En su mayoría, los hombres son de manos gruesas. Se hicieron a base de rigor, esfuerzo físico y sin quejarse cuando les tocó duro. Eso sí, ahora se emocionan cuando repasan cómo llegaron donde están. Ellas son mujeres que, por la época que les tocó vivir, sus aspiraciones fueron limitadas: algunas habrían tomado otras decisiones, pensado más en ellas mismas, pero entendieron que su rol era fijar su vida en su familia. Ya lo sabíamos y ahora lo confirmamos: cuando el matrimonio es feliz la vida mejora.

De estos adultos mayores ahora sabemos que la experiencia es la vara que mide su éxito: lo que hicieron, dónde llegaron, qué lograron; el talento, en esa mirada, es secundario. Tomaron nota de que no hay que darles tantas vueltas a las cosas, que hay que filtrar, dejar pasar y, de esa manera, calibrar cada emoción en su justa medida. Algunos lograron visualizar su vida en fases y pudieron cerrar capítulos y ser más felices con la suma de ellos.

No todos pudieron optar en la vida: algunos siguieron sólo el camino que les tocó imponiéndose como objetivo salir adelante. Están divididos en cuanto a los riesgos: la mitad dice que debió ser más osado. Acá están sus lecciones.

LECCION 1: Hay que hacerle caso a la cabeza también

Me hubiera gustado que mi esposo fuera cariñoso y haber viajado con él. Yo siempre salía con mis dos hijos sola. Lo conocí a los 15 años. El tenía 16 años y se iba solo a las quintas de recreo de Tobalaba. Allá bailaba, tomaba y fumaba. Yo sabía cómo era, pero estaba muy enamorada de él. Lo conocí en el barrio en Ñuñoa, en el pasaje Graciela, por la calle Hamburgo. Mi mamá tenía un negocito de bebidas y yo lo atendía. Lo veía pasar todos los días en bicicleta. Así me gustó. Para conquistarlo, cuando veía que venía me entraba, no me quedaba viéndolo como las otras niñas. Una amiga me aconsejó que hiciera eso y me resultó. Pololeamos cinco años, me casé a los 20 años y me separé a los 28. No debí casarme con él… pensar más con la cabeza que con el corazón. Hay que hacerle caso a la cabeza también. Yo no veía los defectos de él. El murió hace muchos años de un infarto. Y no tengo ningún recuerdo bonito de él. Me duele por mis hijos. Dos años después conocí a José Luis. Con él lo pensé mejor y me preocupé de no caer en el mismo error. Era una muy buena persona. Tuvimos tres hijos. (Lidia Zúñiga, 88 años)

LECCION 2: Cuando hay esfuerzo, la vida es sin llorar

Mi madre se murió cuando yo tenía cinco años y no tengo ningún recuerdo de ella. Cuando ya fui mayor pensé que me había hecho falta, pero las cosas se dieron así y uno tiene que afrontarlas. Nunca fui una persona que se sienta a lamentarse de las cosas que pudieron haber sido y no fueron. Y me pasó en varias etapas de la vida. Siempre me las arreglé y tuve claro dónde quería llegar: salir del círculo de pobreza. A los nueve años a la tía que vivía conmigo le dio tuberculosis y quedé solo. Empecé a trabajar en un laboratorio clínico después del colegio. También hacía el aseo en una librería. La señora y el dueño me daban el almuerzo a cambio de que les hiciera unos mandados. En la década del 40 o 50, la palabra universidad no existía. Menos en mis condiciones. Uno buscaba salir adelante nomás, tener una profesión lo antes posible. Como ve, en mi vida no tuve opciones para elegir y no me lamento por eso. Al final igual llegué donde quería, entonces no veo motivo para lamentarse. Quería formar una familia fuera de ese círculo y que tuvieran las opciones que yo no tuve. Sin el apoyo de mi mujer habría sido imposible. (Héctor Cisterna, 77 años)

LECCION 3:

-"Enamorarme y casarme con ella".
-"Enamorarme de mi esposa, hace 53 años".
-"Enamorarme fuertemente".


El matrimonio es uno de los hitos que más marcan la vida de las personas. Al analizar las 300 entrevistas, quienes tuvieron o tienen un matrimonio feliz, eran capaces de traspasar esa felicidad al relato de toda su vida.

LECCION 4: Perdonar

Tengo tres hijos y los tres se han separado. En cambio, con mi marido llevamos 48 años casados. Yo soy católica y siempre tuve la idea de que una se casaba para toda la vida. Por eso me dolió mucho lo de ellos. Además, yo nunca les hablé de problemas en el matrimonio porque a mí las cosas se me dieron fáciles, tal vez por mi carácter o porque me encontré con una persona que tenía mis mismos valores. Cuando una es católica, piensa que todos los problemas se pueden superar. Mire, yo tuve un conflicto con mi marido porque cuando los niños eran chicos se "avivó" por ahí. Noté que no tenía una actitud muy de compañero, que se me estaba alejando y descubrí que tuvo un episodio corto con otra persona. Cuando me di cuenta dije qué hago: me separo, termino todo… Pero pensé: cómo iba a dejar a mis hijos sin padre por un dolor que uno tiene. Mi marido era muy buen padre, buen marido y lo encontraba noble de sentimientos. Entonces, hablamos y nos arreglamos. Hice lo correcto por mi matrimonio, por mi familia y por todos los años que vinieron, que fueron muy buenos. Cuando uno tiene un matrimonio estable y suceden pequeñas cosas en relación a la base que uno tiene, pienso que hay que perdonar. El ha sido mi mejor compañero en la vida. (Ada, 77 años)

LECCION 5:

-"Haber trabajado 40 años sin parar".
-"La empresa que logré de la nada".
-"Cuando recibí el título de enfermera".


La experiencia, y no el talento, es lo que prima en los relatos de los adultos mayores. Es la perseverancia y el trabajo continuo lo que más mencionan y valoran al momento del balance.

LECCION 6:

-"Que no vale la pena perder el tiempo rumiando sobre lo que le haya sucedido a uno en el pasado".
-"Lo que pasó, pasó".


Un alto porcentaje de las personas encuestadas dice que aprendió a dimensionar los problemas. Olvidar, dejar de dar vueltas sobre un asunto, es la clave que mencionan para superar los hechos negativos.

LECCION 7: Hacer lo que a uno le gusta

Ahora tengo más libertad para elegir. Estoy haciendo dos cursos en la Católica, uno de sicología y el de teología. Quiero viajar. Me voy a isla de Pascua a fines de mayo. Ya fui al norte con una amiga y llegamos hasta Bolivia. Pero ahora quiero ir a San Pedro de Atacama. Tengo una fantasía con el Valle de la Luna, con la cercanía con las estrellas y el universo. Dicen que allá casi tocas las estrellas.

Quiero seguir aprendiendo lo más que pueda. Aprender a ser mejor persona. Tener una mejor relación con la gente. Quiero ir a leer a los enfermos.

¿Lo más egoísta? Hacer lo que me da la gana. En este minuto me sería difícil tener una relación de pareja. Hago lo que me gusta y no estoy para hacer concesiones. Quiero hacer cosas para otras personas, pero como chiste digo: ¿marido? Ok, pero puertas afuera. No estoy para calentarle el plato a un hombre a esta altura de mi vida.

Tuve que cumplir 60 años para proponerme hacer cosas por mí y para mí. Antes trabajaba ocho horas diarias. Terminaba reventada. Antes uno ni visualizaba esta posibilidad. Ojalá uno pudiera proponérselo mucho antes. (Helvecia Palou, 65 años)

LECCION 8: Los años quitan el miedo a la muerte

Voy a cumplir 90 años y todas las noches pienso si voy a despertar la mañana siguiente. Cuando despierto digo "menos mal". He tenido cinco infartos. Uno de mis yernos que es médico me dice que me queda mucho tiempo. Y no puedo morirme antes que llegue mi hija que vive en Cuba. La echo mucho de menos. Me gustaría ir a verla pero el doctor no me deja. No quiero que me hagan vivir con tubos y cosas, quiero morirme tranquila en mi cama. Quiero morirme a la antigua, como mi abuelo, de un infarto. Es una muerte elegante. Mientras más edad, menos miedo le tiene uno a la muerte. Tal vez porque uno se da cuenta que el cuerpito que tenemos ya no da para más y está muy cansado. (María Eugenia Arriagada, 89 años)

LECCION 9: Evitar descalificaciones

Me casé con una mujer buena. Ella llegó a los 13 años al barrio, en Villaseca con Simón Bolívar. Yo tenía 17, pero no la inflaba, si era una cabra chica. Me fui de ahí, pasaron unos cuatro años y me la encontré en una micro. Estaba cambiada totalmente, ya estaba más mujercita. Ahí empezamos a visitarnos. Pololeamos seis años. En diciembre vamos a cumplir 50 años de casados.

Ella es trabajadora, seria y cooperadora. Ahora es difícil encontrar una mujer así, ¿o no? No le digo que la quiero, pero se lo demuestro portándome bien, cooperando en la casa y no peleando con ella. Nos hemos avenido bien. No sé si hay secretos para no pelear, pero creo que hay que evitar las descalificaciones. Cuando ella no se porta bien, en vez de discutir y armar una cosa que puede terminar así (abre los brazos), es mejor ir a caminar. Después, cuando estamos en la buena, conversamos. Perdiéndose el respeto es mejor separarse. (Herman Fabres, 74 años)

LECCION 10: No ver el final del camino

Sigo creyendo que puedo hacer lo mismo que hacía antes. Por eso sigo trabajando. No puedo quedarme sentado viendo televisión. ¿Ve el mueble que está afuera? Lo rehice entero. Vivo en función de hacer cosas, de ser útil. Hago las cosas porque me gusta y porque sé hacerlas, me entretiene y me siento capaz. Yo creo que represento menos edad. Tengo 86 años, pero por las cosas que hago debería tener unos 60… o 50. Pienso vivir unos años más. A la edad que uno tiene cualquier cosa puede fallarle, pero no veo el final del camino. (Héctor, 86 años)

LECCION 11:

"Tomando whisky".
"Pensando en que vendrán los buenos momentos".
"Con fe".
"Viviendo… el tiempo borra todo".


La fórmula para superar los malos momentos está compuesta por muchas estrategias. Lo que sí, la mayoría de los 300 consultados considera que siempre salió adelante y que aprendió del error.

LECCION 12:

"Siempre había algo que hacer por otros, me habría gustado ver exposiciones, salir a dar una vuelta, nada específico. Pero yo decidí dedicarme a las cosas que consideraba importantes, la familia, y no me arrepiento".

El 85% está tranquilo. Equivocado o no, sienten que tomaron la decisión correcta.

LECCION 13: Dividir la vida en capítulos

La vida se puede visualizar por capítulos. Yo tengo claros los míos. La juventud, los estudios, el trabajo -que fue bastante largo-. Y junto con el trabajo, la familia. La política también, que se aprende desde joven. A mí la política me aclaró bien la vida porque todo está relacionado con política: el bienestar de la gente, el trabajo. El capítulo más difícil fue cuando me echaron en 1980. Tenía la sensación de estar haciendo las cosas bien, pero me cortaron la vida. Iba camino a la jefatura. Yo tasé toda la Gran Avenida cuando se iba a hacer el metro y pagaba lo que yo creía justo.

Soy capaz de visualizar esos capítulos. Y eso me da ánimo y me da fuerzas porque hago una retrospección y me doy cuenta de que los obstáculos se pueden superar. Todos. (Héctor, 86 años)

LECCION 14: Que los hijos no hagan lo que quieran

Mi hija dice que no he sido una buena madre porque fui muy exigente con ella. Pero yo pienso que sí fui una buena madre porque me preocupé mucho por mis hijos. Sobre todo de mi hijo, que era el colmo de flojo. Me decía que le costaba leer y lo tuve que llevar al oculista. El doctor me dijo que mi hijo no tenía buena vista… la tenía excelente. Yo le leía las lecciones casi hasta que entró a la universidad. Ahí le dije "de ahora en adelante tú vas a estudiar".

En esos tiempos una era muy recta con los hijos, no como ahora, que los hijos hacen lo que quieren. Ella dice que yo fui muy estricta en todo: horas de salir, amistades que tenía… como eran mis papás conmigo. Cuando yo era jovencita, íbamos al Centro Vasco de Valparaíso a bailar y se ponía un grupo de señoras a mirar. Y si un joven la sacaba 4 o 5 veces, una de las señoras nos llamaba la atención: ese joven te ha sacado 5 o 6 veces… ¡cuidadito! Yo era con mis hijos como mis padres eran conmigo. Pienso que eso les sirvió en la vida. Les dio directrices. El ahora trabaja en un banco. Ella es profesora. Estoy muy orgullosa de dónde llegaron. (María del Rosario San Juan, 84 años)

LECCION 15: Basta un llamado

Crié a mis hermanos hasta los 13 años cuando me vine a Santiago. Teníamos una madrastra ahí nomás. Cuando ellos se vinieron cooperé con mi mamá para que pudieran terminar su cuarto medio acá. Después eligieron profesiones no muy buenas. Entonces, los metí en el taller donde trabajaba. A uno lo dejé en mi puesto y me fui a otro lado. El patrón me estimaba mucho y sabía que mi hermano era de confianza. Los dos aprendieron muy rápido porque eran muy trabajadores. Siempre traté de guiarlos: que fueran sanos o que no tuvieran malas juntas. Pero no somos tan unidos. Ellos han sido un poco desatentos. No nos decimos que nos queremos, porque no somos de decir eso. Somos medio abrutados. Pero con todo lo que hemos pasado se deberían haber dado cuenta de que es así. A veces me llaman por teléfono y hablamos cariñosamente. (Herman Fabres, 74 años)

LECCION 16: No es lo mismo sola

Enviudé hace un año y medio y estoy viviendo sola. Es un cambio radical porque hay que empezar a vivir de nuevo, pero ya no estoy en edad de empezar a vivir a los 79 años. ¿Qué echo de menos? Llegar a la casa y que siempre hubiera alguien. Abrías la puerta y te hablaban. Las murallas no te hablan. No es lo mismo sola. La vida es mejor estando acompañada. Es que la vida no es de a uno, es de a dos.

Vivir sola es como un exilio del mundo. Yo me las trato de arreglar: voy a jugar naipes con una amiga o lo que compraba de una vez lo compro en tres salidas. Lo hago para tener entretención. A mí me gusta ver películas, pero las películas tú las comentas con alguien, entonces, trato de invitar amigas. Pero la gente de mi edad ya no sale a cierta hora. (Miriam de la Jara, 79 años)

LECCION 17:

"Que la vida sigue".
"Que nada es tan difícil".
"No dejar nunca de luchar".
"Pensar que podría haber sido peor".


La mayoría, también, de los que se declararon felices, mostró más resiliencia, esa capacidad para sobreponerse y salir adelante a pesar de que "la vida es dura".


Colaboraron en este reportaje
Programa Adulto Mayor de la Pontificia Universidad Católica
SeniorMas de Golden Senior
Departamento del Adulto Mayor, Providencia
Departamento del Adulto Mayor, Las Condes
Programa del Adulto Mayor, Vitacura
Departamento del Adulto Mayor y la Mujer, Ñuñoa