Federico Errázuriz, el palacio de estilo francés fue la primera sede del Poder Legislativo, que pasó más de 60 años sin un lugar propio para sesionar.

En los primeros registros se puede observar el amplio salón con sus paredes pulcras y completamente blancas. Por entonces, aún faltaban varias décadas para que Pedro Subercaseaux, uno de los pintores chilenos más importantes de la primera mitad del siglo XX famoso por su trabajo recreando escenas de nuestra historia, plasmara en él uno de los murales con mayor valor histórico del ex Congreso.

Salón de Honor del Senado antes de la instalación del mural de Pedro Subercaseaux. Fotografía recuperada del sitio web del Senado.
Salón de Honor del Senado antes de la instalación del mural de Pedro Subercaseaux. Fotografía recuperada del sitio web del Senado.

Bautizado como Descubrimiento de Chile por Diego de Almagro, el óleo representa, justamente, una serie de trazos que aluden a la llegada del español a suelo nacional por el valle de Aconcagua. Su valor cultural se entiende por varias razones: además de ser una de sus grandes obras, se trata de un encargo recibido por Subercaseaux para conmemorar el centenario de la República, hecho por los parlamentarios Fernando Lazcano Echaurren y Carlos Balmaceda Saavedra, entonces presidentes del senado y la Cámara de Diputados, respectivamente.

Hace unas semanas, y en medio de la celebración del Día del Patrimonio, fueron Juan Antonio Coloma y Vlado Mirosevic, actuales líderes del Congreso, quienes anunciaron la puesta en marcha de un proyecto para ir al rescate de la obra, que requiere una serie de mantenciones para volver a brillar en todo su esplendor. Una tarea titánica y a contra reloj que fue encomendada a un equipo de siete artistas pertenecientes a la Unidad de Conservación y Documentación del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), y que será liderado por la restauradora Marta Rebora.

Sin embargo, la idea comenzó a gestarse a fines del año pasado, cuando el Senado retomó sus intenciones de conservar y restaurar las piezas que albergan en sus sedes tanto de Santiago y Valparaíso. Así lo explica Pamela Navarro, coordinadora de dicha unidad del MAC, en conversación con Culto.

Descubrimiento de Chile por Diego de Almagro. Mural de Pedro Subercaseaux emplazado en el Salón de Honor del ex Congreso.
Descubrimiento de Chile por Diego de Almagro. Mural de Pedro Subercaseaux emplazado en el Salón de Honor del ex Congreso.

“En otras ocasiones nosotros hemos estado trabajando con ellos. Por ende, era una relación que sólo había que retomar. Ya teníamos más o menos conocimiento de las necesidades de conservación y restauración de los murales que están emplazados en la sede de Santiago. Son dos murales grandes y pensamos en abordar ambos, pero dada la contingencia de las sesiones de la Constituyente, por ahora sólo se puede trabajar con este, que es la obra más imponente. Vamos a estar trabajando de lunes a lunes, feriado incluido. Va a ser un trabajo de dedicación total”, cuenta Navarro.

La relación entre ambas instituciones se remonta a finales de los 90. Desde ahí, comenzó a tejerse una relación de confianza mutua entre los equipos del Senado y la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, casa de estudios de la que depende el MAC. “Nosotros tenemos préstamos de obras en el Senado, y otras colecciones de arte gubernamentales también tienen obras de arte emplazadas en los espacios del Senado y el Congreso en ambas ciudades. Por eso es la relación, tanto de préstamos de patrimonio, de solicitudes de regreso de obras cuando queremos tratarlas o exponerlas, etc.”, señala Navarro, que recalca el rol que tuvo el actual director del museo, Daniel Cruz, en la materialización de este acuerdo.

Restaurar para preservar: un trabajo tras bambalinas

A la hora de mantener vivo el patrimonio artístico, la labor realizada por equipos como el de la Unidad de Conservación y Documentación del MAC cobran una importancia vital. Sin una adecuada mantención, obras como la de Subercaseaux pueden llegar a sufrir daños materiales irreparables, los que, a su vez, decantan en un perjuicio hacia la memoria patrimonial e histórica.

“Son objetos que con el tiempo van sufriendo cambios. Estamos hablando de materialidades, óleos compuestos por pigmentos que van mutando de acuerdo a los factores externos. Clima, temperatura, humedad... Por ejemplo, la misma polución de tener obras dentro de unos palacios en el centro de Santiago, hacen que se vean afectadas sin duda por el paso del tiempo. Hoy día, esa obra tiene una pátina de polvo que hay que retirar, y esa es finalmente la principal labor que vamos a desarrollar. Un trabajo de limpieza en favor de su conservación futura”, detalla Navarro sobre la tarea que se llevará a cabo.

Vlado Mirosevic, Juan Antonio Coloma y Daniel Cruz en el Salón de Honor del ex Congreso.
Vlado Mirosevic, Juan Antonio Coloma y Daniel Cruz en el Salón de Honor del ex Congreso.

A las complejidades propias de trabajar una pieza histórica, se suma el esfuerzo material que requerirá la restauración de una obra de dicha envergadura, pues el mural tiene una extensión de 8,5 x 5,5 metros. “De partida hay un desafío importante, y es que la obra está emplazada sobre la testera, que es una superficie que tiene un sobre nivel con una altura importante. Cuando estás parado al lado del mural no logras ver los detalles. El andamiaje tiene más de 10 metros, pues tiene que cubrir toda la dimensión de la obra, pero también toda la altura que va desde esta testera hasta la misma obra”, comenta la coordinadora sobre los trabajos que comienzan hoy. Además, agrega que los dos primeros días serán meramente de diagnóstico, para establecer cuáles serán las mejores técnicas de limpieza.

El resultado permitirá “retirar toda la pátina de polvo que tiene y el barniz oxidado que hace que los colores pierdan su vivacidad. Porque la capa de barniz pasma la pintura de un color amarillento. Esto va a ser retirado y los colores van a volver a aparecer. Se va a re barnizar con un barniz transparente para que puedan volver a tener el resplandor que tuvo cuando se instaló la obra”, afirmó Navarro.

De todas formas, Marta Rebora, la restauradora del MAC que encabeza el equipo a cargo de la pintura, comenta que el cuidado y profesionalismo de Subercaseaux permitirá que, a cien años de su realización, la obra sea restaurada en muy buenas condiciones de trabajo. “Afortunadamente, gracias a la notable preparación académica y técnica del artista, que conocía correctamente el comportamiento físico-químico de los materiales que utilizaba para pintar, la obra se encuentra en un estado bastante bueno. Los grandes artistas de la época tenían mucha consideración de los materiales a utilizar para que sus obras pudieran conservarse con el paso del tiempo, preocupados que la obras se mantuvieran en el futuro. Los trabajos de restauración contemplados en este proyecto permitirán seguir manteniendo en buenas condiciones la obra, no solo devolviendo a la vista sus colores vivos y brillantes, sino también protegiendo la superficie pintada de los factores de degradación ambientales”.

Mientras que, desde el lado simbólico, la encargada de la unidad destaca el rol de las artes como un testimonio de la energía de una época. “Como museo hacemos el ejercicio de colaborar de alguna manera con estas piezas que son sumamente significativas para la historia republicana, para la historia del país. Porque el arte manifiesta a través de objetos o de otro tipo de soportes lo que se va pensando en ciertas épocas. Esta obra data de 1913 y eso es significativo... Recién había sucedido el centenario del país, hay un contexto súper relevante. El edificio mismo del ex Congreso de Santiago se había construido unos años antes”.

Pedro Subercaseaux con vestiduras de monje.
Pedro Subercaseaux con vestiduras de monje.

“Hay toda una energía de época que está tratando de establecer esta institucionalidad, también en términos identitarios de lo que es Chile fortaleciéndose como país. Eso, como contexto, es súper relevante que se manifieste en las obras de arte y nosotros somos muy conscientes de ello. Somos parte de esa historia también, como universidad. Podemos sintonizar con que la preservación de este tipo de obras es relevante para leerlas desde diferentes épocas”.

En ese marco, la coordinadora del MAC igualmente destaca la relevancia de un artista como Pedro Subercaseaux, autor de otras pinturas tan emblemáticas como el Abrazo de Maipú. “Él nace en Roma y también se forma en Berlín, Italia y Francia. Tiene una formación artística muy destacada y que los pintores que nacían acá en Chile generalmente no tenían, a menos que consiguieran una beca de formación y se fueran a Europa a formarse cómo escultores o pintores. Pedro Subercaseaux vuelve a Chile con un oficio impresionante, como un dibujante extraordinario”, comenta acerca del artista que luego materializó sus votos religiosos para convertirse en fraile.

Salón de Honor del ex Congreso Nacional. Fotografía recuperada del sitio web del Senado.
Salón de Honor del ex Congreso Nacional. Fotografía recuperada del sitio web del Senado.

Una apreciación compartida por Rebora. “Fray Pedro Subercaseaux es considerado el pintor de la historia de Chile, el narrador de los acontecimientos históricos y épicos del país. Gracias a su notable preparación académica y de estilo clásico, detallista y riguroso aprendido en Europa, su gran capacidad técnica y compositiva, con su paleta de colores vivos y brillantes, es considerado uno de los más destacados representantes de la historia del arte chileno del siglo XX”.

Sobre la obra del Descubrimiento de Chile, la restauradora aprecia que, “desde el punto de vista artístico visual, llama la atención la notable y rigurosa técnica pictórica utilizada por Subercaseaux; se destacan un armónico equilibrio compositivo de tipo clasicista y una paleta de colores vivos y brillantes. Por lo tanto, la tela, de enormes dimensiones representa un excelente ejemplo de calidad pictórica y estilística. Conservar y mantener en un buen estado de conservación dicha obra resulta ser de gran importancia para que siga transmitiendo al público y en particular a las nuevas generaciones, sus significativos valores artísticos”.

Una tarea para la universidad pública

Entre todos los elementos que hacen de esta restauración un desafío crucial, el equipo del MAC igualmente valora que sea la Universidad de Chile, una institución superior con vocación de servicio público, la que esté a cargo de trabajar sobre obras tan importantes para el patrimonio. Algo que, a su vez, forma parte de los lineamientos del museo.

“Me gusta mucho pensarlo así, que se trata de restablecer una relación que siempre existió. La Universidad de Chile siempre estuvo al servicio del Estado para una labor de grandes magnitudes, y que funcionaba antes de que se establecieran los ministerios que hoy día conocemos. Desde su inicio, la Chile estuvo muy pendiente de apoyar al Estado para poder, en el fondo, difundir toda su labor educacional, pero también la labor cultural”, reflexiona Navarro, haciendo referencia al rol histórico de la institución. “Antes de que existiera un Ministerio de Cultura ejercían esa labor para la difusión del patrimonio cultural tanto en el territorio nacional como fuera de él”.

El Museo de Arte Contemporáneo opera en la mitad poniente del Palacio de Bellas Artes,, cuya propiedad es de la Universidad de Chile. La otra mitad es propiedad fiscal y la ocupa el Museo Nacional de Bellas Artes.

A su parecer, proyectos como el del mural del ex Congreso contribuyen a “restablece una armonía, de volver a trabajar juntos. Y este tipo de detallitos ayudan mucho a fortalecer esas relaciones entre la institucionalidad pública. La investigación que hacemos en el museo da cuenta de eso, de toda la relación muy estrecha que existía antes. En un momento evidentemente estuvo más disgregada o quizás enfocado en otras líneas, pero hoy es como si se hubiese reconscientizado en torno al patrimonio, y se está trabajando en conjunto para eso. Este tipo de acciones van en favor de ello, son ejemplos concretos de eso”.

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