El 57% de los estudiantes titulados que son la primera generación de sus familias en ir a una institución de estudios superiores de pregrado (PGES) lo hacen en establecimientos técnico-profesionales, indica el estudio “Movilidad social: aportes desde la educación superior técnico-profesional”, realizado por Inacap.

La investigación, entre cuyos autores están Juan Ignacio Venegas, Felipe Flores, Karla Muñoz, Diego Zúñiga y Pablo Valenzuela, examinó el aporte de las instituciones técnico-profesionales (ITP) y de las universidades en cuanto a la movilidad social ascendente de los alumnos, y encontró que son las ITP las que “están formando actualmente a la mayor cantidad de estudiantes de primera generación en educación superior”.

Para ello se realizó un análisis de cohorte considerando la trayectoria de un grupo de estudiantes desde la educación secundaria hacia su potencial participación en la terciaria, considerando como antecedente el último nivel educativo alcanzado por sus padres. Específicamente, se analizó la cohorte de alumnos de segundo medio que rindió la prueba Simce en 2012. Los investigadores seleccionaron ese grupo, explican en el documento, porque “parte de los datos capturados en esta prueba (Simce) registran información de la educación de los padres de los estudiantes”. Estos estudiantes fueron contrastados con los 49.945 alumnos titulados con estudios de pregrado entre 2015 y 2021, en base a los registros del Ministerio de Educación (Mineduc).

Así, la investigación informa que el 57% de los estudiantes de primera generación, de la cohorte analizada, se titularon en instituciones técnico-profesionales y el 43% restante en universidades, lo que representa “una baja en el indicador de movilidad social que mide proporción de titulados PGES (primera generación con estudios superiores) aportados al sistema, donde ninguna universidad por sí sola representa a más del 4% de los titulados del grupo examinado”, señala.

En esa línea, el estudio observa que la Universidad Adolfo Ibáñez, la Universidad de los Andes y la Pontificia Universidad Católica de Chile “tienen las menores tasas de titulados de PGES, ya que aproximadamente dos de cada de 10 de sus titulados tienen padres que o bien no finalizaron ES o no ingresaron a esta”.

Luego, desagregando los datos por zona geográfica, el informe dice que “de las 16 regiones, en 13 de ellas es mayor la proporción de titulados PGES provenientes del subsistema ITP”. Sólo en las regiones de Tarapacá, La Araucanía y Los Lagos se observa una mayor proporción de titulados en universidades, al contemplar aquellos estudiantes cuyos padres no tienen estudios en la educación superior.

Asimismo, el estudio destaca que hay cuatro instituciones, del subsistema técnico-profesional, “que aportan más a la movilidad social”: Inacap, Duoc UC, AIEP y Santo Tomás. Las cuatro representan el 45% de todos los titulados que son primera generación en el sistema de educación chileno.

El rector de Inacap y exministro de Economía durante el segundo gobierno de Sebastián Piñera, Lucas Palacios, destaca que el estudio permite aportar datos concretos para plantear una discusión a nivel nacional detrás de los objetivos de cualquier política de financiamiento educacional, “que debiese poner en el centro a las personas antes que las instituciones”.

“Chile es el país de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) que más gasta en educación superior, entonces, la pregunta es si estamos gastando bien o no. Lo digo por la política en general de financiamiento”, agrega.

Palacios explica que “la masificación de la educación superior en Chile es más rápida de lo que la estructura ocupacional puede absorber” y “esto se asocia en parte a que el sistema no tiene una visión conjunta de un plan de desarrollo para el país. No existe articulación entre la masificación de la educación superior y el aumento de la productividad del país. Y esa es la razón por la cual no vemos mejoramiento de la productividad del país, pese a que muchas más personas estudian en la educación superior”.

Por tanto, señala el ingeniero comercial, a partir del estudio “nosotros concluimos que se debe reorganizar el financiamiento para que la educación superior esté al servicio del desarrollo del país, realmente”.

Otro hallazgo confirma que “siempre es mejor continuar estudiando versus no hacerlo, y como tal, la ESTP es una alternativa real que permite transformar, en un corto período, las condiciones materiales de existencia de miles de personas”. Y que, sobre todo en el corto y mediano plazo -a diferencia de las universidades-, la educación técnico-profesional “genera mejores beneficios versus insertarse en el mercado laboral una vez terminada la educación media”.

También concluye que en las áreas de servicios, agricultura-silvicultura-pesca-veterinaria e ingeniería-industria-construcción las instituciones de educación superior técnico-profesionales (IES TP) forman a una mayor proporción de personas de PGES. Por ejemplo, el 69% de los titulados de PGES vinculados a la ingeniería e industrias lo hicieron en IES TP. Por otra parte, se observa que las áreas ligadas a la ciencia (99%) y educación (62,8%) están mayormente asociadas a universidades.