FMI apunta que el mundo enfrenta la peor crisis alimentaria en más de una década

Dado el riesgo del aumento de la pobreza y la reducción del crecimiento, la organización está tramitando la aprobación de un mecanismo para paliar la inseguridad alimentaria.


El mundo está enfrentando una crisis alimentaria al menos tan grave como la que experimentó hace más de una década, y la inseguridad alimentaria está a punto de empeorar, advirtió el Fondo Monetario Internacional (FMI), instando a una estrategia decisiva y coordinada.

Aunque los precios de los alimentos han disminuido en los últimos meses, es probable que la inseguridad alimentaria empeore debido a múltiples factores, como los cuellos de botella en el suministro, las complicaciones para los cultivos de Ucrania y los altos precios de los fertilizantes y la energía, señaló este jueves el FMI en un informe.

Esta crisis alimentaria es, al menos, equivalente a la que se observó en 2007 y 2008, que ocasionó una grave escasez de alimentos y muchas muertes, y provocó disturbios sociales y políticos, indicó la entidad.

Se han identificado 48 países como los más afectados por la crisis debido a importantes presiones en la balanza de pagos y una inseguridad alimentaria aguda. La región del Sahel y otras partes del África subsahariana son las que enfrentan el peor panorama. Además de la magnitud del sufrimiento, los costos para sus economías ascienden a miles de millones, dijo la organización con sede en Washington.

Según advierten para los países en cuestión, vendrá un cambio repentino en los precios mundiales de los alimentos y los fertilizantes, lo que significará que el costo adicional para las facturas de importación este año y el próximo será de casi US$9.000 millones.

El análisis además plantea que se necesitarán entre US$ 5.000 millones y US$ 7.000 millones adicionales en desembolsos presupuestarios para proteger a los hogares vulnerables.

También, se requerirá de alrededor de US$ 50.000 millones para erradicar la inseguridad alimentaria aguda para 2022. A más largo plazo, la inseguridad alimentaria crónica y la incidencia de desnutrición aumentarán significativamente el costo.

“Los efectos combinados del aumento del precio de los alimentos y la energía y las restricciones en el suministro no solo reducen el nivel de vida, sino que también pueden aumentar la pobreza y reducir el crecimiento a largo plazo, lo que podría avivar el malestar social y la migración a gran escala”, según los autores del informe, entre ellos, Björn Rother, Sebastián Sosa, Lukas Kohler y Gaelle Pierre.

Un panorama altamente incierto, la disminución de las reservas de alimentos y las perspectivas negativas para el arroz también afectarán los mercados, señalaron. Eso se suma a los impactos climáticos, los conflictos y la pandemia de Covid-19, todo lo cual ha conducido a una creciente inseguridad alimentaria en los últimos cinco años.

El Fondo está considerando actualmente la introducción de una llamada ventana de crisis alimentaria. El nuevo mecanismo para países afectados por crisis alimentarias estaría disponible durante 12 meses después de su aprobación. La directora gerente, Kristalina Georgieva, dijo la semana pasada que “no había duda” de que el directorio del FMI pronto lo aprobaría.

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