Dos millones de espectadores en un par de semanas. Es el saldo de Dulce familia, una de las mayores apuestas comerciales del cine mexicano de 2019, con un reparto liderado por Florinda Meza -en su primer rol en la pantalla grande en tres décadas, una suerte de resurrección- y otras figuras de la primera línea de la industria latina, como Fernanda Castillo y Vadhir Derbez.

Aunque en general para el medio de ese país haya pasado desapercibido, la comedia es al mismo tiempo la última película que Nicolás López dirigió antes de que revista Sábado publicara en junio del año pasado los reportajes que revelaban casos de abuso y acoso sexual que lo llevaron a la justicia y, a su vez, hicieron que su carrera se interrumpiera por un tiempo indefinido.

El realizador fue formalizado en abril por los presuntos delitos de violación y abuso sexual, quedando con arraigo nacional, firma mensual y prohibición de acercarse a denunciantes. Pese a ello, ha seguido vinculado de alguna manera al cine, preparando guiones y viendo a distancia el suceso de Dulce familia, cinta en que su nombre aparece en pantalla sobre el final en los créditos, bajo los roles de dirección, idea original y guión.

Por lo mismo, y ante el estreno del pasado 10 de mayo en cines mexicanos -en alrededor de 1.400 pantallas-, lo normal hubiera sido que asistiera a la avant premiere y que realizara la campaña de promoción junto al elenco. Pero el no poder salir del país por orden judicial hizo que el protagonismo se concentrara en los actores (Paz Bascuñán entre ellos), en un proyecto totalmente gestado para el mercado mexicano y realizado con productores de ese país, pese a que se grabó en Chile y sumó a Luciano Cruz-Coke, Boris Quercia y Ariel Levy.

El director de Qué pena tu vida escribió la historia junto a su colaborador de años, Guillermo Amoedo y la guionista de Machos, Coca Gómez: una trama centrada en el sobrepeso, las dietas y la familia que ha generado críticas mixtas en la prensa.

La cercanía de López con el mercado mexicano viene desde hace un lustro, cuando junto a su exsocio en la productora Sobras, Miguel Asensio, lograron concretar un acuerdo con la compañía BH5, con la que realizaron desde Sin filtro (2016) a Ya veremos, un drama familiar que en 2018 se convirtió en el título mexicano más taquillero del año, con 4,1 millones de entradas vendidas. Meses antes el remake de Sin filtro -Una mujer sin filtro- totalizó 2,1 millones.

Ante el volumen del mercado azteca y los problemas judiciales que enfrenta en Chile, hoy México se ha convertido en una suerte de refugio para el futuro laboral del chileno. Sus iniciativas siguen rindiendo y en los medios no hay mayores huellas de su coyuntura personal.

Por otro lado, hoy está escribiendo guiones, futuras películas que pretende filmar en algún momento. Serían las sucesoras de Dulce familia, donde estuvo implicado en la postproducción, aunque no a tiempo completo.

Ya sin el realizador de Promedio rojo formalmente como socio, Asensio mantiene el vínculo con BH5 a través de Tiki, su nueva productora. Bajo esa relación se estrenó Dulce familia y se prepara el rodaje de La isla de las muñecas, un thriller de terror dirigido por Boris Quercia que apunta al mismo mercado. También es una posibilidad que tome el mismo rumbo el proyecto Perra vida, dirigido por Felipe Braun, que cambiaría y tendría actores mexicanos.

En Chile no hay planes de parte de Asensio de continuar realizando filmes, y el único estreno pendiente es Los hombres no lloran, el remake local de Hazlo como hombre que dirige Gabriela Sobarzo. Cuenta con Marcial Tagle y Quercia y llegará en 2020. Una vez terminado el paso de Dulce familia por los cines mexicanos, vendrá el debut en EE.UU., y luego estará disponible en una plataforma de streaming.

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