Hoy es un día importante en la carrera musical del fallecido Zalo Reyes. Ya han pasado 37 años desde que cantó por primera vez, en 1985, la canción “Un ramito de violetas” en el extinto programa televisivo Mediomundo, del Canal 13. En ese entonces, Zalo Reyes ya había publicado cuatro discos de estudio y se había presentado exitosamente en el Festival de Viña de 1983.

Pero la historia de ese sencillo había nacido hace más de una década.

“Un ramito de violetas” fue originalmente una una canción publicada por la cantante española Cecilia —seudónimo de Evangelina Sobredo Galanes— en 1974, un sencillo que adelantó el álbum homónimo (1975) de la artista, el tercer y último disco de estudio en su carrera.

La artista nació en 1948. Su padre era diplomático y, por lo tanto, pasó su infancia en Inglatera, Estados Unidos, Portugal y Jordania. Solo regresó a España en 1969, teniendo al inglés como su primer idioma. Esa influencia multicultural permitió que musicalmente se viera marcada por artistas como Bob Dylan, Joan Baez, Simon & Garfunkel y The Beatles. Los tres discos que publicó contenían sencillos que han perdurado hasta hoy, como “Dama dama”, “Mi querida España”, “Un millón de muertos” y, por supuesto, “Un ramito de violetas”.

Al ser lanzada, la canción sorprendió tanto a la prensa como al público. Hasta ese momento, las letras de Cecilia habían tendido a ser críticas con la sociedad burguesa de España y con la dictadura de Francisco Franco. “Un ramito de violetas” dio un giro importante: una balada de amor sobre un matrimonio que transcurre en la monotonía, salvo por los ramitos de violeta que le envía un desconocido a ella, cada 9 de noviembre.

No dice nada porque lo sabe todo

Originalmente la canción fue un cuento. Cecilia también escribía narrativa y ella, autoexigente, al no quedar conforme con ese relato breve, lo desechó. Rompió el escrito. Pero la idea permaneció en su cabeza: la mujer que recibe las cartas y flores de un extraño, mientras su marido, aparentemente, no sospecha nada.

Decidió transformar el relato en un poema, convirtiéndose en la génesis de la posterior canción.

“Una ramito de flores” cuenta una historia de profunda tristeza, que sigue una estructura clásica de presentación, nudo y desenlace, un final que es sorpresivo y, al mismo tiempo, es difícil determinar si es alegre o no.

Cecilia

La protagonista de la canción “era feliz en su matrimonio/ aunque su marido era el mismo demonio”. Pareciera que lo único que sostiene el bienestar de esa relación son las poéticas cartas y las flores que le envía un hombre que no sabe quién es.

“Quien cada nueve de noviembre/ como siempre sin tarjeta/ le mandaba un ramito de violetas”.

Las fantasías de ella se desataban al imaginarse cómo sería ese desconocido:

“Sería un hombre más bien de pelo cano/ sonrisa abierta y ternura en las manos”. Así pasaban sus días, con las imágenes que inventaba de ese sujeto lleno de ternura. Para ella no era tan importante saber quién era; le gustaba la sensación de sentirse querida ante la indiferencia de su esposo.

Mientras tanto, su marido la observaba, intentaba descifrar cuáles eran los pensamientos que pasaban por la cabeza de su mujer. Aunque pareciera que él solo fingía: "No dice nada porque lo sabe todo/ sabe que es feliz, así de cualquier modo

porque él es quien le escribe versos/ él, su amante, su amor secreto". La revelación final pareciera cerrar una historia que, en realidad, se abre por completo: ¿por qué su propio marido le escribía esas cartas anónimas?

Todo dependerá de la interpretación que le dé cada persona.

Zalo Reyes

Un adiós prematuro

En la composición musical, un piano y una guitarra acompañan suavemente la voz dulce de la cantautora española, entregando un aura melancólica a la versión original de esta canción.

El sencillo se convirtió en un éxito rotundo tanto en España como en Latinoamérica. Con el paso de los años, surgieron más de una decena de reversiones de “Un ramito de violetas”. Su compatriota español, en 1981, el cantante Manzanita lanzó su interpretación del tema. En la década de los 90, Víctor Manuel y Pablo Milanés la incorporaron en una gira conjunta. En Israel, el cantautor David Broza, en su frecuente diálogo con la música española, la versionó en hebreo con el título de “Sigaliot”. Natalia Oreiro la cantó en Uruguay y en Italia la interpretó ‪Gian Franco.

La versión en Chile de Zalo Reyes vino en 1985. Le dio un ritmo más intenso y veloz que su versión original. Y así se terminó de enraizar “Un ramito de violetas” en la memoria de un país, permitiendo recordar que, cada año, algo tienen de especial los 9 de noviembre.

Con solo veintisiete años, Cecilia murió el 2 de agosto de 1976, meses después de publicar su último álbum, Un ramito de violetas. El suceso vino temprano en la mañana, tras un accidente de tráfico en la provincia de Zamora. La cantautora venía de regreso del que sería el último concierto de su vida. Según relató El País, en sus últimas declaraciones a la prensa, ella dijo: “Este ha sido uno de los shows más bonitos de mi vida”.